Disco: A contracorriente.
Un lugar donde pasarla bien…
Me siento apagado,
como un cerillo apagado.
Hay un bar en la esquina.
Tomas solo, y eso está mal.
Cruzas la esquina, escuchas rock,
y eso va mal.
Entonces, te vuelves pelota, y rebotas
de aquí para allá,
corredor callejero,
y te preguntas:
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Corredor callejero.
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Corredor callejero.
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Las nenas te miran de arriba a abajo,
y sus hermosas pestañas
se cierran como persianas.
Oh, nena, ¿cuándo vas a abrir las persianas?
Un lugar donde pasarla bien…
La ciudad te pertenece,
o perteneces a la ciudad,
corredor callejero,
y te preguntas:
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Corredor callejero.
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Corredor callejero.
Soy un corredor callejero.
Me siento apagado,
como un cerillo apagado, nena.
Un lugar donde pasarla bien…
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Me siento apagado,
como un cerillo apagado.
Hay un bar en la esquina.
Tomas solo, y eso está mal.
Cruzas la esquina, escuchas rock,
y eso va mal.
Entonces, te vuelves pelota, y rebotas
de aquí para allá,
corredor callejero,
y te preguntas:
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Corredor callejero.
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Corredor callejero.
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Las nenas te miran de arriba a abajo,
y sus hermosas pestañas
se cierran como persianas.
Oh, nena, ¿cuándo vas a abrir las persianas?
Un lugar donde pasarla bien…
La ciudad te pertenece,
o perteneces a la ciudad,
corredor callejero,
y te preguntas:
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Corredor callejero.
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Corredor callejero.
Soy un corredor callejero.
Me siento apagado,
como un cerillo apagado, nena.
Un lugar donde pasarla bien…
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
¿Hay un lugar donde pasarla bien?
Como ya hemos visto, Gerardo Enciso nos tiene acostumbrados a la expresión rebelde, irreductible. Así lo demuestran rolas como Lunas de neón, Daga o la ya revisada Parada suprimida. Pero Enciso tiene un lado más frágil, en el que parece derrotado, como si asumiera el aparentemente paradójico verso de José Martí: “hombre en la tierra, mi deber concibo./Nadie hará más, luchando como bueno”, insólito cuando se recuerda que fue un libertario, pero lógico si entendemos que todo ser humano se cansa, se quiebra a ratos. Gerardo Enciso padece esta misma desazón, y crea estupendas canciones bajo ese ánimo, como Torres de babel, A contracorriente y En brazos del olvido. Pero sin duda la rola más sentida, más doliente por esa fragilidad, es Corredor callejero. En ella, Enciso se muestra completamente, asume la debilidad, el fracaso, la soledad más pura, la necesidad urgente de calor, de afecto. Una y otra vez la letra señala la urgencia de un refugio, de una guarida, de un alivio. Y sin gran trascendencia: sólo “un lugar donde pasarla bien”. La letra es bastante sencilla. Lo importante es su función catártica, el desahogo ante tanto desamor, tanta frialdad, tanto aislamiento. Pero no por ello es una rola desequilibrada, porque hay un cuidado importante de no resultar evidente; hay un manejo de la elipsis y la alusión, muy adecuados porque hablamos de un dolor suave, pero permanente, que nunca se extingue. En ese sentido, Enciso muestra mesura en las imágenes. Sólo inserta una frase más transparente: “me siento apagado, como un cerillo apagado”, pero la coloca hábilmente entre versos más opacos, en un correcto manejo de los distractores, para usar el término de Guillermo Samperio. Así, la emotividad, piedra angular de Corredor callejero, se equilibra con el cuidado formal, mientras que la riqueza del fondo la da el tema mismo.
Gerardo Enciso escoge un lenguaje mucho más común, porque la función catártica de la rola así lo requiere, y resulta más accesible para el escucha, que puede identificarse de forma más directa. No obstante, no faltan las figuras poéticas profundas y hermosas, como lo prueba la quinta estrofa. Podemos ver, entonces, que poesía y lenguaje transparente no se oponen, si se manejan adecuadamente, como bien señaló Gabriel Zaid en su ensayo sobre José Emilio Pacheco, llamado El problema de la poesía que sí se entiende.
Gerardo Enciso escoge un lenguaje mucho más común, porque la función catártica de la rola así lo requiere, y resulta más accesible para el escucha, que puede identificarse de forma más directa. No obstante, no faltan las figuras poéticas profundas y hermosas, como lo prueba la quinta estrofa. Podemos ver, entonces, que poesía y lenguaje transparente no se oponen, si se manejan adecuadamente, como bien señaló Gabriel Zaid en su ensayo sobre José Emilio Pacheco, llamado El problema de la poesía que sí se entiende.
La música de Corredor callejero se basa en el curioso estilo de tocar la guitarra de Enciso, que ya mencionamos, un punteo rítmico de dos o tres cuerdas, pero que se nota poco en el arreglo del disco A contracorriente (la canción ya era conocida por su versión sólo con guitarra acústica, grabada en Radio Educación), y que ha usado en varias canciones, como la ya analizada Los tiempos cambian. La melodía de Corredor callejero se acerca a la balada-rock, pero la voz enérgica de Enciso, más los cambios de ritmo —sobre todo del estribillo—, le imprimen un fuerte aire rockero. Sólo al inicio la voz es suave, leve, como el ánimo casi “humilde”, apagado, del protagonista. Pero se agitará conforme se detalla el dolor interno y la urgencia de alivio de la letra, muy atinadamente. Por su parte, si bien el arreglo de todo el disco resulta un tanto liviano (mejoró muchísimo en los dos siguientes, Cuentos del miedo y Tarará), y le restó potencia —sobre todo por el timbre de los teclados—, no tanto como para resultar desafortunado.
Así, Corredor callejero es una canción intensa, de dolor auténtico, del peor dolor, el que no mata de golpe, pero va desgastando, borrando las emociones. Una de las canciones más catárticas del rock mexicano.
Así, Corredor callejero es una canción intensa, de dolor auténtico, del peor dolor, el que no mata de golpe, pero va desgastando, borrando las emociones. Una de las canciones más catárticas del rock mexicano.
Excelente reseña amigo !!!
ResponderEliminarEl master Enciso es genial en sus composiciones y su musica cumple perfecto con su cometido.
Acabo de encontrar tu blog y desde ya se ve interesante.
Gracias por tomarte tu tiempo con reseñas de calidad
Saludos desde Monterrey
Estimado Anónimo:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Espero que sigas aportando tus comentarios, que, como los de todos, enriquecen y finalmente le dan sentido a este espacio. Y si puedes y quieres, fírmalos con un apodo (si es que no quieres usar tu nombre), para poder reconocerte entre los demás comentaristas (sonó muy futbolero) del blog.
Saludos.
Gran reseña mi cuate y totalmente de acuerdo contigo en que, el mayor valor de la canción está en su capacidad para inducir a la catarsis, en comunicar el sentimiento de desazón con mucha intensidad.
ResponderEliminarGracias, amigo Ariel. Cantar esta rola de noche en un cuarto con la luz apagada, cuando pasaba una mala época, es uno de los mayores desahogos que he vivido...
ResponderEliminargran rola de gerardo enciso, exelente reseña y un dia de estos tambien la tocare en la noche en la oscuridad, esperando encontrar un lugar donde pasarla bien. gracias por dedicarle tiempo a esta musica .
ResponderEliminarGracias a ti por la generosidad de tus palabras, estimado lalorock. Y te recomiendo mucho la experiencia del canto a oscuras de esta rola. El alivio es absoluto.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Una de las primeras rolas que me enseñe a pulsar en la guitarra. Buenos recuerdos de finales de los 80's. En el estribillo no hay nada mejor que gritarlo desesperadamente para ver si alguien en la cercanía de la multitud...logra escuchar.
ResponderEliminarUna pregunta Pingüino Elemental, ¿cuánto tiempo te tomo hacer este trabajo?.
Te felicito. Gracias por el aporte.
Gracias a ti por las palabras, estimado Armando. Este blog me llevó casi 6 meses de trabajo. Una buena parte lo hice un unas vacaciones, así que avancé significativamente. Al terminar las vacaciones se complicó un poco por la chamba, pero en los tiempos libres lo fui puliendo. No sólo hubo que hacer los análisis, sino la primera elección, el proceso de calificación, los análisis, la corrección, la búsqueda de las imágenes, subir las rolas al host, editar las entradas, y publicar al fin, más varios días de correcciones finales, así que fue realmente una buena chambita... Si a eso se le sumas que tuve que aprender a hacer blogs (no sé demasiado de computación), incluyendo algo de código fuente, diseño, etc., realmente en horas fue muchísimo. Ojalá haya valido la pena.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Orales, mi Buen pinguino suave la avena, El corredor callejero, uff!! En mis años mozos me dedique al atletismo era “un corredor callejero” literalmente, corrí muchas carreras y maratones nada excepcional solo me gustaba y corría en las mañanas al medio día, por las noches, con sol, nublado, lloviendo, en la calle, en la montaña, en el deportivo y esta rolita me acompaño durante largo tiempo, y mis frases preferidas son “Oh, nena, ¿cuándo vas a abrir las persianas?” y “hay un bar en la esquina, tomas solo, y eso está mal.” y siempre he pensado que pa que tome solo va estar cabron, pero....
ResponderEliminarGerardo Enciso y el Poder Ejecutivo, pa su mecha hace cuanto fue?, desperté hoy y sentí que pasaron 30 años, por primera vez venían al DF estaban presentando su disco “a contracorriente” y en una de sus presentaciones fue en Rockotitlan y ese día tocaron con un grupo que se llamaba NEON?? y ahí que vamos mi compadre y yo, chale había un buen de chavos y pos que entramos y empezó el Gerardo, y la neta no cabían en el escenario y nosotros bien emocionados y pos nada apenas acabaron su programa y nadamas mi compadre y yo gritando otra, otra, otra y pos nada, pinches chamacos ojaldras querían ya ver a su Neon, cabrones desperdiciaron al Poder Ejecutivo, y bien peinados que nos salimos dejándolos con su grupo y su oleo, oleo, ole.
Ja, ja, comprendo perfectamente tu frustración en la anécdota que cuentas, estimado Margarito. De esas me tocaron varias, y no me extrañaría nada que de hecho esas cosa pasen más ahora, por el peso que han adquirido los grupos nuevos más comerciales, y por el envejecimiento mismo de los grandes rockeros de antes. Por eso mismo nunca me han gustado los festivales que presentan músicos de dulce, de chile y de manteca. Prefiero la unidad generacional, rítmica o temática, para que no se den estos desajustes lamentables. ¿Te imaginas lo que fue aquel célebre concierto en que las adolescentes gritonas exigían al grupo principal, Los Monkees, mientras tocaba ese negro telonero raro llamado Jimi Hendrix?
ResponderEliminarPor otra parte, tenemos un nuevo gusto en común, estimado Margarito, porque trotar también ha sido siempre uno de mis placeres, aunque yo lo hacía en solitario, y compitiendo sólo contra mis propias distancias. Nunca lo relacioné con esta rola, supongo que me acordaré de ahora en adelante...
Seguro que si mi estimado Pingüino, otra rola que me recuerda esos ayeres de corredor es “Lunas de Neón” del Enciso pues, pa´chingarla otra vez neón (pero este neón si me pasa un resto, jejeje)
ResponderEliminarA darle una mordida al tiempo
y rumiarlo tan siquiera
cortar una rebanada de ola
y tocar con una guitarra de arena
que me des un beso
para guardarlo entre tus cartas
y atrapar tu voz en mi mano
pero mis tenis se siguen
hundiendo en el pavimento
cuando llego a mi casa de nube
entre las lunas de neón
en esta pinche selva de concreto
entre las lunas de neón
la noche esta cayéndose a pedazos
pero mis tenis se siguen
hundiendo en el pavimento
cuando llego a mi casa de nube
entre las lunas de neón
en esta pinche, selva de concreto
entre las lunas de neón
en esta pinche, pinche, selva de concreto
entre las lunas de neón
la noche esta cayéndose a pedazos
“Gerardo Enciso con el poder ejecutivo (1988)”
el halcon
radio
yo te besare
corre, corre
espejo roto
lunas de neón
aire
presentación
a contracorriente
parada suprimida
“de a solapa”
los tiempos cambian
en brazos del olvido
el fantasma de canterville
bulldog blues
amo a mi país
aquí te dejo ese casete, http://www.megaupload.com/?d=T845BDOP esta bien fregón, que lo disfrutes!!
Estupendo, amigo Margarito, mil gracias por el material compartido. Y por cierto, en mi otro blog está el análisis de "Lunas de neón" (por cierto, ¿ya lo visitaste?).
ResponderEliminarUn abrazo.
Me di una vuelta a tu otro Blog, pero solo vi una parte del Tren de Guanatos, en cuanto termine de deleitarme aqui, por alla nos escribimos, un abrazo y Suerte, Siempre!!.
ResponderEliminarEstupendo, amigo Margarito, esperaré tus comentarios y excelentes aportes con mucho agrado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esta es mi canción favorita del ranking, donde la descubrí. Al igual que ustedes (Margarito y Pingüíno), me gusta mucho correr, y con esta rola, el placer es mayor. Pero además, me identifico porque habla de esa melancolía sabronona del "caminante de raza, solitario fatal, perdedor glorioso" como Fabio Morábito calificó a su amigo Luis Ignacio Helguera en su prólogo del excelente libro Murciálago al mediodía. Ahi va uno caminando, solitario, entrando en bares dizque para ligar, pero sin éxito porque uno es más bien torpe, tímido, o excesivamente considerado ("con qué derecho la molesto"). Nomás se queda uno suspirando por las nenas que te miran de arriba a abajo y cierran sus hermosas pestañas. Pero ahi va uno de necio, repitiendo los mismos patrones, porque a pesar de los resultados frustrantes, como que nos gusta ese papel de solitarios melancólicos, jaja! En fin, gran trabajo, Pingûino, buscando cosas de Jaime López caí aquí y he descubierto varias joyitas, además es un gusto leer tus reseñas, cosas bien escritas, sustanciales y con ortografía impecable. Saludos.
ResponderEliminarMuy buen comentario mi estimado Albarran, y si esas noches de bares también presentes como dijera el Sabina, “derrochando la bolsa y la vida la fui, poco a poco, dando por perdida”, los excesos siempre cobran factura, el por eso cuando uno llega al punto de “Hay un bar en la esquina, tomas solo, y eso está mal” es porque ya fuiste, un fuerte abrazo!!
EliminarMuchas gracias, estimado Daniel, y espero que tus visitas y comentarios por aquí y los otros espacios prosigan.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Qué onda Pingüino,ahora te pregunto: ¿cómo interpretas "Daga" de Gerardo Enciso? Algo me suena a la violencia en México, al temor de que un ser querido sufra esa violencia. O no sé, ¿tú le ves otros significados? Sobre todo con esas líneas finales (las que no son cantadas), algo crípticas. Saludos.
ResponderEliminarLa violencia se sugiere en "Daga",por supuesto, amigo Daniel, pero no es el tema central, sino el dolor, por diferentes ámbitos, incluyendo la pobreza del país, y la relación de pareja. la violencia es otro, pero es la situación de México y la incomunicación amorosa también lo importante en "Daga". Por cierto, yo justo lamento el texto final de Castillo, porque me parece un poeta francamente malo, simplista, obvio y pretencioso, aunque este texto es un poco menos malo que el del disco que hizo Enciso con él.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por tu respuesta. Una duda: ¿Quién Castillo? Y otra pregunta: ¿Qué detalles de un poema te hacen decir que el autor es pretencioso? ¿Un ejemplo? Me pareció curioso tu comentario porque la poesía, al ser una forma anómala de usar el lenguaje escrito, ya tiene una cierta dosis de pretensión, ¿no? ¿Habrá poemas despojados de toda pretensión?
ResponderEliminarMe refiero a Ricardo Castillo, amigo Daniel, el autor del texto del final de "Daga", y quien lo recita. Enciso montó un espectáculo con él, y sacaron un disco, llamado "Es la calle honda".
ResponderEliminarMe asombra el calificativo de "anómala" que le das a la poesía. Por supuesto no lo comparto en absoluto. Las metáforas, prosopopeyas y demás figuras retóricas, fundamento del lenguaje poético, se usan todo el tiempo, son absolutamente naturales. Es sólo el manejo consciente y artístico de ello lo que domina un poeta de oficio, pero el lenguaje poético no le es exclusivo, ni significa ninguna anomalía. La literalidad del lenguaje (conocida como "denotación") se combina todo el tiempo con la figurativa y sugerente (la "connotación"). Por ejemplo, no sé si recuerdas, pero un tiempo surgió la moda estúpida (perdonando la redundancia) de "aclarar" que uno quería "un vaso CON agua", y no "vaso DE agua". Quienes usaban esa jalada para darse importancia ignoraban, por supuesto, que decir "vaso DE agua" es una metonimia, parte de las licencias estilísticas del lenguaje, por lo que esa forma no es incorrecta para nada (eso sin decir que nunca decían nada del "plato DE sopa", por ejemplo). Y en ese uso cotidiano hay ya una construcción poética. Te pongo otro ejemplo: un día Jaime Sabines contó que su hijo, de niño, le dijo un día que quería comer ya, "porque tenía la panza llena de hambre", y Sabines decía que ahí comprendió no sólo que los niños viven la lógica de la poesía todo el tiempo, sino que está en el lenguaje cotidiano y popular permanentemente (Germán Dehesa solía maravillarse del verso "ojos de papel volando" del famoso "Son de la negra"). Así que nada de anomalía, estimado Daniel. Otra cosa es que el poeta MANEJA y DOMINA ese lenguaje, para hacer creaciones artísticas.
(continuación)
ResponderEliminarTampoco hay "dosis de pretensión" implícita en la poesía, en el sentido del adjetivo "pretencioso", que se entiende como el intento, fallido, de lograr una gran altura, sin tener las condiciones para alcanzarla. Castillo intenta unas grandilocuencias que se le quedan cortas todo el tiempo, por lo que su estilo es sólo efectista, pero al final, vacío. Es lo que te dije la otra vez del cine de Reygadas. Te pongo un ejemplo muy puntual en el caso de Castillo: dice en una parte del texto de "Daga": "farmacodependientes del miedo". Cree que ha logrado una metáfora muy original, pero es totalmente fallida. ¿Por qué? Porque ignora que la palabra "farmacodependiente", como es compuesta, posee ya, incluye el tipo de dependencia: la de los FÄRMACOS. Cuando pretende derivarlo al miedo, provoca una incongruencia lógica, que hubiera evitado simplemente usando "dependientes del miedo", o "adictos del miedo". Es como si alguien usara "maniatados del corazón": la palabra "maniatados" ya incluye la referencia de dónde están atados: de las manos. ¿Se entiende? Este error deja al descubierto que Castillo no posee el dominio total del lenguaje, y cuando intenta osadías con lo que no domina, termina fallando, como un jugador de fútbol discreto que intenta una floritura superior a sus capacidades, y abanica o se tropieza. Entonces respondo tu pregunta final: lo pretencioso no está tanto en el tamaño de la pretensión, sino en la capacidad de lograrla, y también en si dicha búsqueda tiene sentido, sirve a la calidad de la obra, o sólo es un voladero de luces. Hablando de fútbol, recuerdo que los críticos de Robinho, un jugador brasileño, lo llamaban el "triatlonista", porque "primero corre, luego hace biclcleta, y luego... nada" (por si alguien no sabe de fútbol o de ironías, la "bicicleta" en el fútbol es un tipo de regate muy vistoso, y el uso de "nada" se refiere a la natación del triatlón, pero en su otro sentido, también irónicamente a la inutilidad de la jugada al final: no pasa nada). Así que todo poeta verdadero hace poesía despejada de pretensión, porque es plenamente lograda, y en la que prima la calidad artística, y no el mero lucimiento. Dicha poesía puede ser muy ambiciosa y compleja, o muy trasparente. Da igual: si está bien lograda, no es pretenciosa.
Saludos.