Letra, música e intérprete: Gerardo Enciso.
Disco: Demos 1984/1997, volumen 1.
Disco: Demos 1984/1997, volumen 1.
Eros, pasado en la conciencia
rítmica de la imaginación.
Musas desnudas, de piel almendrada,
danzando alegóricamente,
con perfumes mustios
de primavera en flor.
Imágenes divinas,
estampadas en paredes
del placer.
Dulce candor de anhelos,
en garganta y voz
de la pasión.
Eros hiriente,
punzando lentamente
sentimientos
hundidos en caos, a fuerza
de soledad.
Dulce angustia,
reposada
en sueños
de virginidad.
Eros amor, Eros ansia, Eros dolor.
Eros amor, Eros ansia, Eros dolor.
Eros…
rítmica de la imaginación.
Musas desnudas, de piel almendrada,
danzando alegóricamente,
con perfumes mustios
de primavera en flor.
Imágenes divinas,
estampadas en paredes
del placer.
Dulce candor de anhelos,
en garganta y voz
de la pasión.
Eros hiriente,
punzando lentamente
sentimientos
hundidos en caos, a fuerza
de soledad.
Dulce angustia,
reposada
en sueños
de virginidad.
Eros amor, Eros ansia, Eros dolor.
Eros amor, Eros ansia, Eros dolor.
Eros…
Conocí la canción Eros de Gerardo Enciso hace mucho tiempo. Es una canción vieja en su carrera; tanto, que nunca la incluyó en ninguno de sus discos. Yo la conocí y grabé del radio, como mucho del material inédito de esta lista y de mi colección. Lo notable de Eros es que no tiene ningún lazo común con ninguna otra rola de Enciso. Y es lógico, precisamente porque pertenece a los inicios de su carrera, cuando exploraba más el rock progresivo que la posterior canción rupestre. Y desde entonces me pareció una canción maravillosa, llena de paisajes sonoros, con un arreglo atmosférico poco común en una canción con letra (obviamente sí hay semejanzas musicales, con el progresivo de grupos como Decibel o Banda Elástica, que sólo hacen piezas instrumentales). Por eso ha sido una grata sorpresa que Gerardo Enciso la incluyera como parte de su disco Demos 1984/1997, un CD de rescate de piezas viejas, algo que ya hicieron, por ejemplo, Silvio Rodríguez con Al final de este viaje y Érase que se era en la trova, y Lucerna Diogenis con No lo encontrarás y Qual con Unas cintas perdidas en el rock.
Eros posee características propias de un himno; es decir, un canto laudatorio. Pero como suele ocurrir con los rockeros, sobre todo rupestres, es más bien ambiguo, una especie de declaración de amor-odio, que ya hemos visto al analizar Yo no nací en La Huasteca de Eblén Macari sobre la ciudad, o En el hambre, en el frío y en el pan de Arturo Meza sobre la relación amorosa. En Eros, Gerardo Enciso le canta al amor, o mejor dicho, al erotismo (sabida es la diferencia, pero no está de más revisar El erotismo de Georges Bataille o La llama doble de Octavio Paz), pero reflexionando sobre su lado áspero, doloroso, incluso limitante, al volvernos prisioneros de sus dictados, necesitados del otro para medir y aun demostrar nuestra existencia, de acuerdo con cierta línea de la Ontología. De esta manera, Eros es más bien un antihimno, la transcripción de ese conflicto interno ante el amor y el erotismo. Así, hay un campo semántico negativo (“hiriente”, “punzando lentamente sentimientos”, “hundidos en caos”. “soledad”, “angustia”), que se alterna con otro positivo (“imaginación”, “piel almendrada”, “primavera en flor”, “imágenes divinas”, “placer”, “dulce candor de anhelos”), y con ello se cumple la esencia del auténtico arte: revisar al ser humano en su totalidad, sin las parcialidades fáciles, miopes y mercadotécnicamente calculadas para explotar la sensiblería, de las baladas kitsch comunes. Eros analiza al mismo tiempo todos los lados, al estilo del Cubismo, pero no como recurso formal; en este caso, es el fondo el que requiere esa amplitud de visión, inteligente y crítica. Para la forma, Enciso escoge un lenguaje cercano al de los himnos grecolatinos (no en balde utiliza al Eros mitológico), pero renovado por las imágenes más modernas. Un ejemplo es la metáfora “paredes del placer”, combinación del elemento más moderno con otro tradicional. Lo mismo con “sentimientos hundidos en caos”. De este modo, actualiza el estilo del himno grecolatino (cercano a lo que hizo Novalis con sus Himnos a la noche, Bernardo Ortiz de Montellano en su poema Himno a Hipnos y Neruda con sus Odas elementales), pero lo reduce, en una letra más bien minimalista, pero profunda. Gracias a estas combinaciones, Enciso propicia una letra a la vez dulce y fuerte, tierna y crítica, leve e intensa, sin que se sienta contradicción. La estrofa final resume todo: “Eros amor, Eros ansia, Eros dolor”, a través de la figura retórica llamada gradación, bien calculada, para reflejar los tres momentos que suele transitar el erotismo. Así, el lenguaje poético y la profundidad y sensibilidad de su fondo crean una letra breve y emotiva; concisa, pero honda.
Pero si la letra tiende a lo minimalista, la música es muy ambiciosa. Una guitarra acústica arpegiada introduce la melodía, pero con la entrada de la voz también se suman un piano, unos teclados atmosféricos y un coro femenino impecable (lamentablemente no tengo el dato de los instrumentistas), que elevan la intensidad del arreglo poco a poco, mientras la voz de Gerardo Enciso, cuidadosa, de una suavidad poco común en él, desarrolla la letra. La melodía fluye por caminos diversos, que incluyen cambios de ritmo, de tono, pausas, caídas y vueltas a la guitarra sola, y nuevos rompimientos con más instrumentos, sobre todo un solo de flauta traversa, con un piano adornando al fondo, sutil, enriquecedor. Hasta el momento extraordinario en que la guitarra ejecuta un arpegio de estilo clásico, como puente a un regreso a la melodía principal. Después de un par de estrofas más, la música cae en una especie de estanque sonoro, que de pronto revienta en un solo de piano sobre la guitarra, y luego con la incorporación de percusiones, sonidos de sintetizador, flauta, además de un piano eléctrico, en un largo pasaje, muy poderoso y disfrutable. Todo esto crea un ambiente fabuloso, una atmósfera deliciosa, llena de detalles significativos, al estilo de Set the controls for the heart of the sun de Pink Floyd, pero con aire más jazzístico. Hasta que este pasaje sonoro se aquieta de nuevo, ya en la última estrofa, que cierra y resume el espíritu letrístico y musical de la canción. De este modo, Eros es una de las piezas más extraordinarias del rock progresivo mexicano, pese a que su autor muy pronto se fue por una vía distinta, rupestre, como también ocurrió con Arturo Meza (también se han dado cambios en sentido inverso, como ocurrió con Lucerna Diogenis, del urbano y lo rupestre al progresivo, o con Iván Rosas y Roberto González, de lo rupestre a la fusión experimental con el son y la música afro). En todo caso, Eros es una de las rolas más experimentales del rock nacional (sólo comparable con la mencionada Cenzontle de Jaime López), una muestra de las inquietudes y búsquedas sonoras y letrísticas que un artista auténtico como Gerardo Enciso necesita avivar permanentemente. Un auténtico regalo que Enciso rescató del olvido, interesante además para valorar su proceso evolutivo. Sin duda una maravilla.
Eros posee características propias de un himno; es decir, un canto laudatorio. Pero como suele ocurrir con los rockeros, sobre todo rupestres, es más bien ambiguo, una especie de declaración de amor-odio, que ya hemos visto al analizar Yo no nací en La Huasteca de Eblén Macari sobre la ciudad, o En el hambre, en el frío y en el pan de Arturo Meza sobre la relación amorosa. En Eros, Gerardo Enciso le canta al amor, o mejor dicho, al erotismo (sabida es la diferencia, pero no está de más revisar El erotismo de Georges Bataille o La llama doble de Octavio Paz), pero reflexionando sobre su lado áspero, doloroso, incluso limitante, al volvernos prisioneros de sus dictados, necesitados del otro para medir y aun demostrar nuestra existencia, de acuerdo con cierta línea de la Ontología. De esta manera, Eros es más bien un antihimno, la transcripción de ese conflicto interno ante el amor y el erotismo. Así, hay un campo semántico negativo (“hiriente”, “punzando lentamente sentimientos”, “hundidos en caos”. “soledad”, “angustia”), que se alterna con otro positivo (“imaginación”, “piel almendrada”, “primavera en flor”, “imágenes divinas”, “placer”, “dulce candor de anhelos”), y con ello se cumple la esencia del auténtico arte: revisar al ser humano en su totalidad, sin las parcialidades fáciles, miopes y mercadotécnicamente calculadas para explotar la sensiblería, de las baladas kitsch comunes. Eros analiza al mismo tiempo todos los lados, al estilo del Cubismo, pero no como recurso formal; en este caso, es el fondo el que requiere esa amplitud de visión, inteligente y crítica. Para la forma, Enciso escoge un lenguaje cercano al de los himnos grecolatinos (no en balde utiliza al Eros mitológico), pero renovado por las imágenes más modernas. Un ejemplo es la metáfora “paredes del placer”, combinación del elemento más moderno con otro tradicional. Lo mismo con “sentimientos hundidos en caos”. De este modo, actualiza el estilo del himno grecolatino (cercano a lo que hizo Novalis con sus Himnos a la noche, Bernardo Ortiz de Montellano en su poema Himno a Hipnos y Neruda con sus Odas elementales), pero lo reduce, en una letra más bien minimalista, pero profunda. Gracias a estas combinaciones, Enciso propicia una letra a la vez dulce y fuerte, tierna y crítica, leve e intensa, sin que se sienta contradicción. La estrofa final resume todo: “Eros amor, Eros ansia, Eros dolor”, a través de la figura retórica llamada gradación, bien calculada, para reflejar los tres momentos que suele transitar el erotismo. Así, el lenguaje poético y la profundidad y sensibilidad de su fondo crean una letra breve y emotiva; concisa, pero honda.
Pero si la letra tiende a lo minimalista, la música es muy ambiciosa. Una guitarra acústica arpegiada introduce la melodía, pero con la entrada de la voz también se suman un piano, unos teclados atmosféricos y un coro femenino impecable (lamentablemente no tengo el dato de los instrumentistas), que elevan la intensidad del arreglo poco a poco, mientras la voz de Gerardo Enciso, cuidadosa, de una suavidad poco común en él, desarrolla la letra. La melodía fluye por caminos diversos, que incluyen cambios de ritmo, de tono, pausas, caídas y vueltas a la guitarra sola, y nuevos rompimientos con más instrumentos, sobre todo un solo de flauta traversa, con un piano adornando al fondo, sutil, enriquecedor. Hasta el momento extraordinario en que la guitarra ejecuta un arpegio de estilo clásico, como puente a un regreso a la melodía principal. Después de un par de estrofas más, la música cae en una especie de estanque sonoro, que de pronto revienta en un solo de piano sobre la guitarra, y luego con la incorporación de percusiones, sonidos de sintetizador, flauta, además de un piano eléctrico, en un largo pasaje, muy poderoso y disfrutable. Todo esto crea un ambiente fabuloso, una atmósfera deliciosa, llena de detalles significativos, al estilo de Set the controls for the heart of the sun de Pink Floyd, pero con aire más jazzístico. Hasta que este pasaje sonoro se aquieta de nuevo, ya en la última estrofa, que cierra y resume el espíritu letrístico y musical de la canción. De este modo, Eros es una de las piezas más extraordinarias del rock progresivo mexicano, pese a que su autor muy pronto se fue por una vía distinta, rupestre, como también ocurrió con Arturo Meza (también se han dado cambios en sentido inverso, como ocurrió con Lucerna Diogenis, del urbano y lo rupestre al progresivo, o con Iván Rosas y Roberto González, de lo rupestre a la fusión experimental con el son y la música afro). En todo caso, Eros es una de las rolas más experimentales del rock nacional (sólo comparable con la mencionada Cenzontle de Jaime López), una muestra de las inquietudes y búsquedas sonoras y letrísticas que un artista auténtico como Gerardo Enciso necesita avivar permanentemente. Un auténtico regalo que Enciso rescató del olvido, interesante además para valorar su proceso evolutivo. Sin duda una maravilla.
No conocía esta rola ni el cd que mencionas, siempre hay cosas bellas que descubrir.
ResponderEliminarA pesar de su antigüedad (creo que es de 1984 ó 1985), de toda la lista esta es la rola que se editó más recientemente; el disco salió hace poco, por eso no la conoce mucha gente.
ResponderEliminarEsta canción le debe MUCHO a la participación de Carlos Esegé en los teclados. En mi opinión fue en sus inicios, cuando trabajaba con Esegé, que Gerardo hizo lo mejor de su carrera. Esegé vivie en EEUU desde hace muchos años, y es un distinguido compositor de música contemporánea (ya no como "esegé", sino con su nombre real, Carlos Sánchez Gutiérrez). Gerardo tiene varias grabaciones tempranas con Esegé y el primer "Poder Ejecutivo" que alguna vez me mostró: ¡Que las publique!
ResponderEliminarGracias por el dato, José. Y de acuerdo contigo, los teclados en esta rola son indispensables en su alto nivel. Recuerdo a Carlos Esegé en la lista de agradecimientos del disco "A contracorriente" de Enciso, pero ignoraba que había trabajado directamente con él como músico. Quizá las grabaciones que comentas aparezcan en el segundo volumen de los Demos de Enciso, porque se supone que este disco es sólo el primero que editará con material antiguo.
ResponderEliminarUn saludo, y gracias por la visita y el aporte.
Claro, Esegé fue el fundador del Poder Ejecutivo, la primera banda de Gerardo. Se fue a EEUU poco antes de la salida de A Contracorriente y, de hecho muchos de los arreglos de ese disco son de Esegé, aunque no le hayan dado crédito (lo se porque escuché a la banda en vivo muchas veces, y conocí personalmente a todos sus integrantes). Hay un arreglo de "Amo a mi país" que grabaron solos Carlos y Gerardo que no tiene abuela. Ojalá lo publique Gerardo algún día. Una verdadera joya. Como dato adicional, ¡¡me acabo de enterar de que Esegé trabajó de nuevo con Gerardo en su nuevo disco, que está a punto de salir!! Ah, y una petición, precisamente hablando de músicos tapatíos: El hermano de Carlos, Alfredo Sánchez (de El Personal, Forseps, etc) es un gran compositor también. Sus canciones deben estar en esta lista, sin lugar a dudas. ¡Saludos y felicitaciones por tu blog, que es magnífico!
ResponderEliminarDe nuevo gracias por el aporte y las generosas palabras, José. En cuanto a la petición, ya el blog está hecho, y su propia naturaleza lo hace inalterable (salvo por datos erróneos corregibles, como ya ha ocurrido). Como digo en la PRESENTACIÓN, lo que se haga a partir del 2010 ya pertenecerá a un momento ajeno a esta lista. Ojalá aparezcan esfuerzos similares, tanto para lo nuevo, como para otra opinión y otro análisis. Pero tu opinión queda ahí, estimado José, a consideración de todos, y se agadece mucho, como todas.
ResponderEliminarUn gran saludo, y ojalá puedas seguir opinando por acá.
Infame, canalla, desgraciado Pingüino Elemental, deberás te pasas!!
ResponderEliminarYo un admirador por muchos años del Gerardo, que en mi estadía en Guadalajara de 1989 al 1992, conviviendo muy de cerca con el, comprando sus discos y casetes piratas no tengo ni había escuchado este portento de Rola, la neta no tengo perdón de Dios!!, que este circulando el CD que mencionas y que ni lo conozco, aun cuando esta rola la escuche aquí en tu blog hace varios meses, me apena confesar que aun no cuento con ese material.
La rola es genial esa flauta suena bien rico, esta frase “Dulce angustia, reposada en sueños de virginidad” Carambolas!! Que piano!! Me remite a mis sueños eróticos de juventud, jejeje.
Suave el aporte mi buen Pingüino y disculpa tanto epíteto, pero si, ya se me esta pasando el coraje.
Un fuerte y decembrino abrazo,
Ja, ja, descuida, amigo Margarito, que a todos nos pasa desconocer material muy valioso. A mí me ha pasado muchas veces con el cine clásico, por ejemplo. En la música me pasa menos, pero con el rock extranjero sí me ha pasado. Por ejemplo, varias cosas que publica mi cuate Ariel en su blogs "Con la luna" y "Los sueños" lo desconocía. Y con el jazz europeo también me ha costado trabajo ponerme a tono con sus riquezas históricas. Uno siempre trata, pero el material es demasiado y el tiempo escaso...
ResponderEliminarUn abrazo.
recaspitam ya vmoas a casi un año de esos ultimos comentarios y yo, que tamben em gusta un chingo la musica de gerardo y aquein admiro tanto, aun no escucho esta cancion, aun no puiedo escucharla, el reproductos no funciona pos mas que reinicio y etceteras, consefuir sus disco para mi sin dinero y sin viajes a la ciudad es dificil pero ya me las arreglare, debo escuchar esta rola, gracias por todo de nuevo pinguino
ResponderEliminarYo mismo tuve problemas al revisarla ahora, amigo José, pero me resultó cuando hice click en "actualizar" en el navegador. Ahí sí se pudo, así que te recomiendo que intentes eso. Seguramente el problema es que se trata de una canción larga, así que pesa varios megas y tarda en cargarse. Pero prueba con el método que te digo, y me cuentas si pudiste.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Pues ese tema (Eros), Rodrigo de Oyarzabal lo transmitió en el programa (En el rol de todos los días), sería el año 86 probablemente; fue un especial en el cual también salieron al aire temas de la grabación que hiciera Gerardo para Radio Educación.
ResponderEliminarEfectivamente, estimado Unknown, justo ahí la oí primero, como comento en el post.
ResponderEliminarSaludos y gracias por el aporte.