Letra y música: Jorge Meneses.
Intérprete: Lucerna Diogenis.
Disco: Nube.
Intérprete: Lucerna Diogenis.
Disco: Nube.
Suley,
mi mar se posa en ti,
arrastrando las orillas
de la noche.
Suley,
tu voz, en su fluir,
desgarra los insomnios
de mi alma.
Suley,
tu risa de cristal
alisa los despegues
de mi ansia.
Suley,
tu fuga en mi mirar,
desgaja los encierros
de mi mente.
Suley, Suley,
¿por qué no existes más que en mi sed?
Suley,
¿por qué no existes más que en mi sed?
Suley, Suley, Suley,
Suley, Suley…
mi mar se posa en ti,
arrastrando las orillas
de la noche.
Suley,
tu voz, en su fluir,
desgarra los insomnios
de mi alma.
Suley,
tu risa de cristal
alisa los despegues
de mi ansia.
Suley,
tu fuga en mi mirar,
desgaja los encierros
de mi mente.
Suley, Suley,
¿por qué no existes más que en mi sed?
Suley,
¿por qué no existes más que en mi sed?
Suley, Suley, Suley,
Suley, Suley…
El rock mexicano tiende a las letras medianas y largas, intenta poco una canción que se asemeje al poema breve. El ejemplo más evidente es León Chávez Teixeiro, que intenta abarcar todos los elementos del contexto de los personajes o de la trama, como ya vimos al revisar Cipriano Hernández Martínez y La mujer (se va la vida, compañera), canciones que, como también ya mencionamos, recuerdan el estilo de Robbe-Grillet, de detalle al máximo, para algunos un estilo exasperante. Los ejemplos de letras breves son escasos en el rock en general, no sólo en México. Quizá Crosby, Stills & Nash es el grupo que mejores resultados obtuvo. En México, está la rola Canciomínima Nº 1 de Armando Rosas y La Camerata Rupestre, pero ya desde su título podemos ver que se resalta su condición excepcional. El título de esta canción se relaciona con los peomínimos de Efraín Huerta. Y justo habría que decir que la literatura mexicana sí ha probado la brevedad como recurso estilístico. Un ejemplo serían los hai-kú de José Juan Tablada, pero también varios poemas en prosa de Juan José Arreola, Gilberto Owen y Julio Torri, las fábulas y cuentos de Augusto Monterroso (entre ellos el que se considera más breve de la historia, El dinosaurio), relatos de José Emilio Pacheco, etc. Por ello, es raro que el rock no haya recibido esa influencia.
Pero otro caso de canción breve en su letra es Suley Imaginaria de Lucerna Diogenis. En cuatro estrofas pequeñas, de imágenes apretadas, Lucerna desarrolla una canción de amor, aparentemente tradicional. Poética, pero tradicional. Sin embargo, en las líneas finales se trastoca todo, a la manera de Eclipse de Pink Floyd, pues todo lo que habíamos creído entender cambia, y sabemos entonces que esa mujer única, casi milagrosa en su poderío, en su cura del alma, ideal, en realidad no existe más que en la imaginación, en la necesidad. El título ya lo menciona; sin embargo, el tiempo que toma la interpretación de esas estrofas más bien misteriosas hace que uno lo deje de lado, y la sorpresa igual se logra. La canción recuerda la novela El caballero inexistente de Ítalo Calvino, pero sobre todo la canción Para una imaginaria María del Carmen de Noel Nicola. Sin embargo, la diferencia es que la esperanza, la fe absoluta de la canción de trova, no se mantiene en esta pieza de rock progresivo. Aquí sucede lo contrario: la pregunta final, casi imprecación, parece nacida del convencimiento de esa imposibilidad, que esa mujer-salvación simplemente no puede existir, no es terrenal. ¿La consecuencia de esto?: puro dolor, como lo expresa tan certeramente el desgarro final de la voz. La letra de Suley Imaginaria casi se limita al uso de la metáfora, además de su melliza: la prosopopeya. Esto hace que la letra parezca altamente influida por el Ultraísmo de Borges, Guillermo de Torre y otros poetas, que exponía esa figura retórica como la única realmente válida. Dichas metáforas, aparentemente sencillas, requieren un cierto esfuerzo para su comprensión total. La brevedad de la letra parece decidida, porque bastan esos ejemplos para entender el significado de una mujer así, el gran hallazgo de su presencia. El golpe que implica entender después que es sólo imaginaria, es el mismo del compositor. Por lo tanto, esto implica un indiscutible mérito formal. Así, este canto a la mujer imposible no se centra en la descripción de sus méritos —de ahí su brevedad—, sino en la de la fuerte necesidad de que exista, la falta de resignación, la frustración absoluta.
Pero además de todo lo anterior, la música de Suley Imaginaria tiene una relevancia todavía mayor, porque ésta sí que no es breve; al contrario, es quizá la pieza más experimental y progresiva que ha grabado Lucerna Diogenis, llena de detalles interesantes, como la introducción atmosférica del sintetizador, que recuerda Shine on you crazy diamond de Pink Floyd, o el paso a la melodía de guitarra electroacústica sola, arpegiada, que recuerda un poco la manera de Stairway to heaven de Led Zeppelin, y que una guitarra adicional, también electroacústica, poco a poco va adornando, para después reventar en un arreglo eléctrico, con un solo intenso. Esta estructura se repite, en un vaivén rítmico y emocional, hasta que se queda en un solo de requinto poderoso. Y ahí viene una coda en escalada descendente y ascendente de regreso, hipnótica, que recuerda Echoes de Pink Floyd, pero sobre todo una figura de The phantom of opera de Andrew Lloyd Weber, pero con sonidos progresivos de estudio al fondo, algunos no muy perceptibles. La voz de Jorge Meneses (se supone, al ser el compositor de la rola, aunque no se especifica en el disco) alcanza niveles muy notables de potencia y garra, además del complicado agudo final, al estilo del Ted Neely de Jesus Christ Superstar, otra vez de Lloyd Weber, algo que además Lucerna Diogenis explora en otras canciones.
Por todo esto, Suley Imaginaria es una de las mejores canciones del rock progresivo mexicano. Es decir, de las que tienen letra y música, porque en México el progresivo curiosamente se ha centrado mucho en lo instrumental.
Pero otro caso de canción breve en su letra es Suley Imaginaria de Lucerna Diogenis. En cuatro estrofas pequeñas, de imágenes apretadas, Lucerna desarrolla una canción de amor, aparentemente tradicional. Poética, pero tradicional. Sin embargo, en las líneas finales se trastoca todo, a la manera de Eclipse de Pink Floyd, pues todo lo que habíamos creído entender cambia, y sabemos entonces que esa mujer única, casi milagrosa en su poderío, en su cura del alma, ideal, en realidad no existe más que en la imaginación, en la necesidad. El título ya lo menciona; sin embargo, el tiempo que toma la interpretación de esas estrofas más bien misteriosas hace que uno lo deje de lado, y la sorpresa igual se logra. La canción recuerda la novela El caballero inexistente de Ítalo Calvino, pero sobre todo la canción Para una imaginaria María del Carmen de Noel Nicola. Sin embargo, la diferencia es que la esperanza, la fe absoluta de la canción de trova, no se mantiene en esta pieza de rock progresivo. Aquí sucede lo contrario: la pregunta final, casi imprecación, parece nacida del convencimiento de esa imposibilidad, que esa mujer-salvación simplemente no puede existir, no es terrenal. ¿La consecuencia de esto?: puro dolor, como lo expresa tan certeramente el desgarro final de la voz. La letra de Suley Imaginaria casi se limita al uso de la metáfora, además de su melliza: la prosopopeya. Esto hace que la letra parezca altamente influida por el Ultraísmo de Borges, Guillermo de Torre y otros poetas, que exponía esa figura retórica como la única realmente válida. Dichas metáforas, aparentemente sencillas, requieren un cierto esfuerzo para su comprensión total. La brevedad de la letra parece decidida, porque bastan esos ejemplos para entender el significado de una mujer así, el gran hallazgo de su presencia. El golpe que implica entender después que es sólo imaginaria, es el mismo del compositor. Por lo tanto, esto implica un indiscutible mérito formal. Así, este canto a la mujer imposible no se centra en la descripción de sus méritos —de ahí su brevedad—, sino en la de la fuerte necesidad de que exista, la falta de resignación, la frustración absoluta.
Pero además de todo lo anterior, la música de Suley Imaginaria tiene una relevancia todavía mayor, porque ésta sí que no es breve; al contrario, es quizá la pieza más experimental y progresiva que ha grabado Lucerna Diogenis, llena de detalles interesantes, como la introducción atmosférica del sintetizador, que recuerda Shine on you crazy diamond de Pink Floyd, o el paso a la melodía de guitarra electroacústica sola, arpegiada, que recuerda un poco la manera de Stairway to heaven de Led Zeppelin, y que una guitarra adicional, también electroacústica, poco a poco va adornando, para después reventar en un arreglo eléctrico, con un solo intenso. Esta estructura se repite, en un vaivén rítmico y emocional, hasta que se queda en un solo de requinto poderoso. Y ahí viene una coda en escalada descendente y ascendente de regreso, hipnótica, que recuerda Echoes de Pink Floyd, pero sobre todo una figura de The phantom of opera de Andrew Lloyd Weber, pero con sonidos progresivos de estudio al fondo, algunos no muy perceptibles. La voz de Jorge Meneses (se supone, al ser el compositor de la rola, aunque no se especifica en el disco) alcanza niveles muy notables de potencia y garra, además del complicado agudo final, al estilo del Ted Neely de Jesus Christ Superstar, otra vez de Lloyd Weber, algo que además Lucerna Diogenis explora en otras canciones.
Por todo esto, Suley Imaginaria es una de las mejores canciones del rock progresivo mexicano. Es decir, de las que tienen letra y música, porque en México el progresivo curiosamente se ha centrado mucho en lo instrumental.
ese es mi nombre leydy suley
ResponderEliminarFusil descarado de pink floyd (shine on your crazy diamond). A lo mejor en los creditos del disco aparece la aclaraciòn. Buena adaptaciòn en español de la rola en cuastiòn.
ResponderEliminarAnónimo segundo (supongo, por la fecha y estilo, que son dos personas diferentes; y a propósito, ojalá los anónimos puedan poner aunque sea un apodo, para diferenciarlos):
ResponderEliminarEl complejo tema de si se trata de fusiles o influencias ya lo toqué por ahí (creo que en los comentarios del post de "Triste canción"). En el caso de Lucerna, tanto por la diversidad de su obra tomando en cuenta este y sus otros discos, como por su búsqueda a través del tiempo, no comparto que sea fusil. Sí hay influencias, pero como se sabe eso es propio del progresivo mismo, y de hecho están señaladas en el post (y seguro hay otras). Para mí, por ejemplo, "Shine on you crazy diamond" influye sólo en la introducción, pero incluso más en cierta atmósfera que en armonías y otros aspectos del arreglo (no hay requinto, ni figura fija repetida, entre otras diferencias). Pero como siempre, son puntos de vista.
Lo que sí es que definitivamente no se trata de una adaptación al español de esa rola. Los cambios tonales, el estilo literario y el tema mismo son completamente diferentes.
Gracias (a ambos anónimos) por la visita y los comentarios.
Suley imaginaria es una pieza en la que las influencias son múltiples, unas conscientes y otras quién sabe qué tanto, pero en modo alguno son adaptaciones, covers, ni fusiles, eso lo digo con todo conocimiento de causa, Gerry Meneses de Lucerna DIOGENIS...
ResponderEliminarCoincido contigo, estimado Gerry. Llega un punto en la historia de la música, que pretender una pureza en las composiciones es vil ingenuidad, cuando no trampa... Creo que los conocimientos musicales y literarios sólidos dejan bien clara la diferencia entre influencias y fusiles, así que las buena o malas argumentaciones de ese juicio también dejan en claro el conocimiento de quienes las emiten...
ResponderEliminarUn abrazo.
Suley, Suley,
ResponderEliminar¿por qué no existes más que en mi sed?
Suley,
Uno de los efectos de fumar mota es precisamente una sed intensa, ¿habrà alguna relaciòn/alucìn/efecto?
No conocìa a este grupo, una gratìsima revelaciòn para mi. El bajo es poderosìsimo en todo el disco, me parece que buena parte del peso del grupo descansa en este instrumento.
Ismael Monroy
Muy buen apunte lo del bajo, estimado Ismael, y coincido contigo, sobre todo en el caso de "Quiero huir", en que su ejecución es muy atinada, poderosa. Lo que sí es que en este disco (igual que en el de "No lo encontrarás") todos los instrumentos los ejecuta una misma persona (incluyendo el bajo): Jorge Meneses, y su hermano Gerardo sólo hace voz en algunas rolas (en ambos discos actúan como dúo).
ResponderEliminarPor otra parte, no creo que lo de la sed vaya por ahí, sino que se trata de una metáfora que subraya la necesidad frustrada de esa mujer ideal, aunque en realidad uno nunca sabe. Lo pienso así porque, a diferencia de músicos como Roberto González, Botellita de jerez, obviamente Lora, etc., Lucerna Diogenis no ha hecho ninguna canción sobre los llamados "paraísos artificiales"...
En todo caso, una vez más celebro que estos espacios permitan que grupos y solistas poco conocidos lleguen a escuchas que sepan valorarlos. Como he dicho, eso solo ya valió el esfuerzo...
Muchos saludos.
hermosisima cancion, para esos que siempre estamos enamorados de los amores imposibles o de la musa que no llega, de lo que creemos ver y que es solo un espejismo. de nuevo gracias
ResponderEliminarNada que agradecer, amigo José, y de nuevo es un placer difundir grupos que no sean tan conocidos (aunque como ya he dicho por ahí, sólo sospecho que algunos no lo son, es difícil saberlo a ciencia cierta).
ResponderEliminarUn abrazo.