Disco: Sin editar en disco, grabada para radio.
También existe una versión de Carmen Leñero, en su disco Almuerzo en la hierba.
yo vuelvo al amanecer,
voy a ver un compromiso
que no lo puedo romper.
Mañana que me devuelva
ya yo le platicaré.
Mañana que me devuelva
ya yo le platicaré.
Tres años en el tomate,
tres años en el carwash,
paisano Isidro Silguero,
¿quién cree que lo iba a esperar?:
las lágrimas de una joven
se apaciguan con la edad,
las lágrimas de una joven
se apaciguan con la edad.
Madre mía, si ve que me emborracho
y me da por salir a buscarla,
no me deje volver a sus brazos,
no me deje rodar por su falda.
Ya no sé ni quién soy ni qué es lo que hago,
no me deje hacer la tarugada.
Ejido de La Esmeralda,
Peñita del Ocotal,
no hay nadie que los recuerde
cuando vuelven al corral.
Tiene el amor vencimiento
y no se debe aplazar,
tiene el amor vencimiento
y no se debe aplazar.
Madre mía, si ve que me emborracho
y me da por salir a buscarla,
no me deje volver a sus brazos,
no me deje rodar por su falda.
Ya no sé ni quién soy ni qué es lo que hago,
no me deje hacer la tarugada.
Ejido de La Esmeralda,
Peñita del Ocotal,
no hay nadie que los recuerde
cuando vuelven al corral.
Tiene el amor vencimiento
y no se debe aplazar,
tiene el amor vencimiento
y no se debe aplazar.
Una vez más, Jaime Moreno Villarreal nos entrega una verdadera obra maestra de la canción narrativa. El pendiente es el relato breve y certero del drama del indocumentado mexicano, del mojado que regresa de Estados Unidos sólo para encontrar su pasado perdido. En este caso, la decepción de la mujer que no supo esperar. El tema del bracerismo lo ha tocado continuamente el rock mexicano. Las canciones van del humor de ¡Qué onda, ese! de Jaime López, a la seriedad del desarraigo de su otra rola, Bordando la frontera, pasando por la visceralidad algo primitiva de Viajero de la Banda Bostik y el facilismo más comercial de Mojado de La Maldita Vecindad y Los hijos del 5º patio. Pero sin duda El pendiente se destaca considerablemente por encima de las otras canciones sobre el tema. Su calidad literaria se explica porque apareció primero como poema, en el libro La estrella imbécil de Moreno Villarreal. En esta rola, el ángulo desde donde se narra, la creación de un lenguaje nuevo, propio, que a la vez suena familiar, autóctono —lo que recuerda el estilo de Juan Rulfo—, las figuras literarias riquísimas en el manejo del nivel de la línea narrativa oculta, el impecable uso de la alusión, etc., son todos logros estilísticos impresionantes, que sólo se alcanzan con una formación literaria tan elevada como la de Moreno Villarreal. Por ello, sin duda alguna parte con una amplia ventaja sobre la mayoría de los compositores del rock mexicano.
El pendiente inicia con una justificación ante la madre, que más adelante se transformará en súplica para que sea la contención natural ante la caída emocional. Esto, que en otro autor sonaría vergonzoso, al estilo del famoso y ridículo verso de Manuel Acuña en su Nocturno a Rosario (“y en medio de nosotros, mi madre como un Dios”), Moreno Villarreal lo resuelve con mucha sutileza. La canción sigue con la descripción minimalista de la limitadísima vida del bracero, para pasar de inmediato con las frases que buscan una resignación en el fondo inalcanzable, en un recurso que es más un mecanismo de defensa (la racionalización) que una convicción. Pero pronto la carga dolorosa retoma el mando, en la nueva estrofa hacia la madre. Podemos ver, entonces, que el espíritu de la letra se centra en estos vaivenes emocionales, en las crisis de calma aparente y pena renovada, continuas, sin tregua, que reflejan el auténtico infierno interior que representa el desamor (lo que la relaciona también con Rulfo, en el final de su cuento Paso del norte). Así, el golpe a la autoestima (de por sí baja en un indocumentado) que significa el abandono de la mujer amada, esa obra cumbre de la crueldad, se describe, pero más por lo que se sugiere que por lo que se expresa, en un manejo experto de la elipsis, que le da a la rola un toque de originalidad y amplitud extraordinario.
Pero si alguien piensa que una letra tan poco explicativa pierde emotividad, se equivoca rotundamente en el caso de El pendiente: además de las frases más emocionales, cuidadosamente escogidas, colocadas y medidas, para eso están la música y la interpretación. La melodía, sencilla, a guitarra acústica limpia, estructurada a través de reiteraciones que forman un pequeño círculo melódico, se fundamenta en la caída del tono mayor dominante a uno menor, una y otra vez, más un estribillo con dominante menor. Todo esto, más las aceleraciones y desaceleraciones del ritmo, concuerdan perfectamente con los vaivenes emocionales del protagonista y narrador, y vuelven a El pendiente una rola desgarrada, sobre todo en su estribillo, en el que se centra la parte más dolorosa de la canción. Además, la voz de Jaime Moreno Villarreal se hace más intensa en las partes precisas, llegando a ser muy conmovedora, aun en la falsa calma del final, porque presagia que el dolor seguirá regresando, destrozando el alma sin compasión.
Por todo ello, El pendiente es verdaderamente una canción de un compositor experto, extraordinario, que demuestra sin duda alguna lo que una mayor exigencia cultural e imaginativa puede crear si los rockeros mexicanos siguieran el ejemplo.
El pendiente inicia con una justificación ante la madre, que más adelante se transformará en súplica para que sea la contención natural ante la caída emocional. Esto, que en otro autor sonaría vergonzoso, al estilo del famoso y ridículo verso de Manuel Acuña en su Nocturno a Rosario (“y en medio de nosotros, mi madre como un Dios”), Moreno Villarreal lo resuelve con mucha sutileza. La canción sigue con la descripción minimalista de la limitadísima vida del bracero, para pasar de inmediato con las frases que buscan una resignación en el fondo inalcanzable, en un recurso que es más un mecanismo de defensa (la racionalización) que una convicción. Pero pronto la carga dolorosa retoma el mando, en la nueva estrofa hacia la madre. Podemos ver, entonces, que el espíritu de la letra se centra en estos vaivenes emocionales, en las crisis de calma aparente y pena renovada, continuas, sin tregua, que reflejan el auténtico infierno interior que representa el desamor (lo que la relaciona también con Rulfo, en el final de su cuento Paso del norte). Así, el golpe a la autoestima (de por sí baja en un indocumentado) que significa el abandono de la mujer amada, esa obra cumbre de la crueldad, se describe, pero más por lo que se sugiere que por lo que se expresa, en un manejo experto de la elipsis, que le da a la rola un toque de originalidad y amplitud extraordinario.
Pero si alguien piensa que una letra tan poco explicativa pierde emotividad, se equivoca rotundamente en el caso de El pendiente: además de las frases más emocionales, cuidadosamente escogidas, colocadas y medidas, para eso están la música y la interpretación. La melodía, sencilla, a guitarra acústica limpia, estructurada a través de reiteraciones que forman un pequeño círculo melódico, se fundamenta en la caída del tono mayor dominante a uno menor, una y otra vez, más un estribillo con dominante menor. Todo esto, más las aceleraciones y desaceleraciones del ritmo, concuerdan perfectamente con los vaivenes emocionales del protagonista y narrador, y vuelven a El pendiente una rola desgarrada, sobre todo en su estribillo, en el que se centra la parte más dolorosa de la canción. Además, la voz de Jaime Moreno Villarreal se hace más intensa en las partes precisas, llegando a ser muy conmovedora, aun en la falsa calma del final, porque presagia que el dolor seguirá regresando, destrozando el alma sin compasión.
Por todo ello, El pendiente es verdaderamente una canción de un compositor experto, extraordinario, que demuestra sin duda alguna lo que una mayor exigencia cultural e imaginativa puede crear si los rockeros mexicanos siguieran el ejemplo.
Apreciado Pingüino, extraordinaria canción, hasta el titulo es soberbio, cuando leí la rola pensé que se trataba de un arete, jamás pensé que”juera un Pendiente” fue insólito descubrir a este cuate, en algunos choros, el Buen Briseño comenta sobre el buen Jaime, de estas rolas de emigrantes y braceros les dejo esta rolita viejita del Grupo Antorcha, esta guena!!- http://www.megaupload.com/?d=H1NY0ONZ
ResponderEliminarBracero
Del pueblo partieron,
una tarde para ser extranjeros.
El campo ese día
mostraba al sol su vientre;
y los hijos y amigos que quedaban,
cantaban viejas canciones;
y levantaban en la lejanía
botellones de aguardiente.
Era enero, y un cenzontle señalaba el camino a la troca.
Eran cien hombres y mujeres que llegaron a United States;
fueron bajados como carga,
empujados como carga hasta las vacunas que decían: United States.
Sellados como carga por un sello que los autorizaba a respirar, sudar, morder el polvo, producir,
con la única salvedad de que todo llevara como marca made in USA.
Algunos fueron devorados por las máquinas en las fábricas;
otros fueron a parar como carga al fondo de una mina.
Algunos más, fueron incinerados en los campos hasta la última gota de sangre.
Lo único que les enseñaron del idioma sonaba: yes, sir, United States;
suda animal, sir,
para eso te permito, United States,
que tengas una casa y hasta comas;
que le hagas uno que otro hijo a tu mujer,
y que no pienses en volver después de esto ...
yes.
Base y carne de la máquina que han creado
para hacer tragar mierda en dólares,
que devora cabezas y sangres extranjeras
para mantener el supuesto paraiso de la democracia.
Por eso te permito, bracero,
tomar Coca-cola, comer hamburguesas,
despreciar a tu gente
y vivir en la miseria.
Destruye, aniquila
el imperio poderoso de consumo de basura,
de plástico y transistores
de carne de tus hermanos
que con sus vidas han construido.
Cuando vislumbres el alba imperialista
del suelo que no es el tuyo,
surgirá en tí un alito de libertad
que marcará el surgimiento del hombre
y la destrucción de la máquina opresora.
Y disculpas por extenderme en tu Blog.
Nada que disculpar, amigo Margarito; al contrario, gracias por tomarte la molestia de compartir tantas cosas siempre... Genial que nos recuerdes esta rola del grupo Antorcha, sin duda uno de los primeros en ensayar la radicalidad, lo que en ese momento de la historia del rock mexicano era más que necesario...
ResponderEliminarUn abrazo acarnalado, y qué bueno que estos espacios permitan que la extraordinaria obra de Jaime Moreno Villarreal llegue a la gente.
Cancion perfecta
ResponderEliminarMuchas, pero muchas gracias. Esta rola la grabé hace muchos años de un programa de radio de Briseño, en el que Jaime Moreno y y Carmen Leñero fueron invitados. Perdí el casete y tengo muchos años buscándola. Ahora al menos encontré la letra, ya con eso puedo tocarla y cantarla.
ResponderEliminarGracias a ti, estimado Anónimo. Puedes encontrar la rola en el canal de YpuTube del amigo Juan Pedraza, lo mismo que todas las de este blog. Saludos.
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