miércoles, 19 de mayo de 2010

24. HABRÁ TIEMPO

Letra, música e intérprete: Armando Rosas.
Disco: Habrá tiempo.



Habrá un tiempo
en que habrá tiempo;
no lo perderemos:
lo derrocharemos,
y haremos de este ocio prioridad nacional.

Habrá un tiempo
en que habrá tiempo;
caminaré sin prisas
entre amigos, entre risas,
y me fumaré un cigarro en la Alameda Central.

Un peso aquí y un peso allá,
rasguñando,
porque esta vida poco da;
un dominó en la mesa,
un vaso de cerveza
y un buen concierto recordar.

Volverán esos días de antaño
cuando en mi barrio no era un extraño,
y las heridas en las rodillas
punzaban más
que los fuertes dolores de este corazón.

Volverán esos días de antaño
cuando en mi barrio no era un extraño,
y las heridas en las rodillas
punzaban más
que los fuertes dolores de este corazón.

Habrá tiempo,
y nos reiremos de este tiempo,
y miraremos con nostalgia aquel tiempo cuando no había tiempo,
me dormiré desnudo y volveré a soñar.

Habrá un tiempo
en que habrá tiempo;
no lo perderemos:
lo derrocharemos,
y haremos del amor religión oficial.

Un peso aquí y un peso allá,
rasguñando,
porque esta vida poco da;
un dominó en la mesa,
un vaso de cerveza
y un buen concierto comentar.

Volverán esos días de antaño
cuando en mi barrio no era un extraño,
y las heridas en las rodillas
punzaban más
que los fuertes dolores de este corazón.

Volverán esos días de antaño
cuando en mi barrio no era un extraño,
y las heridas en las rodillas
punzaban más
que los fuertes dolores de este corazón,
corazón,
corazón,
corazón.


Anteriormente mencionamos que las canciones optimistas son escasas en el rock mexicano de calidad. Ya analizamos por qué. Pero Habrá tiempo de Armando Rosas es quizá más un canto de nostalgia que optimismo puro. En ese sentido, se acerca más a rolas como Tarde o temprano de Qual, Desde mi moto de Jaime López y Toca un rock’n’roll de Real de Catorce, canciones que intentan el rescate de una generación y sus sueños, creyendo que, si no se cumplieron, es sólo porque aún no llega el momento, pero que tendrá que llegar. Pero esta última postura no es tanto una convicción auténtica, sino la expresión de un deseo, de manera literaria, porque ninguno de estos compositores se caracteriza por la inocencia acrítica (perdonando el pleonasmo). Es decir, es la nostalgia, el deseo de vivificarla, lo que realmente impulsa estas canciones, y no un optimismo simplón, que desconozca la precariedad del contexto social, económico e histórico imperante. Así, Habrá tiempo no promueve un nuevo estado de cosas, sino la vuelta a una época pasada, más clara, más digna, más esperanzada, o mejor dicho, en que las esperanzas no eran castillos en el aire, sino posibilidades reales, políticas, ideológicas, artísticas, humanas. La vida de barrio, la pertenencia al mismo, la identidad verdadera, la fe en el amor, la amistad, el disfrute del arte, etc., son elementos añorados, pero sólo se añora lo que se siente perdido. Y lo más perdido es precisamente el tiempo, el ocio, lo que realmente permite valorar todo lo otro. Así, Habrá tiempo es una canción más crítica de lo que parece, porque rechaza una actualidad vacía, sin colores, sin tiempo. Obviamente hay un cierto espíritu hippie en la rola —y que comparte con las otras canciones mencionadas—. Es esa la época perdida, esos sueños los que tendrán que volver, porque si no vuelven, nada valdrá la pena. Pero esta postura no tiene nada de reaccionaria, aunque pudiera perecerlo a algún extremista: es una manifestación de la sensibilidad de Armando Rosas, auténtica y limpia, la expresión de un momento emocional, de remembranza, ante lo perdido. Ya habrá otras canciones para proponer la renovación, la lucha, o para hacer crítica más pronunciada. Pero los compositores plasman momentos internos diferentes de canción en canción, así que Habrá tiempo se limita a desahogar ese sentimiento: la nostalgia.
La letra de Habrá tiempo es transparente, sin recovecos. Su base es la enumeración de esos elementos añorados y simples: las noches de dominó y los tragos con amigos, las conversaciones, la música, la calma, los placeres sencillos. Todo lo que la falta de tiempo impide disfrutar y aun recordar. Por lo mismo, el espíritu del tema requería un tratamiento estilístico directo, un lenguaje claro, pero preciso, no la obviedad. Y todo aquel que haya disfrutado los momentos lúdicos y la camaradería cómplice infantil o adolescente podrá identificarse con Habrá tiempo, aunque no pertenezca al momento histórico que la canción alude. Un gran acierto de sencillez y honestidad emocional.
La música y el arreglo de Habrá tiempo son estupendos. Recuerdan un número de music hall, una canción de cabaret, de congal, lo que Armando Rosas ha intentado también muy atinadamente en Supliendo el amor, y de alguna manera en Mi más viejo amor, No te olvides y La balada del pez. La melodía, cadenciosa y cachonda, alude también a una época pasada, que quizá no coincide del todo con el espíritu hippie de la letra (excepto si incluimos el soul o fonky lento de Otis Redding, al que la canción algo recuerda, sobre todo en I’ve been loving you too long), pero que, al aludir a un momento musical pasado, igual funciona. El arreglo es simplemente impecable, sostenido en el piano, también nostálgico, que recuerda la esencia juguetona de You know my name (look up the number) de los Beatles, además de los teclados más atmosféricos, que llenan y apuntalan la melodía perfectamente. Por su parte, la voz de Rosas, áspera y nasal, resulta adecuada para subrayar el tema del barrio de la infancia y la adolescencia.
De este modo, Habrá tiempo conmueve por su honestidad, por la limpieza de alma con la que Armando Rosas expresa esa nostalgia por el paraíso generacional perdido, cálido, diáfano, feliz.

6 comentarios:

  1. Después de esa excelente reseña, no hay mucho que decir, salvo lo que ya hemos comentado, es difícil encontrar malas letras en Armando Rosas y siempre tiene la imaginación y los recursos musicales para crear arreglos convincentes y "ad hoc" a la letra

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  2. Muchas gracias por tus palabras, amigo Ariel.

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  3. Gran rola de el maestro Rosas, y si, todos esperamos en algun momento parar nuestro trajin diario y pararnos a disfrutar de lo esencial de la vida y volver a ser lo que un dia fuimos.Por cierto, la version de Nina Galindo me gusta mas, por el estilo blusero que le imprime con su voz, como que la hace mas nostalgica, un caso similar a la rola Desde mi motocicleta de Jaime Lopez, tambien la version de Nina me gusta mucho.

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  4. Gracias por recordar ambas referencias, estimado lalorock, aunque en ambos casos yo prefiero las versiones de los autores, porque, como en otras ocasiones (y como señalo en el análisis de "Tren de Guanatos" en el otro blog), siento que Nina le resta un poco de fuerza a estas rolas.
    Saludos.

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  5. Que rolita, me hace regresar el tiempo a cuando era niño y me sentía protegido por mis jefes y después uno crece y vienen las complicaciones, el andar siempre taloneando el pipirin hasta el cansancio y no tienes el tiempo para las cosas simples y te vas perdiendo la vida, con estas reseñas que hiciste mi buen Pingüino, me has hecho recordar esas simplezas que tanto me gustaron y que ahora tienen un gran significado en mi vida y como disfruto esa cerveza con mis cuates jugando domino y ahora aquí me tienes “comentando” viejas rolas y conciertos, Gracias al buen Armando Rosas por existir!!.

    Las interpretaciones de Nina, me parecen estupendas y su disco “antes del toque de queda” es imprescindible, aunque la rola que a mi gusto mejor le queda es la del “Boyler” que después con el Arellano ya “pierde” igual que la de “mujer con aliento de pantano” del Catana, con el se oye fea, jajaja.

    En cuanto a Nina, en una ocasión fui con un buen amigo a verla en el LUCC, ese día toco (canto) ella y Real de Catorce, mi cuate quedo extasiado con la buena de Nina y su comentario fue “esta chava no necesita hacer nada en el escenario, con solo cantar ya te atrapo” el iba a ver al Real pero Nina lo atrapo.
    En otra ocasión la fui a ver a “al bar las hormigas” y allí estaba cantando chulo de bonito y casi al final le empecé a pedir que cantara “La Reyna” del Catana y ella seguía cantando, y fue tal mi insistencia que se bajo de escenario y se fue a mi mesa y me dice orale vamos a cantarla juntos!! Chales y ahí estaba yo cantando con esa artista, auque solo cante un par de estrofas bien chiveado, en aquellos días aun no existían los celulares ni las cámaras digitales y no pude tener una foto de ese momento.
    Suerte!!

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  6. Genial anécdota, amigo Margarito, seguramente inolvidable para ti. Coincido en que "El boiler" es la mejor rola del disco de Nina, justo porque le da el matiz preciso. Por cierto, el título de la rola del "aliento de pantano" es "Mujer en la sombra", por si a alguien le interesa. A mí sí me gusta más la versión de Catana, aunque sé que cuesta a veces acostumbrarse a su estilo excesivamente rasposo.
    Muchos saludos.

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