Letra, música e intérprete: Roberto González.
Disco: Lentejuelas.
Igual que en el caso ya visto de la canción Lentejuelas, de Pasando por intruso y Domingo azul existen dos versiones, porque el disco fue regrabado. Aquí tomamos la versión original, donde forman una sola canción en los hechos.
Disco: Lentejuelas.
Igual que en el caso ya visto de la canción Lentejuelas, de Pasando por intruso y Domingo azul existen dos versiones, porque el disco fue regrabado. Aquí tomamos la versión original, donde forman una sola canción en los hechos.
Llegó en un domingo azul a nacer,
en este mundo gris.
Llegó decidido a ser un ser
genial, y así lo fue.
Entregó su vida al arte,
y el arte se lo tragó;
vivió haciendo hermosuras
que nadie imaginó.
Y más bien nunca le importó
saber por qué vivió.
Siempre tuvo a la mano un trago
calientito de ron.
Entregó su vida al sexo,
y el sexo se lo tragó;
vivió haciendo hermosuras
que nadie, nunca, vio.
Amando siempre a dos,
las dos eran iguales;
gozando con las dos,
las dos eran sus madres.
Mantuvo su orgullo en inflación
y nunca claudicó.
Llevaba un secreto personal
que nunca develó.
Entregó su vida al arte:
él mismo se atrapó.
Sirvió, haciendo hermosuras,
que nadie imaginó.
Su espacio vital nadie invadió,
lo supo conservar.
Sostuvo un desprecio puritano
a la mediocridad.
Entregó su vida al sexo:
él mismo se atrapó.
Sirvió, haciendo hermosuras
que nadie, nunca, oyó.
Amando siempre a dos,
las dos eran iguales;
gozando con las dos,
las dos eran sus madres.
***
Después de haber nacido siendo viejo,
crucé a nado lagunas de demente,
me crié a punta de sones y de rezos,
mirando vida sólo en los reflejos.
Fui niño, fui a la escuela y aprendí;
pero en la sacristía, jugando al sexo,
las niñas me cobraron en canicas,
y entonces a la escuela no volví.
Después he estado atento a las corrientes,
las modas, movimientos y vaivenes;
gozando como un loco, aquí me tienes,
pasando por intruso en los ambientes.
He oído lloriqueos justificantes,
a un anarco cantante de rancheras,
he sentido un olfato tras mis huellas,
y he sufrido un fascismo galopante.
He visto a radicales refugiarse,
a un modesto argentino oportunista,
he visto dibujar a un feminista
luces de neón y homosexuales.
Los he visto venir desde provincia,
y he vístome reír en vacaciones.
He conocido porros de ambas clases,
y he conocido perros alpinistas.
Me gustó el sabroso sangrar de los 60’s,
diez años vi este mundo desde Praga
con una manzana latiéndome incrustada,
y he muértome de risa en los 80’s.
en este mundo gris.
Llegó decidido a ser un ser
genial, y así lo fue.
Entregó su vida al arte,
y el arte se lo tragó;
vivió haciendo hermosuras
que nadie imaginó.
Y más bien nunca le importó
saber por qué vivió.
Siempre tuvo a la mano un trago
calientito de ron.
Entregó su vida al sexo,
y el sexo se lo tragó;
vivió haciendo hermosuras
que nadie, nunca, vio.
Amando siempre a dos,
las dos eran iguales;
gozando con las dos,
las dos eran sus madres.
Mantuvo su orgullo en inflación
y nunca claudicó.
Llevaba un secreto personal
que nunca develó.
Entregó su vida al arte:
él mismo se atrapó.
Sirvió, haciendo hermosuras,
que nadie imaginó.
Su espacio vital nadie invadió,
lo supo conservar.
Sostuvo un desprecio puritano
a la mediocridad.
Entregó su vida al sexo:
él mismo se atrapó.
Sirvió, haciendo hermosuras
que nadie, nunca, oyó.
Amando siempre a dos,
las dos eran iguales;
gozando con las dos,
las dos eran sus madres.
***
Después de haber nacido siendo viejo,
crucé a nado lagunas de demente,
me crié a punta de sones y de rezos,
mirando vida sólo en los reflejos.
Fui niño, fui a la escuela y aprendí;
pero en la sacristía, jugando al sexo,
las niñas me cobraron en canicas,
y entonces a la escuela no volví.
Después he estado atento a las corrientes,
las modas, movimientos y vaivenes;
gozando como un loco, aquí me tienes,
pasando por intruso en los ambientes.
He oído lloriqueos justificantes,
a un anarco cantante de rancheras,
he sentido un olfato tras mis huellas,
y he sufrido un fascismo galopante.
He visto a radicales refugiarse,
a un modesto argentino oportunista,
he visto dibujar a un feminista
luces de neón y homosexuales.
Los he visto venir desde provincia,
y he vístome reír en vacaciones.
He conocido porros de ambas clases,
y he conocido perros alpinistas.
Me gustó el sabroso sangrar de los 60’s,
diez años vi este mundo desde Praga
con una manzana latiéndome incrustada,
y he muértome de risa en los 80’s.
Roberto González nos entrega aquí un par de canciones tan relacionadas que, como dije, en su primera versión se sucedían sin pausa. Ambas forman un auténtico manifiesto generacional, que desglosa la caída y los padeceres de sueños, cambios y luchas, personales y grupales. Si bien se narra la vivencia personal, es obvio que las semejanzas con los contemporáneos le dan ese valor de cántico de época. El recorrido, desgastante, lleno de angustias y renuncias, pero también de afán de seguir en pie, ve pasar las décadas, sin descifrar ni adaptarse a los cambios de lleno, en parte porque mucho fue determinado por las condiciones sociopolíticas de México. Así, se pasó del sueño sesentero a la desilusión y evasión consecuente de los 70’s, y de ahí a esa especie de resignación-revaloración en los 80’s, momento en el que se compone la rola, y del que aún no se puede tomar distancia para sopesar lo que se siente ahora. Una vez más Roberto González nos entrega una letra honesta, que incluye contradicciones, dudas, incluso miedos, y es eso lo que permite identificarnos.
Domingo azul es una pequeña balada-rock, cálida y suave, con introducción y adornos permanentes de armónica, como si tratara de reflejar los tiempos del grupo Un viejo amor de Roberto González, Jaime López, Emilia Almazán y Guadalupe Sánchez, que luego se convertiría en el disco Roberto y Jaime. Sesiones con Emilia. Por su lado, Pasando por intruso se acelera ligeramente, y su mayor aporte musical está en los cambios de ritmo que van ilustrando los que se van mencionando o sugiriendo (tango, ranchera, disco), y que resaltan así todas las modificaciones que el paso del tiempo fue dejando. En ese sentido, el arreglo es notable, sobre todo en la sección de ritmos (batería y bajo), que Roberto González trató de rescatar en su segunda versión, con notoria pérdida, pese a que hablamos casi de los mismos músicos. Realmente un himno generacional de honestidad conmovedora.
Domingo azul es una pequeña balada-rock, cálida y suave, con introducción y adornos permanentes de armónica, como si tratara de reflejar los tiempos del grupo Un viejo amor de Roberto González, Jaime López, Emilia Almazán y Guadalupe Sánchez, que luego se convertiría en el disco Roberto y Jaime. Sesiones con Emilia. Por su lado, Pasando por intruso se acelera ligeramente, y su mayor aporte musical está en los cambios de ritmo que van ilustrando los que se van mencionando o sugiriendo (tango, ranchera, disco), y que resaltan así todas las modificaciones que el paso del tiempo fue dejando. En ese sentido, el arreglo es notable, sobre todo en la sección de ritmos (batería y bajo), que Roberto González trató de rescatar en su segunda versión, con notoria pérdida, pese a que hablamos casi de los mismos músicos. Realmente un himno generacional de honestidad conmovedora.
Barbaro!! Amigo Pingüino, que suite, que opera, que manjar, exquisita y que oculta!!, no la conocía así, en una sola canción, genial aporte,supongo que te peso soltarla!!
ResponderEliminarMagnifica tu narrativa maese Pingüino.
Y a mi muy particular gusto el buen Roberto es uno de los mejores cantantes del rock nacional, que voz se bota el cuate, lastima que solo cuente con pocos discos, todos ellos de muy buena manufactura, eso si!!
Un saludo agradecido, y muchas odas a Ud. Sr. Pingüino!!
Ja, ja, nada que agradecer, amigo Margarito, y no me costó nada soltar esta rola, como no me cuesta ninguna. Obviamente sí lamento no poder compartirla directamente para descarga (lo mismo para todas las rolas), por lo señalado antes por ahí (las amenazas a lo blogs que sí lo hacen, y el riesgo consecuente de perder estos espacios, que tienen otro sentido). Pero por fortuna, otros blogs sí poseen esa lógica y sentido, y entre esos hay uno donde se consigue la versión original de este disco (sólo hay que buscarle entre los que recomiendo aquí mismo). Coincido en todo lo que dices de la rola, y me alegra que al fin haya llegado un comentario, porque hay que revalorarla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que par de rolas!!! esta muy bueno tu blog. me encanta el espiritu de no dejar morir el buen pero desconocido rock mexicano
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, estimado Anónimo, y por supuesto que ese rock, como todo el de calidad, seguirá siendo inmortal, pese a su poca difusión.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Wow, no tenia el placer de conocer esta canción, un lujo, gratamente sorprendido. Gran, gran trabajo Pinguino. Josue Velasco
ResponderEliminarMil gracias, estimado Josué, y me alegro muchísimo de hacer que la obra de Roberto llegue a nuevos escuchas que sepan valorarla. Eso solo ya valió el esfuerzo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Excelente canción. Escucharla 31 años después de que ha sido creada, gracias a este maravilloso Blog. Deberías ser hasta obligatorio para todo aquel que se precie de gustar el rock hecho en nuestro país. Gracias y adelante.
ResponderEliminarJa, ja, no recuerdo nada obligatorio que tenga buen fin, estimado CD, pero se agradece el apoyo. Ojalá sigas aportando en este y el otro blog, porque eso es lo que incita a (como dices) seguir adelante.
ResponderEliminarMuchos saludos, y gracias de nuevo.
Es la canción (o par) que más me gusta de ese disco. Llevo casi veinte años escuchando canciones de Jaime López, comenzando por las de Arpía de Cecilia Toussaint, luego las grabaciones propias de él; unos cinco años escuchando a Rockdrigo, lo que es un poco lamentable haber empezado tan tarde, pero es que yo comencé con Iron Maiden, Sepultura y Luzbel, y de ahí pasé a Bauhaus, The Cure, Gene Loves Jezebel y Santa Sabina. Me clavé tanto en eso, en el gótico, el dark y a finales de los 90 en el black metal (Emperor, Dark Funeral), que olvidé buscar otras música. Conocí a Cecilia Toussaint cuando me regalaron boletos para verla, fui al tianguis a comprar algún cassette de ella para conocer las canciones, y me enamoré de "Corazón de cacto" y "La 1a calle de la soledad"; aún no había internet (o era muy nuevo), y lo único que sabía de música era lo que encontraba en revistas, más que nada en La Mosca. Fue por eso que a la par de la música oscura que siempre ha sido lo que más me gusta, escuchaba a Jaime López y Cecilia.
ResponderEliminarA Roberto González lo conocí no hace más de tres años, con el disco de Roberto y Jaime. Un día tuve la curiosidad de saber si también él tenía discos como solista, y encontré Lentejuelas, y de éste, la que más me gustó fue precisamente esta versión de dos canciones en una.
¿Notas la referencia a Kafka en la penúltima línea de "Pasando por intruso"? Esa línea me inquieta, es lo que más angustió en La metamorfosis.
Saludos.
Mil gracias por compartir la vivencia personal, estimado Jorge. No estoy seguro si la frase que señalas es una referencia a Kafka, porque la idea de la manzana también evoca las imágenes del cerdo cocinado; es decir, la sensación de ser sólo comida para los depredadores; en este caso, emocionales. Pero puede ser...
ResponderEliminarMuchos saludos.
Me parece que puede serlo por la mención a Praga una línea antes. Quizá al componerla hizo una asociación de ideas entre Praga y Kafka, pero eso sólo es una idea, afirmarlo sería sobreinterpretar.
ResponderEliminarHasta donde recuerdo, la alusión a Praga es sencillamente autobiográfica, estimado Jorge, porque al parecer Roberto sí radicó ahí en una etapa de su vida (esta canción es eso, un repaso autobiográfico, aunque implica igual a una generación entera). Pero mi recuerdo es vago, y podría estar equivocado. En todo caso, aun así podría haber esa conexión que dices con Kafka. Yo no la veo muy clara, pero como dije, podría ser.
ResponderEliminarMuchos saludos.