Disco: Sobrevivientes.
me puse a pensar:
soy relieve del planeta,
un caudal de ideas y grietas,
cometa,
quimera,
vuelo sideral,
un dilema en la oscuridad.
Ya inventaste al amor…
¿y ahora qué vas a forjar?
Mínima porción
de luz estelar,
el mundo y sus materiales,
añejado en arsenales,
escenas,
rituales,
drama universal,
una espera, guerra sin final.
Ya alcanzaste el terror:
esta cultura va hirviendo.
Como comenté antes, el grupo MCC siempre se ha caracterizado por el nivel poético de sus letras, de imágenes engañosas, porque son transparentes por sí mismas si se toman aisladas, pero complejas en su interrelación, en la suma total. Los amores de Tato es un buen ejemplo de ello. Cuando uno termina la lectura de todos sus versos, desconcierta sentir que las líneas que iban quedando claras se opacan al final, al integrar un todo. Pero no es de extrañar tanto si uno rememora otras muestras de rock progresivo. Ya mencionamos Eclipse de Pink Floyd, a la que podríamos agregar otras, como Echoes, Time y Set the controls for the heart of the sun. Los Beatles también lo han hecho, en canciones como The continuing story of Bungalow Bill, Glass onion e incluso con humor negro en Maxwell’s silver hammer. Además de estas influencias rockeras, seguramente MCC se ha nutrido de la literatura mexicana y latinoamericana, porque ese juego entre transparencia momentánea y opacidad final es uno de sus rasgos distintivos, a partir del llamado Boom, como lo muestran obras como Los recuerdos del porvenir de Elena Garro o el famoso poema breve Aquí de Octavio Paz (“mis pasos en esta calle / resuenan / en otra calle / donde / oigo mis pasos / pasar en esta calle / donde / sólo es real la niebla”), entre muchos otros ejemplos.
Los amores de Tato es una canción de auto-revisión, de introspección, una respuesta más para las preguntas fundamentales: ¿qué soy?, ¿qué alcances tengo? Y una vez más, como tantas veces en el rock, no hay realmente una respuesta. Lo importante es el proceso humano, la duda misma, sensible, consciente. A través de una estructura simétrica, las estrofas de la rola muestran el gran manejo de la sutileza de MCC. La pregunta retórica y filosófica que desencadena todo se plasma con una intensidad impecable, angustiada ante el tamaño de la existencia, pero con cierta salida a través del amor y la rebeldía. Así, Los amores de Tato es una de las canciones más ontológicas del rock mexicano.
Y por si todo esto fuera poco, la música de la canción es sencillamente alucinante. Más cercanos a la música estelar del Pink Floyd de la época de Syd Barret, de canciones como Atronomy domine y A saucerful of secrets, a Exiliado celeste de Arturo Meza y al Eblén Macari del mencionado Música para planetarios, MCC crea arreglos futuristas, de vanguardia. Los amores de Tato inicia con un sonido de “grillos eléctricos”, para introducirnos a un mundo sonoro riquísimo y novedoso de sintetizadores y recursos de estudio. La música revienta al entrar la impactante voz de Mario Rivas, pero al terminar la letra, la melodía se queda en un estanque de notas que semejan burbujas musicales, que los juegos guturales y onomatopéyicos de Rivas acompañan y adornan. Toda una red, un bombardeo sonoro lleno de detalles y pasadizos instrumentales. Por todo ello, Los amores de Tato es una obra maestra del rock progresivo mexicano.
Los amores de Tato es una canción de auto-revisión, de introspección, una respuesta más para las preguntas fundamentales: ¿qué soy?, ¿qué alcances tengo? Y una vez más, como tantas veces en el rock, no hay realmente una respuesta. Lo importante es el proceso humano, la duda misma, sensible, consciente. A través de una estructura simétrica, las estrofas de la rola muestran el gran manejo de la sutileza de MCC. La pregunta retórica y filosófica que desencadena todo se plasma con una intensidad impecable, angustiada ante el tamaño de la existencia, pero con cierta salida a través del amor y la rebeldía. Así, Los amores de Tato es una de las canciones más ontológicas del rock mexicano.
Y por si todo esto fuera poco, la música de la canción es sencillamente alucinante. Más cercanos a la música estelar del Pink Floyd de la época de Syd Barret, de canciones como Atronomy domine y A saucerful of secrets, a Exiliado celeste de Arturo Meza y al Eblén Macari del mencionado Música para planetarios, MCC crea arreglos futuristas, de vanguardia. Los amores de Tato inicia con un sonido de “grillos eléctricos”, para introducirnos a un mundo sonoro riquísimo y novedoso de sintetizadores y recursos de estudio. La música revienta al entrar la impactante voz de Mario Rivas, pero al terminar la letra, la melodía se queda en un estanque de notas que semejan burbujas musicales, que los juegos guturales y onomatopéyicos de Rivas acompañan y adornan. Toda una red, un bombardeo sonoro lleno de detalles y pasadizos instrumentales. Por todo ello, Los amores de Tato es una obra maestra del rock progresivo mexicano.
Sí, este era un grupo que pudo hacer cosas más trascendentes, era una reunión de gente muy talentosa, cultos y lectores, tenían a la mejor voz del rock nacional y a un musicazo que se llama Enrique Quezadas, acabo de descubrir el disco de Orquesta Mondragón con canciones de autores mexicanos, Jaime López sobre todo y me dió mucho gusto que también esté una rola de quezadas.
ResponderEliminarCierto, amigo Ariel, y en su época, MCC también contó con Humberto Álvarez, otro musicazo. Quezadas me gusta, pero para ser sinceros añoro un poco su etapa más experimental, porque le daba el conocimiento y la técnica para ello. En lo trovadoresco siento que se limita un poco, aunque eso lo hace sentir su mismo nivel alto como músico; seguramente otra sería la opinión si lo conociera de cero, sólo por lo que hace ahora.
ResponderEliminarPreciosa canción, pienso que el título es engañoso, ignoro si Tato sea algún personaje de algún libro, tienen que ver más como el basto universo que con el amor.
ResponderEliminarMagnífica rola, rock progresivo mexicano!! El título no le queda, ignoro si Tato sea un personaje de algún libro de ciencia ficción?, "Vuelo Sideral" o "Drama Universal" le hubiera quedado mejor, saludos Estimado Pingüino.
ResponderEliminarIgualmente, amigo Margarito. Yo creo que el título es una muestra más de ese misterio propio de los progresivos. No sé a qué se refiera, seguramente es una referencia más personal, que los músicos progresivos siempre se permiten.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por la opinión y el aporte, amigo Juan. Yo no coincido contigo en lo del "synthpop", porque esa parte final, más experimental, no se las oigo a esos pops señalados prácticamente nunca. Lo que pasa es que un grupo cargado a los sintetizadores y no las guitarras algo puede recordar eso, pero veo (escucho) las suficientes diferencias, sobre todo en la ambición musical, como para sentirlos distantes...
ResponderEliminarRespecto al cassette de Mario, lo conozco completo, porque me lo prestaron, pero en esa época no tenía manera de digitalizarlo, y no lo copié en kct tampoco. La verdad es que todo el material está grabado de manera muy pobre, casera, así que vale más como testimonio que como grabación misma, pero igual es interesante conocerlo, ojalá lo consigas, amigo Juan. Por cierto, no pude descargar el disco, ni el de Nuevo México, me marca error.
Un abrazo, y gracias de nuevo.
No recuerdo qué decía el mensaje de error, amigo Juan, pero ya se solucionó, al parecer era sólo temporal. La impresión que me dio es que era problema de thinfi, no de Mega, pero ya se arregló, y por suerte pude descargar ambos discos, lo que vuelvo a agradecerte mucho.
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