Letra, música e intérprete: Gerardo Enciso.
Disco: Es la calle honda.
Aunque para este análisis me base en otra versión, grabada en vivo, porque la del disco Es la calle honda, grabado junto al poeta Ricardo Castillo, permanece de fondo sobre un poema, y eso la hace menos manejable para este blog.
Disco: Es la calle honda.
Aunque para este análisis me base en otra versión, grabada en vivo, porque la del disco Es la calle honda, grabado junto al poeta Ricardo Castillo, permanece de fondo sobre un poema, y eso la hace menos manejable para este blog.
“Los tiempos cambian”, dice mi doctor.
Es jubilado, y también mi papá.
Apura pronto el café,
y se va a trabajar.
“¡Ya no me alcanza!”, dice mi mamá.
Treinta años hace que hace de comer.
Se ven cansados los dos,
y eso me duele aquí.
Yo hago canciones para sobrevivir.
No sé hacer otra cosa que cantar.
Tengo una banda de rock,
y la verdad, me va muy mal.
Y es que no entiendo nada,
no tengo amor ni tengo nada,
me siento mal por las mañanas,
y no me tengo que rendir.
Ella trabaja en la U. de G.
Tan mal la tratan, que no puede más.
Vamos haciendo el amor,
y luego se nos cae.
Ya no me acuerdo cuándo comenzó
este dolor que se hace nudo aquí.
Si de algo sirve mi amor,
ya no sé distinguir.
Yo hago canciones para sobrevivir.
No sé hacer otra cosa que cantar.
Tengo una banda de rock,
y la verdad, me va muy mal.
Y es que no entiendo nada,
no tengo amor ni tengo nada,
soy un extraño hasta en mi casa,
y no me tengo que rendir.
Es jubilado, y también mi papá.
Apura pronto el café,
y se va a trabajar.
“¡Ya no me alcanza!”, dice mi mamá.
Treinta años hace que hace de comer.
Se ven cansados los dos,
y eso me duele aquí.
Yo hago canciones para sobrevivir.
No sé hacer otra cosa que cantar.
Tengo una banda de rock,
y la verdad, me va muy mal.
Y es que no entiendo nada,
no tengo amor ni tengo nada,
me siento mal por las mañanas,
y no me tengo que rendir.
Ella trabaja en la U. de G.
Tan mal la tratan, que no puede más.
Vamos haciendo el amor,
y luego se nos cae.
Ya no me acuerdo cuándo comenzó
este dolor que se hace nudo aquí.
Si de algo sirve mi amor,
ya no sé distinguir.
Yo hago canciones para sobrevivir.
No sé hacer otra cosa que cantar.
Tengo una banda de rock,
y la verdad, me va muy mal.
Y es que no entiendo nada,
no tengo amor ni tengo nada,
soy un extraño hasta en mi casa,
y no me tengo que rendir.
Esta canción de Gerardo Enciso se convirtió en una especie de himno de los rockeros mexicanos. Tal como vimos en La escena me traspasa el corazón de Jaime Moreno Villarreal, estamos ante una canción de rock sobre el rock, sobre las implicaciones de ser músico en un país acaparado por los medios comerciales, ante un público cautivo por la incultura como estrategia política, y con recursos limitadísimos. Pero a diferencia de la rola de Moreno Villarreal, en Los tiempos cambian hay una mínima esperanza, o mejor dicho, un afán de resistencia, parecido al que oímos en Rocanrolas domésticas de Carlos Arellano, Nube de Lucerna Diogenis, El huerto de Roberto González o El rol debe seguir de Roberto Ponce. En la canción de Enciso, vemos, además, el contexto familiar y amoroso del rockero, lo que refleja el fracaso total, amplio. Pero pese a lo adverso del panorama, Los tiempos cambian se centra en la defensa de la vocación musical a toda prueba, que lleva al músico a aguantar, a sobreponerse, aunque no logre ver el sentido real de su esfuerzo, casi sacrificio cuando hablamos del contexto mexicano. Y justo por esa importancia emocional, Enciso escoge un lenguaje más descriptivo, claro y directo, para retratar ese contexto y su impacto anímico en la vida del músico de rock.
La música de Los tiempos cambian es de sencilla balada-rock, pero profundamente emotiva. La voz de Gerardo Enciso, en otros casos fuerte y áspera, aquí se suaviza, pero no hacia lo melifluo, sino hacia la melancolía. Estamos ante una rola muy conmovedora, hecha e interpretada a flor de piel. Y eso el escucha lo nota y agradece. El dejo de esperanza le da un sentido catártico, y la figura final, de bajeo, de la guitarra acústica, va menguando en ritmo, lo que impulsa al respiro reparador, al alivio, que es el auténtico espíritu de la canción.
La música de Los tiempos cambian es de sencilla balada-rock, pero profundamente emotiva. La voz de Gerardo Enciso, en otros casos fuerte y áspera, aquí se suaviza, pero no hacia lo melifluo, sino hacia la melancolía. Estamos ante una rola muy conmovedora, hecha e interpretada a flor de piel. Y eso el escucha lo nota y agradece. El dejo de esperanza le da un sentido catártico, y la figura final, de bajeo, de la guitarra acústica, va menguando en ritmo, lo que impulsa al respiro reparador, al alivio, que es el auténtico espíritu de la canción.
De las rolas más querenciadas del Enciso, es esta. Melancolía trasluce por sus fibras, y no se queda callado.
ResponderEliminarMuy buena rola
De acuerdo contigo, Anónimo. Gracias por la visita y el comentario.
ResponderEliminarCuanto aferrado en el Rock, en esta rola se plasma un sufrimiento físico, un grito rebelde a “esto es lo que me gusta y aquí quiero estar” en Guadalajara cuando canta la estrofa de “Ella trabaja en la U de G” el publico explota de una forma increíble.
ResponderEliminarEsta rolita del Buen Arellano, siento que aunque mas alegre da el mismo sentimiento del ser AFERRADO en tus creencias.
Treintañeros
Va esta rola
a esa flota treintañera
que nació entre rocanroles
y entre rocanroles ha de morir.
No hagan olas
los que dicen: 'oh qué pena
que ya estando tan huevones
no se quieran corregir
si somos muy buenos muchachos
si acaso un poco borrachos
muy decentes ¡eso sí!
Hay de todo
arquitectos sin oficio
exmarxistas liberados
prófugos de la universidad,
sibaritas
periodistas sin permiso
músicos desvalagados
necios todos contra la sociedad,
y todos somos muy honrados
pero un poco desgarbados
muy corteses ¡no dudar!
Poco importa
esa frente que se ensancha
los riñones que se quejan
y la greña que se empieza a platear,
yo diría
que la edad nos viene guanga
que los bravos no se dejan
y que hay mucho por rocanrolear
y si sentáramos cabeza
sería por tanta cerveza
y sólo un rato nada más.
Treintañeros
hagan sus quinielas
suban sus apuestas
que aquí tenemos que adivinar
a quién de éstos
se le enjuician las muelas
se echa el mundo a cuestas
y ¡pum! se encarrilará
y por lo mientras no se cansen
que mañana nadie sabe
quien despierte en la ancianidad.
Yo les tengo una profunda admiración a los musicos y mas a los que aun con muchas broncas logran sacar un disco,- ya si es bueno o malo si venden o no, es otro cuete- en este tu Blog hay excelentes canciones de personas que no lograron hacer este ultimo paso y eso a mi gusto debería restarles unos puntos y por lo tanto no hubieran entrado, (porque ahora como le hacemos para conseguir esas obras que son tan solo de unos cuantos?) Pero eso es cosa tuya.
Hay un grupo que en lo personal me apasiona un buen, solo sacaron un disco (eso creo!!)
Y dejaron de existir, no se si después armaron otro grupo o no, pero me quede con ganas de mas “NEURONA VIOLETA” el disco “Juguetes Negros”, a ellos solo los vi una ocasión en el Ángela Peralta y lo que me sorprendió era lo chavo que estaba el cantante y la vocesota que tenia.
siguen los recuerdos.
Gracias por la opinión, estimado Margarito. Pero francamente no la comparto, porque el hecho de que un músico o grupo no logre grabar no me parece demérito suyo; al contrario, responde a una falta de espacios y recursos ajenos a sus fuerzas. El medio del rock mexicano (de hecho, toda la realidad nacional) no va con la ides de "el que quiere, puede". Son demasiados los hilos, las corruptelas, la necesidad de sobrevivir, la ignorancia, las crisis, etc., y francamente el músico no siempre puede resistir, obligado por sus circunstancias adversas. Pienso, por ejemplo, en Emilia Alamazán, talentosa, impecable, pero sin respaldo, sin puertas. Luchó hasta donde pudo, porque además tuvo que combatir contra un machismo ancestral. Es lógico que un día no hubo manera de seguirlo intentando. Por ello, veo las cosas al contrario que tú: al ser tan aislado su material, ha adquirido valor, pero no porque los músicos no hubieran deseado otra difusión. No encima voy a castigarlos por ello, estimado Margarito. Y como el único criterio de selección, análisis y calificación de este blog es la calidad, mucho del inédito posee las mejores cualidades, y esa condición no le afecta (aunque coincido con los que opinan que una mayor amplitud de recursos hubiera podido mejorarlo).
ResponderEliminarMuchos de los que alguna vez quisimos transitar por el dificil camino de el rock, nos sentimos identificados con esta exelente rola de el Enciso, y estoy totalmente de acuerdo con usted mi estimado pinguino, en este pais no siempre el que quiere puede.
ResponderEliminarSeguramente con el arte en esta época pasa en casi todos los países, estimado Lalorock, pero sin duda el subdesarrollo latinoamericano empeora mucho las cosas. No obstante, es una zona en que se ha hecho arte de la máxima calidad. Una de las pocas paradojas valiosas de la vida...
ResponderEliminarUn saludo.