Intérprete: MCC.
Disco: MCC 1980/1984.
para crecer en lo oscuro;
una tarde abandonada
nos dio una historia en el muro.
Somos dos,
antes y después del sol,
que al tiempo no aguardan,
ni guardan su nombre
nunca más.
Entre puertas y zaguanes,
deslizábamos los cuerpos,
transformados en colores
que alimentaban lo cierto.
Somos dos,
antes y después del sol,
que al tiempo no aguardan,
ni guardan su nombre
nunca más.
Sigo y sigues, con el alba,
en el ciclo del desvelo,
alimentando con cielo
esta noche sosegada.
Somos dos,
antes y después del sol,
que al tiempo no aguardan,
ni guardan su nombre
nunca más.
Como ya dije antes, en México el rock progresivo auténtico (es decir, que no abarca al etno-rock, lo trovadoresco ni otras derivaciones más lejanas) se ha ido mucho más por el lado de la música instrumental que por el de las canciones con letra, cantadas. Es decir, son herederos más de Emerson Lake & Palmer y Tangerine Dream que de Pink Floyd o King Crimson. Entre las excepciones destacan Delirium, algo (muy poco) de Chac Mool, Lucerna Diogenis y algún grupo más por ahí. Pero sin duda el máximo exponente de esta línea del progresivo es MCC (que significa Música y Contracultura). Si bien la música de MCC tiene base en los sintetizadores, magistralmente ejecutados por Enrique Quezadas (curiosamente hoy trovador), y en alguna época por Humberto Álvarez (que luego formó Sangre Asteka), más comunes en el progresivo instrumental y ambiental o atmosférico, siempre siguieron escribiendo canciones con letra, seguramente porque mucho de su sello lo sostenía su cantante, el desaparecido Mario Rivas, a mi juicio la mejor voz masculina en la historia del rock mexicano (quizá sólo se le acercan Kiko Bandido, de la época de Avándaro, el nunca reconocido Armando Vega Gil de Botellita de jerez y Arturo Huizar de Luzbel, de la línea del heavy metal). Así, pese a tener sólo un disco oficial (Sobrevivientes) y otro editado tras la muerte de Rivas (MCC 1980/1984, a partir de unos extraordinarios demos añejos), MCC representó el punto máximo de la historia del progresivo en México.
En la canción El muro, MCC expone su característico estilo poético en las letras. Centrada en la apología de la pareja enfrentada a las vicisitudes de la existencia, la rola es una estampa, pequeña, pero representativa, de ese aliento, de esa lucha por trascender entre la adversidad, con el símbolo del graffiti anhelante de eternidad citadina. Como suele pasar (por ejemplo en Replicantes y Ángel de Sodoma), MCC nos habla de amantes neutros, sin género expreso, porque la época impedía la canción abiertamente homosexual, aunque en otra rola, A riesgo de perder la vergüenza, finalmente lograron expresar (quizá por primera vez en la historia del rock mexicano) el amor gay sin tapujos, sin hacerlo indirectamente como los españoles de Mecano en Mujer contra mujer, ni humorísticamente como su paisano Joaquín Sabina en Juana la loca, sino de manera personal, directa, honesta y seria. En México después el grupo La maldita vecindad y los hijos del 5º patio intentaría tratar seriamente el tema, en su variante travesti, en Rafael, pero con muy inferiores resultados. Incluso Rockdrigo, tan certero en casi toda su obra, resultó fallido cuando se acercó al asunto en Diva francesa. En El muro ocurre lo antes mencionado: la pareja señalada no especifica géneros, pero uno sólo lo nota cuando sabe la historia de algunos miembros del grupo, así que la calidad de la letra no depende en absoluto del conocimiento de ese dato. Si lo señalo, es sólo porque la valentía del grupo al abrir esa posibilidad expresiva es histórica, y la belleza del sentimiento y su expresión artística demuestran cuán independiente es la calidad del arte de ese tipo de contextos ajenos a su verdadero ámbito.
La letra de El muro basa su estilo en las dos figuras literarias más clásicas: la metáfora y la prosopopeya. Las figuras literarias son logradas, precisas, sin demasiada pretensión, en sus tres estrofas principales, siempre apoyadas por el estribillo de glosa. MCC opta por el poema breve, algo muy similar a la ya analizada Suley Imaginaria de Lucerna Diogenis (con quienes MCC tiene más de una coincidencia estilística), por el mismo motivo: extenderse más sería sólo repetir, cuando lo importante es expresar la intensidad del concepto amoroso, único, distinto.
Como suele ocurrir con el progresivo, mucho de su mérito está en la música, sobre todo en el arreglo y la ejecución. En El muro, la letra, casi sutil, se potencia profundamente gracias a la intensidad de los sintetizadores (que incluyen un sonido de explosión, intermedio, semejante al de su otra rola, El chisme de los tucanes, y al de La rata inmigrante de Lucerna Diogenis, como ya dijimos), el extraordinario bajo de Jorge Velazco y la potente batería del también mimo y actor Perico, el payaso loco. Y como ya mencionamos, la voz de Mario Rivas es simple y sencillamente un prodigio. No en vano se dice, por su identidad sexual y trágica muerte, pero también por su voz inigualable, que Mario Rivas es el equivalente mexicano de Freddy Mercury. Su increíble registro se nota especialmente en los estribillos, en los que, con cada aparición, eleva el tono de su último verso, cuando parecía imposible. Sin duda un superdotado.
De esta manera, El muro es una canción muy poderosa. La mezcla de su letra sutil y su música y voz potentísimas provocan una sensación de apología mayor, de aguerrida defensa de esa pareja que busca la inmortalidad a través del amor auténtico, más allá de presiones sociales, morales, religiosas y de género.
En la canción El muro, MCC expone su característico estilo poético en las letras. Centrada en la apología de la pareja enfrentada a las vicisitudes de la existencia, la rola es una estampa, pequeña, pero representativa, de ese aliento, de esa lucha por trascender entre la adversidad, con el símbolo del graffiti anhelante de eternidad citadina. Como suele pasar (por ejemplo en Replicantes y Ángel de Sodoma), MCC nos habla de amantes neutros, sin género expreso, porque la época impedía la canción abiertamente homosexual, aunque en otra rola, A riesgo de perder la vergüenza, finalmente lograron expresar (quizá por primera vez en la historia del rock mexicano) el amor gay sin tapujos, sin hacerlo indirectamente como los españoles de Mecano en Mujer contra mujer, ni humorísticamente como su paisano Joaquín Sabina en Juana la loca, sino de manera personal, directa, honesta y seria. En México después el grupo La maldita vecindad y los hijos del 5º patio intentaría tratar seriamente el tema, en su variante travesti, en Rafael, pero con muy inferiores resultados. Incluso Rockdrigo, tan certero en casi toda su obra, resultó fallido cuando se acercó al asunto en Diva francesa. En El muro ocurre lo antes mencionado: la pareja señalada no especifica géneros, pero uno sólo lo nota cuando sabe la historia de algunos miembros del grupo, así que la calidad de la letra no depende en absoluto del conocimiento de ese dato. Si lo señalo, es sólo porque la valentía del grupo al abrir esa posibilidad expresiva es histórica, y la belleza del sentimiento y su expresión artística demuestran cuán independiente es la calidad del arte de ese tipo de contextos ajenos a su verdadero ámbito.
La letra de El muro basa su estilo en las dos figuras literarias más clásicas: la metáfora y la prosopopeya. Las figuras literarias son logradas, precisas, sin demasiada pretensión, en sus tres estrofas principales, siempre apoyadas por el estribillo de glosa. MCC opta por el poema breve, algo muy similar a la ya analizada Suley Imaginaria de Lucerna Diogenis (con quienes MCC tiene más de una coincidencia estilística), por el mismo motivo: extenderse más sería sólo repetir, cuando lo importante es expresar la intensidad del concepto amoroso, único, distinto.
Como suele ocurrir con el progresivo, mucho de su mérito está en la música, sobre todo en el arreglo y la ejecución. En El muro, la letra, casi sutil, se potencia profundamente gracias a la intensidad de los sintetizadores (que incluyen un sonido de explosión, intermedio, semejante al de su otra rola, El chisme de los tucanes, y al de La rata inmigrante de Lucerna Diogenis, como ya dijimos), el extraordinario bajo de Jorge Velazco y la potente batería del también mimo y actor Perico, el payaso loco. Y como ya mencionamos, la voz de Mario Rivas es simple y sencillamente un prodigio. No en vano se dice, por su identidad sexual y trágica muerte, pero también por su voz inigualable, que Mario Rivas es el equivalente mexicano de Freddy Mercury. Su increíble registro se nota especialmente en los estribillos, en los que, con cada aparición, eleva el tono de su último verso, cuando parecía imposible. Sin duda un superdotado.
De esta manera, El muro es una canción muy poderosa. La mezcla de su letra sutil y su música y voz potentísimas provocan una sensación de apología mayor, de aguerrida defensa de esa pareja que busca la inmortalidad a través del amor auténtico, más allá de presiones sociales, morales, religiosas y de género.
Que bueno que incluyas una rola de este grupo,sin ser uno de mis favoritos si es digno de mencionar. es un grupo curioso en su alineación,como que son personajes muy diferentes,velasco gran bajista,rivas buen cantante,quezadas que se volvio loco y ahora parece delgadillo,y alvarez que es mas vanguardista,pero si coincido que esta es uno de sus temas mas rescatables.
ResponderEliminarEn realidad hay 4 temas de MCC en esta lista, estimado Simón. Para quien no esté muy familiarizado con la lógica de los blogs, gracias a las columnas de la derecha se pueden limitar los resultados a leer: por disco, por grupo o solista, y por género musical.
ResponderEliminarMerecido reavive de MARIO RIVAS (qepd) talentoso vocalista de rock mexicano; exalumno de mi hermano Sergio en el CCH Naucalpan, vocalista del Grupo Vi'ctor Jara junto con otros de sus exalumnos como Eugenia Leo'n y Arturo Quezadas (el "Venado", posterior integrante de Nota Roja con los ExOn'Ta") y que como Grupo Victor Jara ensayaba decibeles en el depa de Sergio en la romana calle Medelli'n, frente a la fuente de Cibeles. Ya despue's disfrutari'amos a Mario y su voz como protoFreddie Mercury al frente del MCC y al lado de los versa'tiles teclados de Humberto Alvarez, cantando hasta desangrarse "Se va la vida, se va al agujero...". No menos memorable y honroso es haber alternado con el propio MCC en un concierto en el Museo de las Culturas Populares, en el corazo'n del Coyoaca'n bohemio y querido. Y tambie'n es grato recordar una velada chelera con Mario y Humberto por los rumbos de Santa Anita, Iztacalco, donde a la menor provocacio'n salieron las guitarras, flautas y percusiones y se armo' el "unplugged" de rigor!
ResponderEliminarGracias e a este blog la ausencia relativa de Mario se vuelve Presencia Necesaria si de cronicar el rock mexicano se trata. Enhorabuena! Ricardo Camarena Castellanos (exContraste)
Estupendo aporte, estimado Ricardo. Qué fortuna que te tocara alternar con MCC. Y por cierto, pese a mi larga vida de coleccionista de rock mexicano, no conozco a tu ex-grupo, ¿dónde se consigue su material, si es que llegaron a grabar? Sería muy interesante acceder a él. Qué grato que las anecdotas directas aparezcan en estos espacios; sin duda nos enriquecen a todos, así que realmente espero que sigas aportando tus vivencias, estimado Ricardo.
ResponderEliminarUn abrazo, y gracias de nuez.
Gracias por subir "El Muro" letra y música de un servidor.Yo formé el grupo de MCC Música y ContraCultura en 1980 con la idea de reivindicar la marginalidad.El nombre y concepto es resposabilidad mía.En esta pieza los teclados los toca un servidor al igual que en todas las otras de mi autoría.Hubo varios cambios en el grupo a lo largo de los cuatro años que duramos.El primer baterista fue Salvador Agüero (Q.E.P.D),Carlos Velasco en la guitarra una temorada,luego dejó la banda.Un año después entraron Enrique y Perico.Acaba de salir a la venta la reedición del Cd del grupo llamado: "1980-1984" período que duró el proyecto.Grabado en 1983.Es la única grabación del grupo original.En youtube existen videos con los audios originales de este cd.Saludos.Humberto Alvarez
ResponderEliminarUn inmenso honor tenerte por este espacio, estimado Humberto. Contigo ya son varios los músicos que lo han visitado. Admiro profundamente tu trabajo, sobre todo con MCC y como solista, así que realmente es un gran placer y estímulo tu visita.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, y gracias por tu obra.
estimado pinguino hace algunos meses deje un comentario acerca de esta rola y del grupo mcc,aunque confieso que no estaba suficientemente enterado de su obra solo tenìa el disco de sobrevivientes en donde ya no era la alineaciòn original y tenìa grabadas algunos temas de sus demos, conozco mejor la trayectoria de àlvarez en casino shangai y sangre azteka,pero como te comentè en la critica de tu otro blog ahora tengo el disco de demos del 80 al 84 y estoy redescubriendo a mcc es un disco excelente y espero alguna critica tuya sobre mas rolas de ellos,nunca es tarde para redescubrir buenos grupos.saludos.
ResponderEliminarEstupendo que se haya reeditado el disco, amigo Simón. Yo lo tuve original, lo presté y no me lo devolvieron, y hace poco un amigo me lo prestó para copiarlo, lo que es un gran alivio para mí. Así que ahora podrá estar al alcance de todos, no lo desaprovechen. En el otro blog apenas publiqué un análisis sobre otra rola del grupo, así que tomará un tiempo hacerlo de nuevo, por aquello de la variedad, pero obviamente MCC da para muchos análisis, seguramente aparecerán más cosas por ahí.
ResponderEliminarUn abrazo.