martes, 1 de junio de 2010

72. SUBURBIA MADRE

Letra y música: Guillermo Briseño.
Intérprete: Briseño y La Banda de Guerra.
Disco: Briseño y La Banda de Guerra.



La Revolución es paralela al Patriotismo,
como anillo al dedo de la ciudad,
que aprieta el paso en un eje vial
que cae en Barranca del Muerto.

Luego vienen los Insurgentes,
que a la Reforma fueron a dar;
pero si al revés andan las gentes,
acaban en un Pedregal.

Si la División del Norte puede
cruzar la Universidad,
¿por qué Zapata no llega
hasta el Viaducto Piedad,
también llamado Alemán?

Es cosa del Primer Cuadro,
según el Observatorio,
la Marina Nacional,
la Plutarco Elías Calles
o la Diana Cazadora,
¡quítese, viejo animal!

Que el 16 de Septiembre,
cuando vaya por Misterios
a ahogarse en el Gran Canal,
encontrará Independencia
por la Avenida Central,
que los Indios ya están Verdes,
¡se nos van a desmayar!,
que los Indios ya están Verdes,
¡se nos van a desmayar!,
que los Indios ya están Verdes,
¡se nos van a desmayar!


La importancia de Guillermo Briseño en el rock mexicano es total. Primero, porque no ha habido un pianista y tecladista de su nivel. Ni siquiera cercano. Segundo, porque fue el primero en armar un grupo de rock complejo, musical y letrísticamente, en español y en México. Como ya dijimos, antes fue, primero, el rock’n’roll de covers tontos, salvo honrosas excepciones. Hablamos de Enrique Guzmán, Angélica María, Los rebeldes del rock, Los locos del ritmo, Alberto Vázquez, César Costa, Los Hooligans, etc. Luego, la explosión de Avándaro, con canciones originales, pero en inglés. Grupos como Bandido, Tinta blanca, Dug dug’s, Peace & Love, Tequila, Love Army, La División del Norte, Javier Bátiz, La Revolución de Emiliano Zapata, etc. Después, los primeros intentos de canciones en español, pero simples, poco logradas, pese a su valor histórico. Ahí aparece El Pájaro Alberto, Three souls in my mind, etc. Es entonces que aparece Briseño; primero con los grupos Los masters y Cosa nostra, y después con su propia banda. Y él, junto a On’tá, La Nopalera y Un viejo amor propondrán, como ya dije, una nueva estética, que retoma elementos de la Nueva trova cubana, Serrat, el Canto nuevo y el folklore latinoamericano, pero también influencias literarias, de ciencia política y culturales, como Gramsci, Marx, Weber, Freud, etc. Junto al contexto histórico de fines de los 60 y principios de los 70, también hay que sumar a esta mezcla las obvias influencias del rock psicodélico y hippie en inglés, y aun del progresivo italiano y alemán. Este será el fundamento del verdadero rock mexicano de calidad.
Guillermo Briseño es, entonces, uno de los pilares. Produjo varios de los discos más importantes de la historia del rock mexicano, como Briseño, Carrasco y Flores, Viaje al espacio visceral, Ausencias e irreverencias, y Está valiendo… el corazón. Sin embargo, luego de eso empezó a trabajar canciones sobre pedido, para el programa de televisión de la revista Nexos. La pérdida de calidad fue muy significativa: como era lógico, al responder a temáticos pies forzados, las rolas perdieron su equilibrio, centradas en el fondo, y descuidando forma y emoción. Briseño las grabó en sus siguientes dos discos, con malos resultados en general, lo que demuestra que cualquier sujeción que acepte un artista, ajena a la búsqueda de calidad, producirá obras malas, por buena que sea la intención. La prueba de esto la da el mismo Briseño, porque lo poco rescatable de ese material son las escasas canciones sueltas que incluyó, ajenas al programa. Una de ellas, Suburbia madre.
Esta canción es otro juego verbal, uno de los recursos más utilizados por los rockeros mexicanos, como ya vimos al revisar Chilanga banda de Jaime López y Tiempo de híbridos de Rockdrigo. En Suburbia madre Briseño utiliza los nombres de las calles, avenidas, monumentos y lugares célebres del D.F. para armar una canción-homenaje a la ciudad misma. La mezcla de la forma, el sonido y el significado de los nombres, arma un rompecabezas de contradicciones y paradojas humorísticas, pero que encierran un contenido subyacente. Briseño parece intuir una lógica no vista, no gratuita, de simbolismo más ácido de lo que parece, como si los chilangos hubieran armado un código secreto, que oculta su historia y sus conjuros, y que aguardan, para soltarse no se sabe de qué forma ni bajo qué contexto, lo que recuerda la idea de un México subterráneo, pero aún potente, de los cuentos Chac Mool de Carlos Fuentes o La fiesta brava de José Emilio Pacheco. Pero Suburbia madre se centra más bien en un México más reciente, y lo oculto se refiere no a la venganza étnica de los cuentos señalados, sino a una revancha de clase ante los abusos de la otra, lo que muestra las influencias políticas de Briseño, que señalé antes. No obstante, en Suburbia madre todo se presenta en forma más lúdica, como un juego de palabras aparentemente inofensivo. Pero cuando uno analiza con detenimiento por qué escoge esos nombres, habiendo tantos, y sobre todo su campo semántico (Independencia, Revolución, Zapata, División del Norte, Patriotismo, 16 de septiembre, Indios Verdes), en oposición a otros (Alemán, Plutarco Elías Calles, Pedregal), queda clara la intención: los nombres de la ciudad la definen, y por lo tanto, también reflejan la esencia de su lucha de clases histórica, no resuelta, que ha definido y sigue definiendo su idiosincrasia sincrética, surrealista, contradictoria. Al final del viaje por la urbe, la Suburbia madre, Briseño nos muestra, con cruda, certera y genial ironía, el terrible resultado de todo esto: la gente rica, éticamente al revés del Pedregal, seguirá pisando a los Indios, que ya están Verdes, y que, como siempre, se nos seguirán desmayando.
Como dije en una canción anterior, en la música Guillermo Briseño siempre apuesta por la figura sostenida y los arreglos complejos, como en las estupendas Aquí estoy (vámonos lejos), Ojo de ballena y sobre todo la ya mencionada suite Viaje al espacio visceral. En Suburbia madre hace una excepción, y la interpreta sólo al piano, de forma magistral (salvo por un ligero desajuste del penúltimo acorde, que pasa desapercibido para casi toda la gente, pero que a un oído más atento le resulta algo molesto). La decisión es inteligente, porque remarca la visceralidad de la melodía. Por otro lado, valorar la voz de Briseño siempre implica cierto esfuerzo, hay que acostumbrarse un poco. Pero en este caso es precisa, pese a cierto abuso del efecto de reverberación de la mezcla. Guillermo Briseño sigue siendo un baluarte del rock mexicano, y cuando compone libremente lo demuestra sin lugar a dudas, como en su más reciente disco de blues, llamado Sangre azul.

3 comentarios:

  1. Buenas, mi fino Pingüino Elemental y si el buen Guillermo un baluarte del rock nacional aunque pienso que no es muy afortunado y gusta muy poco, tiene muchos discos pero siento que no es aprovechado, recuerdo hace algunos años cuando se presento en el teatro de la ciudad, a presentar su discazo “EL CONEXIONISTA” fue un lleno espectacular, pero volvió a regresar al anonimato, a mi gusto el Conexionista es un gran disco aun cuando es criticado por ser realizado por encargo de la revista Nexos, con rolitas sencillas pero con gran ritmo, no logro despegarme de la cabeza
    “A quien corresponda”.
    A quien corresponda dos puntos y aparte
    A quien corresponda dos puntos y aparte
    Por medio de la presente solicito su atención
    Adjunto dentro del sobre le mando una grabación
    Donde canto francamente y donde opino abiertamente
    Que en sus programas de radio, hace falta mi canción

    No es un grupo español bailando el son de la negra
    Ni es un grupo argentino para que Ud. se sorprenda
    No es un grupo español bailando el son de la negra
    Ni es un grupo argentino para que Ud. se sorprenda
    Yo le doy mi opinión y piense Ud. lo que quiera
    Cambie programación y ya vera lo que le espera…

    Otra rolota es “la paciencia”

    “La paciencia es un recurso natural no renovable”

    Maria de mis Alquimias, aquí comentada también por ti Pingüino, grandiosa.

    Como lo vas a tomar, blusote

    Y la que daba nombre a su programa de radio
    “Apaga la luz”, que va dirigida al derrocamiento de Pinochet

    Y en general un discazo, como todos los artistas no todos sus discos son completamente excepcionales!! PERDONALO!!

    Con relación a esta rola es ingeniosa como lo comentas con poco dice mucho conjuga los nombres de las calles, pero si estas escuchando la rola y vas viendo un plano de la capirucha te guía como un GPS.

    Un abrazo callejero mi buen Pingüino.

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  2. Ja, ja, no hay nada que perdonarle a Briseño, amigo Margarito. Y menos yo. Pero obviamente como dices no todo se logra siempre, y uno como analista tiene que decirlo, aun en el caso de alguien tan admirado como Briseño. Tú mismo citas justo las canciones que no eran para el programa como las buenas (salvo "La paciencia"), e insisto en los motivos para ello.
    Un abrazo, amigo Margarito.

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  3. La Paciencia es una gran rola. Gran letra casi poética en un contexto que va de lo íntimo a lo general.

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