lunes, 17 de mayo de 2010

6. EL BOTELLAZO

Letra y música: Guillermo Briseño y Jaime Moreno Villarreal.
Intérprete: Briseño y El séptimo aire.
Disco: Está valiendo… el corazón.



Encendida en un valle de luces,
extendiendo su voz como un manto,
despejó el escenario de nubes,
absorbía el deseo de tantos:

“Tócala, tócala,
acaríciala,
roba la estrella
para ti”.

Con un puño de luz insensata,
una línea de verde botella
estalló en esquirlas de plata,
derribó el fulgor de la estrella.

“Tócala, tócala,
acaríciala,
roba la estrella
para ti”.

“Tócala, tócala,
acaríciala,
roba la estrella”.

Y él lanzó
el relámpago aquel,
contra el cristal
de su voz.

Reventó,
vino el botellazo;
se prohibió el rock ese día,
por falta de garantías.

—¡No le tiren al pianista!

Reventó,
vino el botellazo;
se prohibió el rock ese día,
por falta de garantías.

—¡¿Qué se traen con el bajista?!

Reventó,
vino el botellazo;
se prohibió el rock ese día,
por falta de garantías.

—¡Aguas con el baterista!

Reventó,
vino el botellazo;
se prohibió el rock ese día,
por falta de garantías.

—¡Tapen al saxofonista!

Reventó,
vino el botellazo;
se prohibió el rock ese día,
por falta de garantías.

—¡Me van a romper mi lira!

Reventó,
vino el botellazo;
se prohibió el rock ese día,
por falta de garantías.

—¡Se los va a llevar la tira!

Reventó,
vino el botellazo;
se prohibió el rock ese día,
por falta de garantías.

—¡Muestren su ciudadanía!

Reventó,
vino el botellazo;
se prohibió el rock ese día,
por falta de garantías.

—¡Más respeto pa’l artista!

Reventó,
vino el botellazo.
Reventó,
vino el botellazo.
Reventó,
vino el botellazo;
se prohibió el rock ese día,
por falta de garantías.

Reventó,
vino el botellazo.
Reventó,
vino el botellazo.
Reventó,
vino el botellazo;
se prohibió el rock ese día,
por falta de garantías.

¡Me van a romper mi lira!,
¡se los va a llevar la tira!,
¡muestren su ciudadanía!,
¡más respeto pa’l artista!,
¡¿qué pasó?!


Como si fuera una segunda parte de su rola Cruciflexo, Guillermo Briseño compone El botellazo junto a Jaime Moreno Villarreal, una “variación sobre el mismo tema”: el público, el fan, el escucha del rock, pero el del estereotipo, o mejor dicho, arquetipo, porque sí existe, y en abundancia, no se trata de un mero prejuicio, sino que puebla los limitadísimos espacios del rock mexicano, ya sean los similares a los antiguos hoyos fonkys, o los antros, deportivos, cuasi-auditorios o simples callejones de hoy. Hablamos del enajenado de signo contrario, marginal, lumpen, farmacodependiente del consumo más bajo, ya sea chemo o solvente, que no escucha realmente, pero sí acompaña su viaje con las vibraciones más bien básicas de grupo de rock urbano rítmico y repetitivo, y reacciona desde el slam, la cintura agitada o el simple subibaja de cabeza, autómata, ido. No obstante, El botellazo narra desde un ángulo diferente: si en Cruciflexo Briseño optó por un narrador omnisciente en tercera persona, en El botellazo hay una combinación de narradores. La canción inicia con el mismo tipo de narrador de Cruciflexo, en la voz de Hebe Rosell, pero al describir el deseo creciente del admirador de la diva del rock sobre el escenario, transcribe lo que ocurre en esa mente, pero como si fuera un llamado interno, como el de esos “diablitos” que mal aconsejan en las películas, que tientan, y que representan los impulsos oscuros y auténticos, o en términos freudianos, el principio del placer: “tócala, acaríciala, roba la estrella para ti”. Y aunque el narrador omnisciente retoma el relato, en el final hay una voz que interfiere, la de Briseño, que representa al músico, al miembro de la banda que está tocando y recibe la agresión, el botellazo del espectador enajenado. Uno a uno, los músicos del grupo tradicional de rock se nombran entre estrofa y estrofa, y al final todas estas exclamaciones desesperadas se juntan, no sin un fuerte dejo de ironía, y es el grupo de rock el que se vuelve el narrador último, el coro griego de la tragedia rocanrolera mexicana, después del hybris del botellazo. Así, y quizás sin decidirlo del todo, pero sí desde el conocimiento pleno de la realidad del músico, Briseño expone la tragedia fundamental del rock en México: la distancia insalvable entre el músico, sobre todo de calidad, y su público. Por un lado está el desolador mundo del músico: el esfuerzo y la resistencia ante la falta de espacios, ante la raquítica infraestructura de instrumentos, consolas, amplificadores, estudios de grabación, disqueras, etc.; y por otro, la condición del público de rock: marginalidad social, pobreza, incultura, barrio peligroso, adicciones que benefician al narcotraficante (micro o macro), desempleo, familia disfuncional, etc. Y el concierto se transforma en el campo de batalla entre los dos bandos, cuando debería ser el espacio de encuentro, solidaridad y admiración. Las frustraciones explotan una contra otra, y el músico siente justo lo que expresa un personaje de la novela Polvos de la urbe de Víctor Roura, como ya citamos: “al final, ¿para qué tocar? Para unos cuantos canallas…”, mientras el escucha mira esa diva del escenario, ese ídolo inalcanzable, de vestuario mágico y belleza de otra galaxia, y hace comparaciones con su propia condición derrotada, inamovible (como en el mencionado cuento Comillas ratas comillas de Gustavo Masso), y entonces ese botellazo es la única posibilidad de contacto con esa realidad dolorosísima por ajena, y lo que pudo ser reconocimiento, admiración y aplauso, se vuelve la agresión más burda, más injusta, porque, como dice Jaime López en Sácalo: “mi enemiga no eres tú, tu enemigo no soy yo: el enemigo común está alrededor”. Pero por supuesto todo esto se trata no desde el inútil y obvio discurso moral, sino desde el ingenio, y ese cierre algo socarrón de la última estrofa. En una decisión muy inteligente, Briseño y Moreno Villarreal escogen un lenguaje poético más elevado para las primeras estrofas, las que canta Hebe Rosell, para que coincidan con la atmósfera que crea la cantante observada, idealizada, descrita precisamente a través de un estilo literario igual de inalcanzable. Pero cuando el botellazo explota, el lenguaje cambia, se vuelve mucho más coloquial, directo, mundano, porque como dijimos, también se altera el tipo de narrador. Esta sola decisión muestra el impecable manejo de los recursos poéticos y aun narrativos de los autores, y cómo un fuerte fondo puede expresarse con la misma intensidad y eficacia a través de una forma bien trabajada. En síntesis, y al igual que la revisada Cisne de Rafael Catana y Armando Rosas, una muestra más del resultado del trabajo en equipo entre artistas de auténtico talento.
Pero si la letra de El botellazo es brillante, la música, y sobre todo el arreglo, son impactantes. Los acordes y los sintetizadores de la introducción recrean esa atmósfera profunda, mágica, de luces, brillos y vapores, que suelen usar las divas de la música en sus entradas al escenario. Y la voz de Hebe Rosell, suave y honda, inflama y estremece, acorde con la letra. Hasta que el arreglo revienta, justo cuando el clímax del botellazo aparece, y la melodía, cadenciosa y cachonda del principio, se convierte en un rock intenso, coral, y que se estanca en una vuelta musical y letrística, una y otra vez, al estilo de las grandes canciones con coda infinita, como Hey Jude de los Beatles, Daydream de Wallace Collection, Catch the wind de Donovan o la misma El adicto de Botellita de jerez (curiosamente un recurso también propio del son cubano), sólo que en El botellazo sí concluye finalmente, justo con la unión de las líneas de los rockeros agredidos, como explicamos antes. En esta coda la banda de Briseño muestra una capacidad instrumental muy bien sostenida, y crean uno de los finales más memorables del rock mexicano.
De este modo, El botellazo es un rock muy poderoso, una reflexión aguda y ácida de la vida del rockero (una serpiente que se muerde la cola), semejante a la que hace Paul Simon en God bless the absentee y Long, long day, pero aquí adaptada al mucho más limitado y ridículo contexto del rockero mexicano. Una rola de humor negro y hondo, envuelto en una música, arreglo y ejecución energéticos, de gran grupo de rock, como siempre han sido los que forma Guillermo Briseño.

11 comentarios:

  1. Esta canción me gusta mucho con su aire blusero, la combinación de voces de Hebe y Briseño, sus movimientos y su arreglo instrumental, su lado flaco es para mí, la letra que no me dice gran cosa ni me emociona.

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  2. Estimado Pingüino, esta rola es un portento de canción y lo que Briseño cuenta en ella es el tristemente celebre “botellazo” a Johnny Winter en Pachuca, eso la hace mas exquisita, en aquellos años en México escuchar rock era casi un imposible, vinieron “buenas” Bandas aunque ya fuera de sus buenos tiempos, así fue como vimos a Joe Cocker y John Mayall en el Toreo, al Stepenwolf en El Antonio Caso de Tlateloco, al Black Oak Arkansas con el Miguel Rios al Palacio de los deportes y 2 que tres bandas mas y un día anunciaron que Johnny Winter se presentaba en Pachuca!!, pa su mecha, había que estar allí, con muchas broncas conseguimos boletos y nos lanzamos a escuchar el mejor Rocanroll que sonaría en nuestro país, y llegamos al estadio de Pachuca y aguantamos empujones, desmadres, portazos,y por supuesto también esperar mas de una hora al Rockstar, y empieza el concierto termina la primera rola y el Johnny esta agradeciendo o quien sabe que dice porque de ingles sabemos pura madre, cuando vuela una botella -por supuesto de vidrio-(no existían las de plástico)y chin que le pega en la frente y zale!! Que suspenden el concierto y que se desata la raza y a abaratar comercios Pachuca era un campo de batalla y que llega la policía montada y a madrear cabrones, cerraron la central camionera y a correr por la carretera con los caballos pisando a los que se caían, fue cabron yo y otros cuates nos escondimos en una coladera que pasa debajo de la carretera y ahí aguantamos un buen de horas, hasta que ya no escuchamos ruidos salimos, ya ni me acuerdo, como regresamos. Después anunciaron que el concierto continuaría solo que seria en Cuernavaca, yo ya no fui, según contaron fue pura piña y a los que fueron en la carretera los paraba, les bajaban su lana y los regresaban.
    Algún tiempo después anunciaron QUEEN en México primera superbanda que venia en su apogeo a Puebla, y allá vamos!! otra odisea llegar, entrar, aguantar, inicia el concierto todo se olvida estamos rockeando, el Brian May, pegándole chido a su requinto, cuando vuela una media con lodo le pega en la cara y le queda colgando en su guitarra -pensé ya valimos madres otra vez- el buen May quito la media la aventó a un lado y siguió tocando como si nada, uff!! de la que nos salvamos.
    Por cierto en este concierto eran como las 4 de la tarde el sol pegaba chido estaba llena toda la cancha de abajo, cuando por las Bocinotas empezó a sonar el discaso “el lado obscuro de la luna” de Pink Floyd, parecía que el grupo había salido al escenario, se escuchaba de poca, quien sabe quien lo puso, pero ni después que vi al Rogers Water en el Foro Sol, me pareció tan delicioso como esa vez.

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  3. Muy buenas anécdotas, estimado Margarito. Pero, ¿cómo sabes que la rola trata justo del botellazo a Johnny Winter? Hay muchos casos así, y el hecho de que se base en un personaje femenino desconcierta un poco si así fuera (aunque lógicamente podría ser una decisión del arreglo, para adaptarla a la voz de Hebe). Si tienes algún dato que muestre que es como dices, ojalá puedas compartirlo, stimado Margarito, sería muy interesante.
    Muchos saludos.

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  4. MMM, Estimado Pingüino, Mira hace algunos ayeres cuando existía Orbita 107, (que antes fue Estéreo Joven y hoy es Reactor 107), el buen Guillermo Briseño tenia un programa junto con Hebe Rosell que se llamaba “Apaga la luz” igual que la canción de su disco el Conexionista y ahí presentaba grupos y ponía sus canciones y las explicaba, ahí el menciona sobre esta canción y su sentir por el comportamiento del personal en los conciertos, cuando cambia a Rector se acaba su programa y nos perdemos un gran conductor y lo que prentaba era genial, creo tener un par de casetes de ese programa déjame buscarlos y si los tengo los subo para que me digas que te parece.

    Según lo que yo he palpado este comportamiento ha cambiado hoy en día se realizan muchos conciertos y eso ya casi no pasa, no se si el portazo en el Vive Latino 2011 tome estas características, pero ni en conciertos Marginales diría yo de Rock “Urbano” llega a pasar que agredan al Músico, hace años para entrar a cualquier hoyo funky tenias que ir vestido como Rocker, si no te basculeaban y te daban tus calambres y lo mejor era ir de a 2 que 3 chavos y ya estando adentro todos hacían su desmadre y ni quien pelara al grupo y si alguien le abría a un buen grupo lo bajaba gachamente, esto todavía lo sentí cuando se presento Banco en el Premier y le abrió Iconoclasta (creo que si eran ellos) y de tanto silbido no dejaron que se desplayara fue una lastima.

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  5. Yo también era escucha habitual del programa de Briseño que señalas, estimado Margarito, auqnue yo lo oía desde que estaba en Espacio 59. Obviamente me perdí algunos, y parece que justo el que señalas es de esos. Genial si compartes tan valioso material.
    Yo también creo que ha cambiado sin duda el panorama de las tocadas, aunque la parte más marginal sigue complicada, porque ya a ni hoyos fonkys llega, muchas veces se toca en la calle, que cierran los chavos del barrio, por lo que la inseguridad es mayor para los músicos. En lo que sí ha empeorado, creo yo, es en la cantidad de espacios. Sin duda se han reducido considerablemente, quizá por la influencia de la inseguridad general del país...
    Muchos saludos, y gracias por los datos.

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  6. que chidas anecdotas, me hacen imaginarme esos conciertos legendarios,cuando era casi delito tocar rock en méxico. por cierto que los primeros vive latino era una guerra de proyectiles a los grupos que no tocaban ska en los finales de los años noventa y que ahora afortunadamente ya no ocurre, pues aunque piensen algunos que el festival se volvio fresa, yo pienso que la gente tomó conciencia de lo que es un festival de musica y lo mismo he disfrutado de sepultura que de javier corcobado en santa paz, volviendo al tema del botellazo todavia conservo una cinta en donde la interpreta "la opera flotante" comandada por jaime moreno villarreal y carmen leñero con un arreglo diferente que aunque no supera al de briseño y el septimo aire si suena bastante efectivo.

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  7. Yo soy más pesimista, estimado Simón, y no veo realmente una toma de conciencia del público. Pero en fin...
    Muy interesante la versión que señalas, no la conozco, ojalá pudieras compartirla por ahí.
    Un abrazo.

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  8. EN EL AMBITO DE EL ROCK URBANO ES MAS CONSTANTE LA AGRESION HACIA EL MUSICO, EN ALGUNA OCACION ME TOCO VER AL MISMISIMO ALEX LORA RECIBIR EL IMPACTO DE UNA BOLA DE LODO EN PLENO PECHO, LO MAS GACHO ERA QUE TRAIA UNA CAMISA BLANCA, DESPUES VINO LA REPRIMENDA DE EL MISMO ALEX AL PUBLICO, EN OTRA OCACION, A UN CHAVO QUE CANTABA EN UN GRUPO LLAMADO JESSIE BLUES LO QUIZO GOLPEAR UN CHAVO DE EL PUBLICO QUE NO TUVO EMPACHO EN SUBIR AL ESCENARIO PARA INTENTAR SONARLE AL DESCONCERTADO CANTANTE, EJEMPLOS COMO ESTOS HAY VARIOS, A VECES MUCHOS CHAVOS DE EL PUBLICO NO COMPRENDEN TODO LO QUE HAY DETRAS DE UNA BANDA DE ROCK Y A VECES DE LAS LIMITANTES QUE HAY EN CIERTOS LUGARES, QUE NO REUNEN LAS CARACTERISTICAS ADECUADAS PARA OFRECER UN BUEN ESPECTACULO.POR OTRO LADO, LA MUSICA DE ESTA ROLA ES MAGNIFICA, CREO QUE FUE DE LAS ROLAS QUE ME AYUDARON MUCHO A PULIR MIS GUSTOS MUSICALES EN CUANTO A ROCK MEXICANO SE REFIERE.

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  9. Yo también fui testigo de varias agresiones, estimado lalorock. Una vez a Roberto González en un CCH (ni más ni menos, así que no se limita esto a los espacios marginales). Otra vez, más verbal y de carácter homofóbico, a un cantante que homenajeaba a Mario Rivas, etc., y también una que, bajo cierta presión amenzante, llevaba a Arturo Meza a complacer con las rolas que se le pedían. Entre muchos más ejemplos. Una dolorosa realidad de nuestro atraso cultural y social...

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  10. Qué tal. Recientemente acabo de descubrir este blog y no he parado de leerlo. Estoy haciendo un trabajo de tesis sobre el indie y ahora que estoy investigando me doy cuenta de que existen buenas fuentes de consulta respecto al rock mexicano, no muchas claro, pero tenía una idea muy distinta de lo que es o fue (no sé que decir) el rock hecho en México. Me perdí muchos años en el mainstream. Qué chingón por este blog. Además ya sé algo al respecto del concierto de Winter en Pachuca, yo soy de acá y mi papá me ha platicado que fue, pero pues él fue al desmadre porque ni idea de quién fuera ese músico rockero, solo recuerda el nombre y platica el desmadre que se hizo, aunque lo del botellazo él se lo perdió, porque ese dato no lo sabía. Saludos.

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  11. Gracias por el comentario y el interés, estimado Israel. Yo también sospecho que el rock mexicano "fue", más que ser aún. Ojalá me equivoque, pero no veo nada realmente logrado de los músicos nuevos. En fin, ojalá estos espacios logren más lo que te pasó a ti: que la música valiosa no reconocida se vivifique en quien pueda valorarla. Eso solo ya la daría pleno sentido a este esfuerzo. Ojalá sigas aportando tus comentarios por aquí y los otros blogs.
    Muchos saludos, y gracias.

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