Letra, música e intérprete: Gerardo Enciso.
Disco: A contracorriente.
Disco: A contracorriente.
Horario coagulado a mediodía,
con la lluvia a cuestas. No hay sonrisas.
Ni siquiera el dulce rostro de a mentiras
que te mira de reojo en la vitrina.
Pero ahora llueve, no me importa
si me tomas o me dejas, si las bardas son un circo,
si prohíben las tocadas y las bandas pintan “¡basta!”.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país.
Sudando en cada esquina la agonía,
con la rabia a cuestas. No hay salidas.
Ni siquiera el tonto rostro de oficina
que te mira y que te pide la cartilla.
Pero ahora llueve, nada importa.
Sin dinero en los bolsillos pido fiada una cerveza.
Llego a casa, y mi guitarra ya me espera.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Cansado ya de sobrevivir y de sentir la soga al cuello.
Con el rostro hundido en una cerveza,
se apagaron las ganas prendidas de andar.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país...
con la lluvia a cuestas. No hay sonrisas.
Ni siquiera el dulce rostro de a mentiras
que te mira de reojo en la vitrina.
Pero ahora llueve, no me importa
si me tomas o me dejas, si las bardas son un circo,
si prohíben las tocadas y las bandas pintan “¡basta!”.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país.
Sudando en cada esquina la agonía,
con la rabia a cuestas. No hay salidas.
Ni siquiera el tonto rostro de oficina
que te mira y que te pide la cartilla.
Pero ahora llueve, nada importa.
Sin dinero en los bolsillos pido fiada una cerveza.
Llego a casa, y mi guitarra ya me espera.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Cansado ya de sobrevivir y de sentir la soga al cuello.
Con el rostro hundido en una cerveza,
se apagaron las ganas prendidas de andar.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país...
Si hablamos de la postura maldita, visceral, radical de Arturo Meza, Gerardo Enciso es el otro gran exponente de ese temperamento. Lo que en Meza es crítica directísima, en Enciso es rabia pura, explosión. Palabras que son esquirlas. Ya hablamos de los anti-himnos a la Ciudad de México cuando revisamos Yo no nací en La Huasteca de Eblén Macari. Pues Gerardo Enciso va más allá, y crea el Anti-himno Nacional con Amo a mi país, una especie de respuesta al poema Suave patria de López Velarde. Como todos los anti-himnos, esta rola pasea del amor contumaz, pero maquillado, al odio declarado, que sólo oculta al primero. Pero Enciso esta vez no disimula ese amor: lo declara sin ambages. La queja es el desamor del país, el olvido hacia sus hijos, como una respuesta de signo contrario a la rola ¡Ay, mis hijos! de Jaime Moreno Villarreal, compuesta junto a Guillermo Briseño y Alejandro Lora. Al contrario de ese lamento, en Amo a mi país es el hijo el traicionado por la patria, y no al revés. Sin proponérselo, ambas canciones abarcan la población total: la rola de Moreno Villarreal toca a la mayoría, pero la de Enciso le da voz a los escasísimos justos que pagan por los excesivos pecadores. Así, ¡Ay, mis hijos! es una canción social, crítica, mientras que Amo a mi país es intimista, expone un dolor interno, existencial. Si Roger Waters cierra The wall rescatando la solidaridad de los artistas y los sensibles (“corazones sangrantes”), Gerardo Enciso nos muestra todo lo que padecen en un mundo frío, vacío, agreste. Un mundo que es la patria propia, México, en esta canción, pero que fácilmente se amplía en otras. Sólo la lluvia da ese alivio momentáneo, el mismo que la canción propicia en el oyente, porque la visceralidad de Enciso es notablemente catártica para su público.
La letra de Amo a mi país parece más sencilla de lo que realmente es. Esto se debe a su lenguaje claro, de figuras literarias más bien transparentes, pese a que algunas son profundas y poéticas (“el rostro hundido en una cerveza”, “horario coagulado a mediodía”). Pero es en la estructura donde radica la propuesta formal. Las dos cuartetas usan el encabalgamiento en su segundo verso. Además, los primeros versos de los dos primeros tercetos son muy similares: ambos marcan el mencionado alivio de la lluvia; son respiros anímicos, pequeñas puertas para el desahogo, muy bien calculadas. Por último, Enciso añade otro terceto, que cumple una función de punto climático, casi perpendicular a la línea narrativa, donde se expresa la esencia del fondo, para después volver al estribillo. De esta manera, podemos ver cuánto trabajo estructural oculto tiene esta canción, para poder valorar su calidad estilística. Lenguaje poético sencillo y hondamente emotivo, más estructura bien cuidada, igual a canción sólida, redonda. Gerardo Enciso lo hace parecer sencillo. Pero no lo es.
La música de Amo a mi país se fundamenta en la originalidad del rasgueo de la guitarra, a momentos sólo de bitonos o en tríada, algo habitual en Enciso. Esto en su versión acústica original. En el arreglo del disco A contracorriente Enciso cambió a una guitarra absolutamente rítmica, por la incorporación de más instrumentos. Por eso dudé cuál de las dos versiones elegir. Pero bueno, ya que Enciso decidió grabarla finalmente así, podemos añadir que el arreglo del disco A contracorriente es sólo correcto; queda la sensación de que la canción daba para más. La melodía de la rola es básicamente de balada-rock, pese a tener una mayor fuerza. En el terceto de clímax señalado hay un ligero cambio al estilo rocanrolero clásico, sin alterar la velocidad ni el ritmo, para después volver al estilo principal. Algo que Enciso usa también en Corredor callejero y otras canciones. La voz de Gerardo adquiere matices ásperos o dulces según lo va necesitando la letra. Esto es todo un mérito, porque, pese a ser sutil, también es claro. Un ejemplo muy notorio de esto se da en Vals de la muerte, pues este recurso también lo utiliza regularmente, siempre de manera muy afortunada. Significa que Gerardo Enciso tiene un control de las modulaciones de la voz muy destacado, sabe usarlo y regularlo con mucha precisión.
Por todo esto, Amo a mi país es una canción conmovedora y catártica, firme y dolorosa como todo anti-himno, pero con el mérito de la originalidad del punto de vista: el de los pocos que no depredan, sino padecen la patria terrible.
La letra de Amo a mi país parece más sencilla de lo que realmente es. Esto se debe a su lenguaje claro, de figuras literarias más bien transparentes, pese a que algunas son profundas y poéticas (“el rostro hundido en una cerveza”, “horario coagulado a mediodía”). Pero es en la estructura donde radica la propuesta formal. Las dos cuartetas usan el encabalgamiento en su segundo verso. Además, los primeros versos de los dos primeros tercetos son muy similares: ambos marcan el mencionado alivio de la lluvia; son respiros anímicos, pequeñas puertas para el desahogo, muy bien calculadas. Por último, Enciso añade otro terceto, que cumple una función de punto climático, casi perpendicular a la línea narrativa, donde se expresa la esencia del fondo, para después volver al estribillo. De esta manera, podemos ver cuánto trabajo estructural oculto tiene esta canción, para poder valorar su calidad estilística. Lenguaje poético sencillo y hondamente emotivo, más estructura bien cuidada, igual a canción sólida, redonda. Gerardo Enciso lo hace parecer sencillo. Pero no lo es.
La música de Amo a mi país se fundamenta en la originalidad del rasgueo de la guitarra, a momentos sólo de bitonos o en tríada, algo habitual en Enciso. Esto en su versión acústica original. En el arreglo del disco A contracorriente Enciso cambió a una guitarra absolutamente rítmica, por la incorporación de más instrumentos. Por eso dudé cuál de las dos versiones elegir. Pero bueno, ya que Enciso decidió grabarla finalmente así, podemos añadir que el arreglo del disco A contracorriente es sólo correcto; queda la sensación de que la canción daba para más. La melodía de la rola es básicamente de balada-rock, pese a tener una mayor fuerza. En el terceto de clímax señalado hay un ligero cambio al estilo rocanrolero clásico, sin alterar la velocidad ni el ritmo, para después volver al estilo principal. Algo que Enciso usa también en Corredor callejero y otras canciones. La voz de Gerardo adquiere matices ásperos o dulces según lo va necesitando la letra. Esto es todo un mérito, porque, pese a ser sutil, también es claro. Un ejemplo muy notorio de esto se da en Vals de la muerte, pues este recurso también lo utiliza regularmente, siempre de manera muy afortunada. Significa que Gerardo Enciso tiene un control de las modulaciones de la voz muy destacado, sabe usarlo y regularlo con mucha precisión.
Por todo esto, Amo a mi país es una canción conmovedora y catártica, firme y dolorosa como todo anti-himno, pero con el mérito de la originalidad del punto de vista: el de los pocos que no depredan, sino padecen la patria terrible.
Cuantas veces nos queda en la boca el sabor de que este bendito pais nos queda mucho a deber, que por mas esfuerzo que se haga no se avanza o se avanza muy poco, el martirio de quedarse sin empleo y tener que ver "los tontos rostros de oficina que te piden la cartilla". Como bien lo dijiste mi estimado pinguino, un antihimno y un tema insignia para todos aquellos a los que nos ha tocado bailar siempre con la mas fea. Por cierto, a mi me gusta mas la version acustica, se oye con mucho mas fuerza y proyecta mas el sentimiento de desesperanza que Enciso nos muestra en esta gran rola.
ResponderEliminarCoincido en todo, estimado lalorock. Cantar esta rola fue un gran aliviane en momentos muy duros de mi vida. Imagino que a más de uno le pasó lo mismo...
ResponderEliminarEsta rola en Guadalajara el Gerardo se quedo parado y con la guitarra colgando mientras todos la cantábamos y todo el disco “a contra corriente” me ayudo un mucho a pasar un trago amargo en mi vida, un día salí a trabajar a la ciudad de León y en la carretera a Querétaro, chin, pum, cuas, como dijera el Choluis, que me embarro en la carretera, el bochito se deshizo yo con varias heridas y el carro en el interior lleno de sangre, pensé ya me cargo la chi..., después de varias operaciones ya estaba en mi cama del hospital y ahí un cuate de la chamba me regalo un Walkman y suave que me llevan este casete del Gerardo y como me ayudo a levantarme “amo a mi país” y en especial la rola
ResponderEliminar“a contra corriente”
Sabes muy bien
que he tenido que andar
nadando a contra corriente
pero a pesar de esta historia fugaz
sigo mirándote de frente
tuve que treparme a las sombras de esta ciudad
tocando pared que hiere la piel
siguiéndote los pasos
morirme entre tus brazos
pero aquí estoy otra vez
surgiendo de entre todos mis miedos
para ver caer de nuestros cuerpos el miedo
Tuturuto, turoruto
siénteme, sígueme
yo se muy bien que has tenido que andar
sintiendo golpes en tu vientre
pero esta ves sin mirar hacia atrás
tenemos que mirar al frente
tuve que treparme…….
Todas las canciones tiene efectos en nuestras vidas y me alegra ser parte de ellas muy a mi modo y disculpa que no ponga fechas, la memoria es flaca y para no regarla así lo dejamos.
Nada que disculpar, estimado Margarito, yo también soy malo para las fechas. Y muchas gracias por compartir una experiencia tan personal. Me confirma que la obra de Enciso es altamente catártica, porque a mí una rola suya también me sacó de un hoyo negro exitencial: "Entre la guerra y la paz" (aprovecho para probar algo con esto: una rola tan importante en mi vida, y que por lo mismo me gusta especialmente, no aparece en esta lista, muestra de que el gusto personal no es un criterio que considero válido para el sentido crítico comparativo de este blog).
ResponderEliminarCoincido con lo último que dices de las canciones, estimado Margarito, aunque también tengo clarísimo, por experiancia, que no toda la gente es sensible al arte.
Un abrazo.
Siempre será mejor una Caguama a crédito que un frutsi regalado.
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