Música: Armando Rosas.
Intérprete: Armando Rosas y La Camerata Rupestre.
Disco: Tocata, fuga y apañón.
comió aserrín en carretera,
que el mal humor lo consumió,
que hizo buches de cerveza,
y una voz caguama juega
el balero en un rincón.
Y una frecuencia de novatos
maúlla rock toda la noche;
unicornio de humo es mi cigarro;
gatos en coche, por la noche.
Unicornio de humo es mi cigarro;
gatos en coche, por la noche.
Ella es delgada como un Dios,
un cisne blanco en la azotea,
velocidad en el cartón,
en un anuncio de cerveza,
y cuenta la balada que ella
conoce bien el amor.
Las colaboraciones entre los músicos de rock mexicano se dan mucho más como instrumentistas o en segundas voces que a la hora de componer. Así, está la colaboración de Cecilia Toussaint, Jaime López, Francisco Barrios El mastuerzo y Gerardo Aguilar de Mamá-Z con Trolebús, la de Eblén Macari y Jaime Moreno Villarreal con Arturo Meza, la de Betsy Pecanins con Guillermo Briseño, la de Briseño y Alejandro Lora de El Tri con Botellita de jerez, la de Fausto Arrellín de Qual con Lucerna Diogenis, la del mismo Arrellín, Jaime López, Juan Valdez y Nina Galindo con Rafael Catana, la de la misma Nina con Roberto González, la de Gerardo Enciso con Armando Palomas, la del grupo Tránsito con Carlos Arellano, además de todo el disco La jauría de este último con diversos músicos, como ya vimos, y un muy largo etcétera. Un caso emblemático de esto es la canción A Rodrigo (un aplauso al corazón) de Guillermo Briseño, lo más cercano a We are the world que ha dado el rock mexicano (pero mucho más artístico e inteligente, sin duda alguna), como homenaje a Rockdrigo tras el terremoto del 85, en la que paradójicamente colaboran más bien músicos de la trova y el Canto nuevo, como Tehua, Carlos Díaz Caíto, Eugenia León, Amparo Ochoa y Margie Bermejo, porque los rockeros que invitó (salvo Betsy Pecanins) nunca terminaron de acordar su colaboración, para el hartazgo de Briseño. Y también hay que mencionar los discos de homenaje, con versiones de diferentes músicos reconocidos a rolas de un mismo autor, como un par dedicados al mismo Rockdrigo (sobre todo A ver cuándo vas…, grabado por los rupestres), el reciente La chava de la Martín Carrera dedicado a León Chávez Teixeiro, Antes de que nos olviden dedicado a Caifanes, Tri… buto dedicado a El Tri, e incluso discos en que los rockeros pop homenajean a baladistas comerciales, como los dedicados a José José, Rigo Tovar y Juan Gabriel. Pero como dije, a nivel de la composición misma se ha dado poco la colaboración, en un medio un tanto dado a la grilla, la zancadilla y los resentimientos. Entre los pocos casos sobresalen ¡Ay, mis hijos!, compuesta por Jaime Moreno Villarreal, Guillermo Briseño y Alejandro Lora, la ya revisada Violencia, drogas y sexo de los dos últimos, El botellazo de los dos primeros, La soga de Roberto González y Jaime López, De carne y hueso del mismo López y Emilia Almazán, además del trabajo entre hermanos de Lucerna Diogenis y Mamá-Z, y el más grupal, en bandas como Tierra baldía, MCC, Real de Catorce y Botellita de jerez.
Pero una de las colaboraciones más interesantes se ha dado entre Rafael Catana y Armando Rosas. Más que trabajar juntos, Rosas ha musicalizado letras que Catana le ha dado para ello. Y entre los resultados están Quizás y Mi más viejo amor. Pero sin duda la mejor canción escrita entre ambos es Cisne. Esta letra de Rafael Catana es un auténtico poema de altos vuelos, en el que sobresale el extraordinario manejo de la elipsis, y el consiguiente control de las alusiones y los distractores. Desde la primera línea, la mezcla cuidadísima de elementos opacos y claros llevan al que lee la letra por un sendero de imágenes desafiantes y modernas, pero al mismo tiempo familiares, cercanas. Al más puro estilo rupestre, tanto las prosopopeyas (“la radio dice”, “una voz […] juega el balero en un rincón”, etc.) como la metáfora de de la primera estrofa (“voz caguama”, que juega inteligentemente con la ambivalencia semántica del término, referida por un lado al tamaño, pero por otro al estado etílico que puede tener) se arman combinando sustantivos y adjetivos modernos y urbanos, con verbos y otros sustantivos más tradicionales, lo que provoca una riqueza poética notable, novedosa. Y lo mismo sucede en las otras dos estrofas. De este modo, Rafael Catana muestra un estilo literario muy trabajado, de elecciones muy precisas, que permiten la expresión emotiva y el fondo inteligente, propios del tema de la rola: la añoranza de la persona amada, ahora no a través del canto al piano, como en el caso de Se decolora de Jaime Moreno Villarreal (rola muy cercana en espíritu, calidad y tema), sino de la evocación que despierta otra canción, escuchada en un auto, en un paseo nocturno. Como podemos ver, la anécdota es mínima, y sin embrago, Catana logra describir el proceso anímico, nostálgico del protagonista, y devela así el verdadero fondo trascendente de la rola: la sobrevivencia digna y hermosa del amor aun en los contextos citadinos de cotidianidad áspera, difícil. Y lo más importante: expresada a través de una forma poética elaborada y estilísticamente propositiva, fresca, nueva.
Por su parte, Armando Rosas crea una música muy dulce y conmovedora para arropar la letra de Cisne. Decide que la melodía, circular, no desemboque en un estribillo, sino que una figura melódica fija introduzca primero, y luego divida las estrofas cantadas, alejándose así de la balada-rock tradicional, lo que imprime un aire mucho más moderno a la canción. Además, por la instrumentación propia de La Camerata Rupestre, dicha figura se acerca más al arreglo de rock sinfónico, sin serlo plenamente, basado, primero, en una flauta traversa, y luego en el violín, mientras el cello y la guitarra acústica sostienen el andamiaje de la melodía. Al final, crea una derivación de la misma melodía, incorporando notas que derivan y entrecortan la figura principal sin deformarla, y apuntalan el ritmo, al estilo de los Beatles en Strawberry fields forever, por ejemplo. Y al igual que en otras canciones delicadas de Rosas, como Tu boca, El papalote o la ya revisada Herraje, Armando controla mucho más la voz, la suaviza atinadamente, para hacerla más adecuada para el sentido del tema. El resultado de todo esto es una canción preciosa, tersa, dulce y cálida como pocas. Una obra maestra del talento y el trabajo compartidos. Así, con Cisne Rafael Catana y Armando Rosas le dan una gran lección a los compositores comerciales: una canción de amor auténtico, profundo y hondo, puede expresarse con verdadera inteligencia y belleza, sin lugares comunes ni facilismos.
Pero una de las colaboraciones más interesantes se ha dado entre Rafael Catana y Armando Rosas. Más que trabajar juntos, Rosas ha musicalizado letras que Catana le ha dado para ello. Y entre los resultados están Quizás y Mi más viejo amor. Pero sin duda la mejor canción escrita entre ambos es Cisne. Esta letra de Rafael Catana es un auténtico poema de altos vuelos, en el que sobresale el extraordinario manejo de la elipsis, y el consiguiente control de las alusiones y los distractores. Desde la primera línea, la mezcla cuidadísima de elementos opacos y claros llevan al que lee la letra por un sendero de imágenes desafiantes y modernas, pero al mismo tiempo familiares, cercanas. Al más puro estilo rupestre, tanto las prosopopeyas (“la radio dice”, “una voz […] juega el balero en un rincón”, etc.) como la metáfora de de la primera estrofa (“voz caguama”, que juega inteligentemente con la ambivalencia semántica del término, referida por un lado al tamaño, pero por otro al estado etílico que puede tener) se arman combinando sustantivos y adjetivos modernos y urbanos, con verbos y otros sustantivos más tradicionales, lo que provoca una riqueza poética notable, novedosa. Y lo mismo sucede en las otras dos estrofas. De este modo, Rafael Catana muestra un estilo literario muy trabajado, de elecciones muy precisas, que permiten la expresión emotiva y el fondo inteligente, propios del tema de la rola: la añoranza de la persona amada, ahora no a través del canto al piano, como en el caso de Se decolora de Jaime Moreno Villarreal (rola muy cercana en espíritu, calidad y tema), sino de la evocación que despierta otra canción, escuchada en un auto, en un paseo nocturno. Como podemos ver, la anécdota es mínima, y sin embrago, Catana logra describir el proceso anímico, nostálgico del protagonista, y devela así el verdadero fondo trascendente de la rola: la sobrevivencia digna y hermosa del amor aun en los contextos citadinos de cotidianidad áspera, difícil. Y lo más importante: expresada a través de una forma poética elaborada y estilísticamente propositiva, fresca, nueva.
Por su parte, Armando Rosas crea una música muy dulce y conmovedora para arropar la letra de Cisne. Decide que la melodía, circular, no desemboque en un estribillo, sino que una figura melódica fija introduzca primero, y luego divida las estrofas cantadas, alejándose así de la balada-rock tradicional, lo que imprime un aire mucho más moderno a la canción. Además, por la instrumentación propia de La Camerata Rupestre, dicha figura se acerca más al arreglo de rock sinfónico, sin serlo plenamente, basado, primero, en una flauta traversa, y luego en el violín, mientras el cello y la guitarra acústica sostienen el andamiaje de la melodía. Al final, crea una derivación de la misma melodía, incorporando notas que derivan y entrecortan la figura principal sin deformarla, y apuntalan el ritmo, al estilo de los Beatles en Strawberry fields forever, por ejemplo. Y al igual que en otras canciones delicadas de Rosas, como Tu boca, El papalote o la ya revisada Herraje, Armando controla mucho más la voz, la suaviza atinadamente, para hacerla más adecuada para el sentido del tema. El resultado de todo esto es una canción preciosa, tersa, dulce y cálida como pocas. Una obra maestra del talento y el trabajo compartidos. Así, con Cisne Rafael Catana y Armando Rosas le dan una gran lección a los compositores comerciales: una canción de amor auténtico, profundo y hondo, puede expresarse con verdadera inteligencia y belleza, sin lugares comunes ni facilismos.
La mejor rola de este disco sin desperdicio, la segunda, para mí es "Distancia tiempo" con temáticas similares, aquí se combinan la música de Rosas (insuperable en el rock mexicano) y la letra de mi cuate Catana, lector ávido de poesia y más poeta que músico, ¿sabes que es de Catana, hace mucho que no lo veo ni se de él.
ResponderEliminar2023 y sigue tocando, hay fecha para queretano a finales de octubre
EliminarSigue tocando, como siempre, aunque también tiene rato que no le sigo la pista, desde una tocada en el Alicia junto a Arellano, Nono Tarado y otros rupestres, si mal no recuerdo. Ahí en su MySpace se le puede contactar.
ResponderEliminarmuy conmovedor,tu ya lo dijiste obra maestra siempre me lo pareció,pero tu analisís enriquece el concepto
ResponderEliminarMil gracias, estimado Simón. Un abrazo.
ResponderEliminarDentro de el concepto rupestre y de el rock mexicano mismo, esta rola es de las mas hermosas que se han hecho, la musica es bellisima y la letra a pesar de ser un poco o un mucho complicada, nos crea imagenes pocas veces alcanzadas en el rock mexicano. Desgraciadamente nunca he tenido la oportunidad de ver a Catana en vivo, ojala y un dia de estos se me haga.
ResponderEliminarCoincido con lo que dices de la rola, estimado lalorock. Yo sí he tendio la suerte de ver a Catana en vivo, y también a Armando con la Camerata interpretando esta rola. Lógicamente, ambas experiancias fueron un agasajo...
ResponderEliminarNo se por que al escuchar cisne me vino a la mente la rola de los nakos llamada Cipolite, una rola deliciosa, de la cual mi estimado pinguino me gustaria saber tu opinion, digo abusando de la confianza.
ResponderEliminarCómo no, estimado lalorock, nada más deja que la vuelva a escuchar con calma, porque hace siglos que no escucho ese disco...
ResponderEliminarMuchos saludos.
Es uno de mis discos favoritos ,Tocata, Fuga y Apañon, lo compre hace algunos años en la Cinete ca Nacional , todavía de acetato y aun lo conservo ,gracias por toda la información , desconocía muchos datos
ResponderEliminarUn placer, estimado Anónimo. Gracias a ti. Saludos.
ResponderEliminarExcelente canción y gran reseña mi estimado Pingüino, cuantas noches cantándola mientras manejaba por el estado de Jalisco como un gato maullando rock, para no dormirme, esperando ver a ese cisne blanco “a la orilla de la carretera”.
ResponderEliminarDel buen Armando era un agasajo verlo tocar con su Camerata y lo simpático que era y es aun, muchas ocurrencias chistosas entre canción y canción te dejo un concierto http://www.megaupload.com/?d=XTCM7CUS de por ahí del 89 y que trae:
“Armando Rosas y la Camerata Rupestre en vivo”
PROGRAMA
murió soñando
blues de la vecina
es puro ardor
distancia-tiempo
el cisne
el papalote
otra vez una historia de amor
milky way
supliendo el amor
invencion para tragafuegos y cuarteto rupestre
tocata fuga y apañon
presentacion
a muerte.
Y el disco, se oía en la radio “distancia-tiempo” y era una obligación tener ese disco y en especial para mi “Tocata, Fuga y Apañon” según contaba el Armando la compuso años atrás cuando en el DF se invento una ley que prohibía vestirse estrafalario y decir leperadas en la calle.
Te cuento que por ahí del 78, el andar en la calle también era una bronca había un buen de agentes por la calle y caminar por la banqueta y escuchar el rechinar de llantas era pensar “ya valí” en una ocasión ya tarde por el Metro Aeropuerto en la Av. Zaragoza, ahí voy chulo de precioso, pantalones de mezclilla rotos(no era moda no tenia otros), zapatos de suela de hule espuma, chamarra pintarrajeada, con mis grupos de esos ayeres, The Doors, Beatles, Black Sabbath, Led Zeppelin, etc. etc., pelo largo, pulseras y demás colguijos, jejeje y sopas!! como dice la “Maldita” en su “apañon”, pos que me suben a la nave y ahora si vas a valer madres, me quitaron mi chamarrita y la rompieron, y yo haciéndola de a jamón y ahí te van unos buenoschingadazospaquetealivianes y pa´ pronto que un guey saca unas tijeras y que me corta la greña, piches ojetes me dejaron bien tuzado, no me bajaron mi lana porque no traía, (siempre viajaba colgado en los chimecos), y de ahí que doy el salto al Punk, ya no me arregle el cabello y a la gente le daba yo miedo, me acostaba en unas bancas que había antes en el metro y nadie me decía nada, fue una época en que fui un Rebelde sin causa, pero todo por nuestro pinche gobierno o quizá porque así somos.
Años después que escuche la rola de “Tocata, Fuga y Apañon” pensé este bato del Armando seguro pensó en mi cuando la hizo al igual que “Murió soñando” que lleva la misma temática.
Y por todos los recuerdos se te agradece tu esfuerzo, vientos huracanados mi buen Pingüino!!
Nada que agradecer, estimado Margarito. Al contrario, muchas gracias a ti por el interés, los enriquecedores comentarios y por tanto magnífico material que has compartido con todos.
ResponderEliminarYo también viví esos apañones terribles en la misma época, y también por usar pelo largo, lentes oscuros, mezclilla, playeras rockeras... Y por ser joven estudiante, que en muchas épocas fue un aténtico pecado. Noto muchas similitudes en las experiencias de ambos, estimado Margarito. Menos en lo del punk, que a mí nunca me gustó, ja ja. Pero supongo que todas esas coincidencias también son extensivas a muchos otros de la época, que tenían el interés del rock como uno de sus sentidos vitales y su identidad. Y como lo demostró la misma película de Nicholas Ray, los rebeldes sin causa en realidad tenían y siguen teniendo todas las causas del mundo...
Un abrazo.
Hermosa e intrigante canción. Me llamó la atención lo que dices al final, que esta canción es una lección para los compositores comerciales. Es algo que ya habíamos comentado, pero de entrada parece algo estrafalario imaginarse a cantantes tipo Julión Álvarez, Shakira y demás cantando cosas así ¿no?
ResponderEliminarSin duda nunca lo harán, amigo Daniel, pero la lección igual queda, ¿o no?
ResponderEliminarClaro. Y una pregunta que se me ocurrió: ¿crees que Arjona es tan mal compositor como está de moda decir? Supongo que lo has oido muy poco, pero de ese poco ¿crees que de plano no tiene nada rescatable?
ResponderEliminarYa una persona me lo había preguntado, amigo Daniel, y le señalaba que creo que con Arjona pasa lo siguiente: así como lo verdaderamente peligroso para la bondad no es la maldad, por ser identificable y obvia, sino la falsa bondad, o para la tolerancia no es la intolerancia, caricaturizable y que se cae sola de puro ridículo, sino la falsa tolerancia (piensa en esos patéticos tipos y tipas que dicen que "toleran" y "respetan" a los homosexuales, pero no quieren que tengan los mismos derechos, por poner un ejemplo), creo que Arjona es un compositor de falsa profundidad, de falso contenido poético. Conté por ahí que cuando vi la película "Chocolate" (con Juliette Binoche) quedé con una sensación rara, incómoda, y un par de días después leí en "Proceso" una reseña donde el crítico decía que era una "falsa película de arte", y me di cuenta que eso era exactamente lo que había sentido: molestia ante una especia de timo. Creo que Arjona es más vivo que un baladista comercial tradicional que compone de manera simple y llena de lugares comunes, pero desde la honestidad, y Arjona lo que hace es convencer a los incautos de que están oyendo algo más profundo y poético que eso, cuando en el fondo no lo es en realidad, y está más cerca de ellos que de un verdadero trovador como Serrat. Entonces creo que lo que pasa es que a los que sí tienen las herramientas para captar el truco, se les suman dos rabias: la de la mala calidad de las obras, y la del intento de tomar el pelo dando gato por liebre, y de ahí la reacción más furiosa. Arjona es lo que se llama un "engañabobos". Obviamente alguna que otra vez le atina a una rola más que en otras, pero en general sus recursos son efectistas, no auténticos, pero lo peor es que sus efectos son toscos ante los ojos de un auténtico conocedor, pero rotundos con los incautos. Su canción "Quién diría", por ejemplo, vende un absurdo total, fundamento de una idea absolutamente inmadura y falsa del amor, acudiendo a un recurso retórico astuto, pero vacío. "Así estoy yo sin ti" de Joaquín Sabina acude a un recurso estilístico muy similar, pero como sí se hace desde la inteligencia y el dominio del lenguaje, el resultado es infinitamente superior. Creo que si se comparan las dos rolas, se nota muy claramente el abismo entre un verdadero compositor como Sabina, y un fraude como Arjona. Al final, Arjona es un vendedor de autos usados, o un merolico, mientras que los compositores comerciales venden baratijas, bisutería. Creo que por ahí va la cosa.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por la respuesta. Volviendo a la canción, puede ser un homenaje a la modelo de un anuncio espectacular de una cerveza ? Jaja, no sé, oyéndola se me ocurre esa interpretación.
ResponderEliminarNo lo creo, amigo Daniel. Pero me hiciste recordar que ese tema que sugiueres está muy bien tratado en un cuento de Fidencio González Montes. No recuerdo el título del cuento, pero está en el estupendo libro "Arqueros que apuntan al sol", que te (les) recomiendo mucho, y que por desgracia yo presté, y nunca me lo devolvieron, y no he podido reponerlo.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Muy bien, tomo nota y trataré de leerlo. Y por cierto, ¿qué andas leyendo ahora?
ResponderEliminarEstoy leyendo un libro que debimos leer en la carrera, pero por su extensión no hubo tiempo, y nos lo saltamos: "Fortunata y Jacinta" de Benito Pérez Galdós, un autor cuyo estilo ha envejecido mal, para ser sinceros, pero aun así es, junto a Leopoldo Alas "Clarín", lo único rescatable del siglo XIX español, tan pobre para su literatura, quizá el peor de todos... Ya llevo tomo y medio, así que me falta sólo medio tomo.
ResponderEliminarPor cierto, me quedé pensando en tu interpretación, amigo Daniel, y si el mencionado "homenaje" a la rubia del anuncio de cerveza es del tipo onanista en un auto me suena muy interesante y factible, y obviamente me hace recordar la obra maestra del tema: "Dentro" de Luis Eduardo Aute...
Saludos.
Qué tal Pingüino. Te comento que ayer fui a C.U. a correr, y pasé a la biblioteca Central para buscar el libro de "Arqueros..." Afortunadamente sí estaba, y pude leer el cuento que mencionas: "Rubias, de preferencia". Magnífico cuento, y se ve que todos los demás también son muy buenos. Efectivamente, ese cuento toca el tema del "enamoramiento" de modelos de anuncios, y creo que a muchos loquitos nos ha pasado; actualmente me pasa en el metro Quevedo, con un anuncio de Martha Higareda anunciando un agua o un té o algo así, jaja. Bueno, gracias por la referencia, poco a poco iré leyendo el resto de los cuentos cuando vaya a C.U. porque al parecer el libro es inconseguible en librerías. Saludos.
ResponderEliminarMe alegra mucho, amigo Daniel, porque veo que no era ingenua mi esperanza de que las referencias que trato de aportar despierten inquietud en los visitantes, y podamos compartirlas, que es lo único que debe hacerse con el conocimiento: hacerlo motivo de encuentro de sensibilidades semejantes. Te agradezco mucho que alientes de ese modo este trabajo.
ResponderEliminarEfectivamente muchos cuentos de ese libro son estupendos, así que ojalá puedas terminarlo. Y respecto al tema, la gran referencia musical es la rola de Carlos Arellano "Enamorado de una frívola estrella", ¿no te parece?
Muchos saludos, y gracias de nuevo.
Hola Pingüino, una pregunta: ¿tienes entre tus placeres culposos alguna canción de Rigo Tovar?
ResponderEliminarAmigo Daniel, ¡no, qué horror! Ese ya no sería placer culpable, sino de plano perdición total del juicio. En realidad prácticamente toda la música tropical me irrita enormemente. Mis goces culpables tienen que ver más bien con lo sentimental, así que se centran en baladas viejas, algunos boleros, rancheras y huapangos, obviamente pop comercial en inglés, y cosas así. Lo más cercano a algún gusto guapachoso serían un par de canciones de la Sonora Santanera, pero más bien los boleros que han grabado. Aprecio el son cubano clásico (y el jarocho), pero más como manifestación cultural que como gusto verdadero...
ResponderEliminarUn abrazo.