Letra y música: José Cruz.
Intérprete: Real de Catorce.
Disco: Tiempos obscuros.
Intérprete: Real de Catorce.
Disco: Tiempos obscuros.
Al rojo de la tarde,
se eleva una silueta,
murmura una tonada.
La llave está en la puerta.
Sentada y casi a oscuras,
tocando el piano
hasta el final.
De notas desgarradas,
su sangre lleva ríos,
el llanto se le escurre,
sus manos son de vidrio.
Sentada y casi a oscuras,
tocando el piano
hasta el final.
El moño azul
de un gato viejo
le prende al pecho algún recuerdo.
Rueda profundo,
tocando un solo.
Le pinta el pelo un muerto sol.
La noche se amortigua
al tibio de su cuerpo,
se hiela su cintura,
la música huye lejos.
Sentada y casi a oscuras,
tocando el piano
hasta el final.
El moño azul
de un gato viejo
le prende al pecho algún recuerdo.
Rueda profundo,
tocando un solo.
Le pinta el pelo un muerto sol.
Al rojo de la tarde,
se eleva una silueta,
murmura una tonada.
La llave está en la puerta.
Sentada y casi a oscuras,
tocando el piano
hasta el final.
se eleva una silueta,
murmura una tonada.
La llave está en la puerta.
Sentada y casi a oscuras,
tocando el piano
hasta el final.
De notas desgarradas,
su sangre lleva ríos,
el llanto se le escurre,
sus manos son de vidrio.
Sentada y casi a oscuras,
tocando el piano
hasta el final.
El moño azul
de un gato viejo
le prende al pecho algún recuerdo.
Rueda profundo,
tocando un solo.
Le pinta el pelo un muerto sol.
La noche se amortigua
al tibio de su cuerpo,
se hiela su cintura,
la música huye lejos.
Sentada y casi a oscuras,
tocando el piano
hasta el final.
El moño azul
de un gato viejo
le prende al pecho algún recuerdo.
Rueda profundo,
tocando un solo.
Le pinta el pelo un muerto sol.
Al rojo de la tarde,
se eleva una silueta,
murmura una tonada.
La llave está en la puerta.
Sentada y casi a oscuras,
tocando el piano
hasta el final.
En Al rojo de la tarde, Real de Catorce nos regala una balada-rock deliciosa. La letra es casi una estampa, una instantánea de una mujer vespertina sacando toda su pena mientras toca en el piano alguna canción dolorosa. Mientras busca el olvido, que es lo único imposible, según Jorge Luis Borges. La letra es tan delicada, con unas pretensiones tan cercanas, tan íntimas, que resulta de una calidez enormemente disfrutable. Aquí no se busca agotar la psicología de la protagonista, ni explorar sus recovecos emocionales. La intención es sentir su pena, compartirla, o mejor aún: que esa pena nos resulte tan familiar, tan nuestra, que el alivio lo sintamos nosotros, ya que la protagonista no lo tiene al alcance. En ese sentido, pese a que no se trata de ninguna manera de una canción optimista —al contrario—, sí se diferencia del estilo común del blues de Real de Catorce. Eso no quiere decir que no existan más ejemplos así en su obra: pienso en Malo, Sostente de pie o Toca un rock’n’roll, canciones que, ya sea por la ironía o un dejo de esperanza, se van más por la línea del regocijo. Al rojo de la tarde parece concentrarse, sin decirlo, en el alivio que esa canción al piano dejará al final en la protagonista. ¿Por qué lo digo?, porque la música no conserva ese tono lóbrego.
La música de Al rojo de la tarde incluso posee ciertas líneas melódicas del número de cabaret, sólo que el arreglo eléctrico impide notarlo. Su parentesco más evidente se da con cierto rock’n’roll de los cincuentas y sesentas, al estilo de When a man loves a woman de Percy Sledge, ciertas canciones de Temptations y Jimmy Ruffin, y de manera más reciente, Oh, Darling de los Beatles. Obviamente, la esencia bluesera y rockera más moderna de Real de Catorce hace que de esas influencias no queden sino pálidas reminiscencias, en algunas armonías. Como sea, la melodía de Al rojo de la tarde es mucho más cálida que melancólica, o quizá se trate de una melancolía más liviana, menos dramática. Aunque esto pareciera indicar una incongruencia entre letra y música, en realidad se traduce en un espíritu catártico, que al final define a la canción. El solo de guitarra de la introducción, a cargo del desaparecido José Iglesias —sin duda uno de los mejores guitarristas de la historia del rock mexicano—, se ha convertido en un clásico. La voz de José Cruz, inexplicablemente cuestionada por algunos críticos, aquí alcanza uno de sus niveles más altos, arropada por los estupendos coros de la invitada Baby Bátiz. Un sólido solo de teclado intermedio apuntala la fuerza de la rola (aunque yo hubiera preferido un piano clásico), y la intensidad vocal del final remata la gratísima sensación de catarsis ya mencionada.
De esta manera, Al rojo de la tarde es una canción de melancolía deliciosa. ¿Contradicción? Los masoquistas del alma lo entenderán...
La música de Al rojo de la tarde incluso posee ciertas líneas melódicas del número de cabaret, sólo que el arreglo eléctrico impide notarlo. Su parentesco más evidente se da con cierto rock’n’roll de los cincuentas y sesentas, al estilo de When a man loves a woman de Percy Sledge, ciertas canciones de Temptations y Jimmy Ruffin, y de manera más reciente, Oh, Darling de los Beatles. Obviamente, la esencia bluesera y rockera más moderna de Real de Catorce hace que de esas influencias no queden sino pálidas reminiscencias, en algunas armonías. Como sea, la melodía de Al rojo de la tarde es mucho más cálida que melancólica, o quizá se trate de una melancolía más liviana, menos dramática. Aunque esto pareciera indicar una incongruencia entre letra y música, en realidad se traduce en un espíritu catártico, que al final define a la canción. El solo de guitarra de la introducción, a cargo del desaparecido José Iglesias —sin duda uno de los mejores guitarristas de la historia del rock mexicano—, se ha convertido en un clásico. La voz de José Cruz, inexplicablemente cuestionada por algunos críticos, aquí alcanza uno de sus niveles más altos, arropada por los estupendos coros de la invitada Baby Bátiz. Un sólido solo de teclado intermedio apuntala la fuerza de la rola (aunque yo hubiera preferido un piano clásico), y la intensidad vocal del final remata la gratísima sensación de catarsis ya mencionada.
De esta manera, Al rojo de la tarde es una canción de melancolía deliciosa. ¿Contradicción? Los masoquistas del alma lo entenderán...
Estimado Pingüino como todas, excelente descripción de esta rolita.
ResponderEliminarEsta sublime canción me da la impresión de una persona que se esta suicidando, se ha cortado las muñecas y espera la muerte, tocando hasta el final y con una leve, lejanaaaa esperanza de que la persona amada llegue y la salve, por eso deja la llave en la puerta. Saludos!!
Muy buena interpretación, estimado Margarito. La sutileza de la rola me hace imposible pronunciarme demasiado por una sola interpretación, pero justo por eso, todas aportan.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Entrañable Pingüino, a propósito de esta rola, te dejo aquí (http://www.megaupload.com/?d=AP58S2J7), una grabación de un gran programa que existió allá por el 95/96 en el radio de AM la estación se llamaba “Capital Heavy Radio” y pasaban puro rock todo el día, (hoy existe otra similar que se llama “INTERFERENCIA 710”), bueno en esa estación existió un programa que se llamo “el túnel” (a lo mejor lo llegaste a escuchar) y en el pasaban las rolas tipo “VIBRACIONES” (ese gran programa de rock en ingles) con rolas sobre algún tema y eran grupos de rock de varios géneros, bueno también realizaron algunos especiales como este de Real de Catorce, espero lo puedas escuchar y seria grandioso ver tus comentarios, y quede como un Tributo a quienes hacían ese picudo programa según decía: una producción de Juan Luis Cadero, textos Animal Obscuro, voz amiga Oscar Sarquiz.
ResponderEliminarDe forma similar me gustaría tener (a lo mejor y lo hago)todo este tu blog grabado en MP3 estaría de lujo claro sin los comentarios porque si son un buen, jeje.
Suerte Siempre!!
Muchísimas gracias por el aportazo, amigo Margarito, lo escucharé con gran atención. No conocí los programas que comentas (obviamente sí otros de Sarquiz), así que será toda una sorpresa. Un abrazo, y gracias de nuez.
ResponderEliminarSaludos, pingüino. Me causo mucha curiosidad quien pudo haber cuestionado la voz de Jose Cruz pero creo que si, en un pirincipio hasta a las mismas grabaciones, la instrumentación les faltaba un poco de calidad. Creo que todo eso, la misma voz se fue puliendo hasta llegar a obras maestras como contraley y otras grabaciones,
ResponderEliminarMuchas gracias por el interés y el comentario, estimado Elí. No recuerdo exactamente quién cuestionó la voz de José, pero fueron varios en su momento. Por mi parte, nunca lo compartí. Y para ser sincero, tampoco comparto lo que dices de la instrumentación ni la calidad de la grabación. Lo que sí, es que al grupo le tocó la limitante del formato LP en los primeros discos, y eso lo notaba uno al escuchar las mismas rolas en vivo, algunas hasta con más estrofas (como "Lobo") y solos más largos, en que se notaba mejor su potencial como ejecutantes. Pero eso es distinto.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Mil gracias, amigo Juan (¿Pedraza?), qué bueno encontrar un testimonio de lo aquí dicho, porque me basaba en la pura memoria, que siempre traiciona. Un abrazo.
ResponderEliminarAh, perfecto, me doy por enterado, para poder reconocerte, ja, ja. Un abrazo, amigo.
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