1. INTRODUCCIÓN
Todo ranking, por su propia naturaleza, es odioso, incluso desde el antipático anglicismo que lo designa. En general, se vuelve una disputa absurda, limitante, entre puntos tan cercanos y tan subjetivos, que perfectamente podrían alterarse sin mayor impacto. Y las discrepancias que provoca son tan obvias en su validez, que caer en su discusión es realmente perder el tiempo. Sé todo esto, y sin embargo, pongo aquí una lista que pretende colocar en orden de calidad las 100 mejores canciones del rock mexicano. ¿Por qué? Bueno, aquí trataré de explicarlo.
Estudié música algunos años. En aquel tiempo, no había escuelas de rock, así que sólo podía estudiarse música clásica, y eso hice, pero siempre mi esencia fue, es y será rockera. No terminé la carrera, por diversos motivos, pero la formación que obtuve me dejó huellas y conocimientos muy valiosos, que han repercutido en todos los ámbitos de mi vida. Toqué en bandas de rock por varios años, pero al final mi vida se fue por otras vías. Después estudié literatura, lingüística y arte, y eso sí pude terminarlo. Me especialicé en los distintos métodos de análisis de la obra de arte. Pero hay algo que soy plenamente: un apasionado, y creo que bien logrado, coleccionista de rock, con especial énfasis en el rock de mi país, México. Y de todos los tiempos. Por otra parte, siempre sentí que la crítica de rock en México es pobre, salvo las honrosas y conocidas excepciones: David Cortés, Víctor Roura, José Agustín, Roberto Ponce y las pocas cosas que han escrito al respecto Alain Derbez (más jazzero) y Juan Villoro. Pero aun esta escasa buena crítica está limitadísima por la falta de espacios. Las escasas líneas que logran colar por ahí no permiten más que una labor de reseña de discos, y algún reportaje más o menos breve. Pero un análisis profundo, detallado de las canciones, nunca lo encontré. Siempre resentí esa carencia. Hasta que hace algunos meses pensé, ¿cómo puedo unir mi formación profesional y práctica literaria y musical, y a la vez aportar algo que atenúe esa carencia critica? Y obviamente la respuesta propició este blog, un medio nuevo, que sí permite esa libertad y extensión.
2. OBJETIVOS
Además de lo anterior, me pareció muy importante crear un catálogo de las obras más valiosas que ha creado el rock mexicano, ahora que el ciberespacio permite el acceso a personas de todos los países. Lo que nos llega de la música extranjera suele ser lo más digerible, lo que deja ganancias para managers, promotores, disqueras, medios de comunicación, etc. Supongo que eso mismo pasa con el rock mexicano en el extranjero, así que creo que este es un buen medio para mostrarle al mundo el verdadero talento nacional, no sólo poco difundido, sino, en muchos casos, desconocido, hasta para los mismos mexicanos. Si ese solo objetivo se cumple, me doy por satisfecho.
En todo caso, más que poner a competir canciones y músicos, esta lista pretende conseguir ese análisis más amplio, pretendiendo que tenga mayor soporte teórico y analítico, que permita a quien se acerca a las canciones una mayor información, que amplíe su valoración y disfrute.
Por otro lado, quise contextualizar el rock mexicano en su riqueza propia, pero también en su contexto cultural, porque estoy absolutamente convencido de que los grandes autores de canciones son herederos y continuadores de su herencia musical, al igual que de todas las ramas de la cultura y el arte. Por ello, quise mostrar las relaciones de las rolas con referencias del cine, el rock internacional, otros ritmos, la literatura y la historia del arte en general, además de sus contextos políticos, sociales, históricos, etc., para demostrar cómo el rock es una música mucho más significativa de lo que la academia le ha reconocido.
3. METODOLOGÍA
a) Base teórica
Para la selección y el análisis de las canciones utilicé varios métodos, entre ellos el que propone Jenaro Talens en Elementos para una semiótica del texto artístico, el Análisis e interpretación del poema lírico, más estructuralista, de la maestra Helena Beristáin y sobre todo el Método de análisis por lexías que explica Roland Barthes en S/Z y otras obras, pero también mucho material teórico de Tzvetan Todorov, Claude Bremond, Guillermo Samperio, etc. Pero quise que este blog no fuera demasiado académico: Jaime López bromea con que el rock “nunca se ha llevado con el pizarrón”, pero aunque esto no es tan cierto, sí quise basarme en esos análisis profesionales, profundos y técnicamente complejos para realizar mi análisis, pero decidí presentarlos aquí de manera mucho más accesible para los lectores comunes.
b) criterio de calificación
Tomé en cuenta para esta lista un único criterio: la calidad. De esta manera, las canciones no aparecen ni por su importancia histórica (innegable en muchos casos, pero sin relación real con la calidad), ni por el éxito que tuvieron (que generalmente se debe a estrategias mercadotécnicas, no a su verdadero nivel artístico), ni porque son las que más me gustan. Para conseguir esto, armé una lista con cerca de 250 canciones de todos los géneros y épocas del rock, que elegí por considerarlas las mejores, pero sin analizarlas individualmente aún. Y armada esta lista, sólo entonces realicé un análisis y una calificación de cada canción en una hoja de cálculo, para sacar un promedio, de acuerdo a los aspectos que me parecen los más importantes de una canción:
I. Letra: que a su vez subdividí en sus tres aspectos fundamentales: a) forma, b) fondo, y c) emoción.
II. Música: que también subdividí en esos tres aspectos.
III. Arreglo: que implica armonías, selección y ejecución de los instrumentos, voz, recursos de estudio, etc.
IV. Ensamble de letra y música: es decir, la concordancia entre ambos aspectos, tanto para resaltarla como para hacerla distante, siempre y cuando haya una motivación para esa decisión.
V. Interpretación: que es el nivel que alcanza la suma de los puntos III y IV.
El promedio de estos 9 puntos (es decir, incluyendo las subdivisiones) dio la calificación de cada canción, y por lo tanto, su orden en la lista. Esto provocó no sólo que quedaran fuera todas las que se ubicaron debajo del número 100, sino que entre ellas estuvieran muchas de las que más me gustan o considero importantes, porque el gusto personal nunca será un buen criterio para la crítica. Hay canciones malas o comerciales que me gustan, por motivos emocionales, por recuerdos personales, etc., así como música buena que, sin embargo, no va con mi naturaleza, y por lo tanto realmente no puedo decir que me gusta. Y por otro lado, la famosa frase de “en gustos se rompen géneros” me parece no sólo estúpida, sino dañina, el non plus ultra de la postura acrítica, porque pretende equiparar el valor de las opiniones de los expertos, formados profesionalmente, con las de los que carecen de los conocimientos teóricos sobre los temas, algo que ha pretendido validar el periodismo de farándula, con evidentes y lamentables resultados. Por ello, el gusto propio lo dejé sólo como criterio de desempate, para distribuir el orden de canciones con la misma calificación final.
Por su parte, este criterio de calificación propició que canciones con menos méritos en la letra que otras, pudieran calificar más alto si, por ejemplo, su arreglo es más trascendente, y lo mismo con todos los otros aspectos. No obstante, basta revisar los primeros lugares para concluir que sin duda es en el equilibrio entre las partes donde radica la calidad artística de una canción.
c) omisiones
Como dije, es sólo la calidad lo que consideré para esta lista. Tomé en cuenta absolutamente todos los tipos de rock que existen. Géneros como el heavy metal, el punk, el reggae puro, etc., fueron quedando fuera de la lista de manera absolutamente natural, debido a la debilidad e ingenuidad de su propuesta ante canciones más logradas. El llamado rock urbano puro logró muy pocos lugares, por el mismo motivo y por sus reiteraciones y facilismos. Y el pop otro tanto, porque las concesiones obligadas por el interés comercial propio de este subgénero merma indudablemente su calidad.
Pero por otro lado, sí hay omisiones absolutamente decididas, pero tienen explicación:
I. Rock instrumental:
Tanto el etnorrock como una buena parte del rock progresivo lamentablemente quedaron fuera de esta lista, pese a ser música de extraordinaria calidad, porque tomé en cuenta sólo canciones (en oposición a piezas), es decir, composiciones con letra y música, y consideré inequitativa la comparación con obras sólo instrumentales. Pero vaya un inmenso reconocimiento a la enorme lista de músicos y grupos mexicanos de estos géneros.
II. Época del Festival de Avándaro:
No tomé en cuenta esta época, debido a que la mayoría del material, aun el original, es en inglés, y el escaso en español, pese a su valor histórico, posee la ingenuidad propia y lógica de un rock incipiente, en formación.
III. Poemas musicalizados:
No los tomé en cuenta, porque consideré injusto poner a competir poemas de profesionales de la literatura con letras de rock, no porque sean inferiores (a veces sí, y es lógico), sino porque poseen características diferentes. De esta manera, maravillas como el poema prehispánico Misión del poeta, así como Adam Cast Forth y Everness de Jorge Luis Borges musicalizados por Arturo Meza, Cenzontle de Pablo Ulrich musicalizado por Jaime López, Nuestra historia de Constantino Cavafis musicalizado por MCC, Canto a tus vísceras (el nombre original es Soneto de tus vísceras) de Baldomero Fernández Moreno musicalizado por José de Molina, o los poemas de Carlos Pellicer musicalizados por Roberto Ponce, entre muchos otros ejemplos, no fueron tomados en cuenta.
IV. Otras omisiones:
Por último, algunas piezas conceptuales, como la incomparable suite Viaje al espacio visceral de Guillermo Briseño, formada por canciones separadas, pero que poseen sentido pleno como unidad, tampoco las tomé en cuenta, por considerar que corren con ventaja, por extensión y concepto, ante las canciones tradicionales. Y tampoco incluí la estupenda obra de Federico Arana en los grupos Naftalina y Los Sonámbulos, ni ningún otro cover de la época del rock’n’roll, porque ahí es en la música donde la base de una obra consagrada corre con ventaja ante el material puramente original.
Por otra parte, lamento mucho que ninguna compositora haya logrado aparecer entre esta lista, y que el papel de la mujer en el rock nacional se limite tanto a la sola interpretación de canciones de otros (que también vale, por cierto, pero no debería impedir lo otro). Espero que la igualdad entre los géneros acabe pronto con las limitaciones que provocan esto. No obstante, mi profundo reconocimiento para las que lo han logrado en esta época adversa, como Emilia Almazán, Hebe Rosell (que es argentina, y por cierto, hermana de Andrés Calamaro, pero que ha desarrollado su paso del folclor al rock totalmente en México), Carmen Leñero y el grupo Flor de Metal, y también para las que dignifican la dura labor de intérprete, como Nina Galindo, Cecilia Toussaint y Betsy Pecanins.
d) inclusiones especiales
En el lado opuesto, quise incluir 5 bonus tracks, es decir, canciones que, no formando parte auténticamente del rock, sí poseen elementos de su espíritu y esencia, por ubicarse en la borrosa frontera entre el rock y la trova o el llamado Canto nuevo (como bien explica Federico Arana en su libro Roqueros y folcloroides). Frontera que, afortunadamente, cada vez importa menos, pese a tanto nefasto separatista intelectual. En oposición a ellos, incluyo estas 5 canciones extras para abrir la lista de este blog.
4. PALABRAS FINALES
Obviamente, esta lista responde a un momento específico de la historia del rock mexicano: el año 2010. Quiero creer que en este mismo minuto alguien debe estar componiendo o grabando una canción que desplace a otra de esta lista. Ojalá así sea, y que esa dinámica nunca se detenga. También deseo que cualquier discrepancia con esta lista se resuelva de una manera más útil que el mero pataleo, y de esta manera aparezcan otras listas, ojalá fundamentadas en el conocimiento, el análisis y la crítica profunda. Es lo que yo intenté. Realmente deseo que otros lo hagan mucho mejor. Para los demás, que disfruten este blog tanto como yo disfruté realizarlo. Pero sobre todo, que disfruten, valoren y difundan el auténtico rock mexicano de calidad.