martes, 18 de mayo de 2010

19. ALMA DE TABIQUE

Letra, música e intérprete: Jaime López.
Disco: Oficio sin beneficio.
También existe otra versión, en el disco
Por los arrabales, pero mucho menos lograda.


Tirada ahí la ve el amanecer;
le sale el pavimento por la piel
y se desnudan sus huesos.
Al fondo del zapato sin tacón,
el taloneo de la luz neón
rechina como esqueleto.

Cacho a cacho, ya se va,
despellejando como la pared,
con alma de tabique, al más allá.

El sol escupe su limosna cruel;
por la banqueta, en fiebre de oropel,
Luzbel le lame los labios.
Le queda aún el bolso de charol
y el monedero, aún con un listón.
La bocacalle ha callado.

Grieta a grieta, ya se va,
resquebrajando como la pared,
con alma de tabique, al más allá.

La lepra al nylon le perfora el ser;
sus piernas se derriten, y a la vez,
se van a la alcantarilla.
De la peluca, asoma ya su edad;
la cabellera luce un gris mortal
cuando se apaga su esquina.

Paso a paso, ya se va,
desmoronando como la pared,
con alma de tabique, al más allá.

Mi sombra sangra desde la pared;
se escurre como pinta de bilé,
y voy siguiendo su huella.
Tirada ahí la vela el arrabal,
y en cuanto ladra un viento sepulcral,
la noche avienta monedas.

Beso a beso, ya se va,
destartalando como viejo hotel,
con alma de tabique, al más allá.


Indudablemente, Cien años de soledad es la obra más conocida de Gabriel García Márquez, y para ser precisos, la que en el fondo lo llevó a obtener el Nobel. Sin embargo, cuando la leí, casi me decepcionó. Es decir, logré ver su valor, pero me parecía muchísimo mejor El coronel no tiene quien le escriba. Tiempo después supe, por una entrevista, que eso mismo pensaba el propio García Márquez, que la segunda era su obra preferida, la que creía mejor. Así que yo no andaba tan errado. Más tarde, leí que el periodista Julio Scherer calificó El coronel no tiene quien le escriba como una obra perfecta, a la que no le sobraba ni le faltaba una sola coma. Me parece que Scherer logró describir el auténtico mérito de la novela, justo lo que yo sentí al leerla. Pues bien, creo que Alma de tabique de Jaime López tiene exactamente ese mismo mérito. Ya hemos visto la amplitud temática y formal de la obra de López, que va de lo humorístico a lo crítico más solemne, del juego verbal a la metáfora profunda, y de lo barriero a lo universal. Ha quedado claro que López domina los recursos lingüísticos, onomatopéyicos y rítmicos más disímiles. Sin embargo, en Alma de tabique resume todo ese potencial, como en un aleph personal, literario y artístico insuperable, que causa la misma sensación ya mencionada: a la canción no le sobra ni le falta una sola palabra. Si la gran búsqueda de los autores es precisamente la de la palabra precisa entre el amplio paradigma de la lengua española (sobre todo si se sigue la teoría lingüística que dice que no existe la sinonimia, y que cada término posee diferencias culturales, emocionales y formales hasta con el más cercano semánticamente), Alma de tabique es una verdadera lección, un ejemplo del intenso y cuidadosísimo trabajo de elección de la palabra más adecuada. Los verbos, las aliteraciones (“la bocacalle ha callado”, “Luzbel le lame los labios”), las metáforas y prosopopeyas (“la noche avienta monedas”, “ladra un viento sepulcral”, “la lepra al nylon le perfora el ser”) y aun los calambures (“tirada ahí, la ve el amanecer”, “tirada ahí, la vela el arrabal”), todos los recursos estilísticos que López emplea en esta canción son de máxima calidad, impecables. Cada uno, un logro imaginativo, inteligente, sensible. Y lo más asombroso: todo al mismo tiempo, en cada verso, en la misma rola. Un auténtico prodigio del estilo. Una muestra de que una canción no sólo puede, sino que debe ser una obra de arte.
Alma de tabique se centra una vez más en el gran personaje marginal de la canción popular y el cine en México: la prostituta. Ya hemos analizado esto, al hablar de las canciones de Real de Catorce al respecto. Jaime mismo ha escrito varias veces sobre el tema, como en su hilarante danzón a capella, llamado Lo que te voy a contar. Pero el tratamiento en Alma de tabique es serio, casi doloroso. Hay una sensación muy compasiva en la canción ante esa vida destrozada, aniquilada, que se extingue entre alcohol y bruma, entre callejuela miserable y humo de cigarro. López describe este proceso de extinción con una tristeza pocas veces vista en su obra, lo que le imprime a la canción una autenticidad notable, y hace muy visible, muy cercana a la mujer protagonista. Así, Alma de tabique estremece por su tema, pero también asombra por su altura formal: forma, fondo y emoción en un equilibrio tal, que la vuelven la letra perfecta, una verdadera obra maestra.
Jaime López está entre los mejores letristas, no sólo del rock, sino de la música mexicana. Es una pena que tiende a quedarse un poco atrás en la música. No porque sea mala, sino porque las letras llegan a un nivel casi incomparable, y las herramientas musicales de López siempre se van más por lo melódicamente sencillo. Y lo mismo podemos decir de los arreglos, porque incluso en algunos casos echan a perder canciones que sonaban mejor en su versión demo para radio, como ocurre con Ay Inés, Juana y Bordando la frontera (esta última inclusive decae por sus cambios en la letra en la versión editada). De hecho, el experimento musical más ambicioso de López se dio con una letra ajena: Cenzontle. Y los arreglos tienden mucho al sonido fronterizo, de acordeones, metales, o al rock'n'roll (obviamente hay varias excepciones). Como ejemplo, basta citar Nocaut, una letra extraordinaria, pero con música intrascendente de cumbia. A eso se debe que, pese a ser uno de los mayores letristas del rock mexicano, su rola mejor colocada ocupa sólo este inesperado (aun para mí) puesto 19.
Alma de tabique, por ejemplo, posee una melodía muy grata en tono menor, centrada en un pequeño círculo, más las derivaciones de los estribillos. López eligió la guitarra acústica sola en la versión del disco Oficio sin beneficio, elección mucho más adecuada que la posterior de Por los arrabales, pero que no deja de ser un tanto simple. Esto no quiere decir que no se trate de una gran rola: sólo explico por qué letras menos perfectas, pero sumadas a melodías y arreglos más ricos, calificaron mejor que Alma de tabique. Y aunque ya expliqué esta situación en la presentación de este blog, en el caso de Jaime López vale la pena resaltarlo.
La elección del tono menor, y aun la discreción de la guitarra sola, son adecuadas para resaltar el tipo de personaje descrito en la letra de Alma de tabique. Aun ese círculo de acordes se condice perfectamente con la sensación de inmutabilidad, de falta de escape en la vida de la protagonista. Esto se reafirma de manera logradísima al llegar al calambur señalado, que parece reiniciar la canción hasta el infinito. Pero la pequeña diferencia, que de hecho define al calambur, muestra que la inmutabilidad de la vida de la prostituta sólo es aparente, porque sí hay un cambio, pero se trata del peor de todos: el deterioro, la agonía lenta, la extinción.
Así, pese a su sencillez, la música y el arreglo enmarcan perfectamente la profundidad de la letra, y por todo ello, insisto, Alma de tabique es una de las obras maestras del rock mexicano.

6 comentarios:

  1. A la letra la podría llamar perfecta pero siempre me ha parecido que la parte musical se quedó corta y no está a la altura del texto extraordinario.

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  2. como dice ariel la letra es tan buena que la musica se queda corta no le puede competir ni quitar atención, es mas me atrevo a pensar que es buena canción aún sin musica porque como lo dijo el pinguino los versos estan elaborados con gran maestría es de esas canciones que uno quisiera que siguieran verso tras verso,me imagino al propio autor gozando al escojer cada palabra y cada conjugacíon,tambien coincido en que es mejor esta version que la de los arrabales y que la obra de lópez suele ser mejor en su estado mas crudo inclusive pareciera que muchas veces se desentiende de los arreglos y estos obran en contra de su lirica,quiza confía mucho en la calidad de sus letras.por eso sería muy enriquecedor escuchar opiniones de su trabajo con aguilera que a mi modo de ver ha logardo llevar en algunos casos las letras de lópez a otro nivel

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  3. Excelente Canción mi buen Pingüino y de verdad que no estoy de acuerdo en que la música sea simple, a mi gusto va con la letra y sobre todo el matiz de la voz que le imprime Jaime es excelso.
    En cuanto a los 100 años de soledad, es muy afín a la canción, ya que en la forma que lo describe Jaime poco a poco se va desquebrajando como lo fue Macondo, en cuanto a que no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo aguante.
    y al final el buen Lopez asume su parte cuando canta “Mi sombra sangra desde la pared; se escurre como pinta de bilé, y voy siguiendo su huella” en donde todos tenemos culpa de esa ”Alma de Tabique”. Suerte, Siempre.

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  4. Coincido en que la música le va bien a la letra, estimado Margarito, pero sostengo que el nivel letrístico igual es muy superior al musical en esta rola. No es lo mismo. Y creo que suele pasarle a Jaime, comparado con otros rockeros, más equilibrados (que igual son pocos).
    Un abrazo.

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  5. Sí, mi favorita de López. Aunque la versión arrabalera, por razones sentimentales quizá, me gusta más. No diré que es mejor, porque es cierto que el tema de la letra resulta más coherente con una melodía sencilla, descarnada, que con unos arreglos más rebuscados, casi festivos.

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  6. Comprendo lo de las razones sentimentales, amigo Jorge. A mí hay baladas que sé horrendas, y que, sin embargo, me tocan hondo por su contexto en mi vida personal, y forman parte de lo que se llama "placeres culpables"...

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